Cuéntame un cuento...

...o una historia, o una anécdota... Simplemente algo que me haga reir, pensar, soñar o todo a la vez, si cabe ..Si quereis mandarme alguna de estas, hacedlo a pues80@hotmail.com..

miércoles, octubre 31

Voglio un uomo che mi ami

Che sappia come toccarmi, che scopra come eccitarmi
Che mi parli con gli occhi, che ascolti la mia voce
Che indaghi il mio spirito, che sconvolga le mie certezze
Che mi guardi come alla sua Dea, che mi lasci andare
Che mi accompagni, che sappia andare solo
Che inciampi nei suoi limiti, che sorrida ai miei
Che sappia bruciarmi la pelle, che completi la mia carne

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martes, octubre 30

Trafalgar

(Este artículo lo escribió Arturo Pérez Reverte para El Semanal, como adelanto de una de sus novelas. Revive uno de los momentos previos a la batalla de Trafalgar, donde se ve que el sistema de "poner los cojones sobre la mesa" no es algo nuevo...)
Puede encontrarse en http://www.clubelsemanal.com/web/articulo.php?id=957&id_edicion=88

El almirante Villeneuve buscaba un pretexto para no hacerse a la mar y permanecer en Cádiz a resguardo de los ingleses. El punto era que, bajo el camelo de consultar, pretendía echar la culpa a los españoles, más conscientes que nadie de la debilidad de sus tripulaciones y el mal estado de muchos navíos. Saltaba a la vista que la intención del gabacho era decirle al emperador que se plegaba al consejo español de quedarse en casita. Esos sucios españoles ya se sabe, Sire, etcétera. Todo el día oliendo a ajo, con sus barcos de mierda y sus oficiales rezando el rosario. Qué le voy a contar, majestad imperial, lo que sufro teniéndolos bajo mi mando. Snif.

Pero lo cierto es que salir en busca de los ingleses era poco aconsejable, según se planteó de común acuerdo al final del consejo: venía mal tiempo y era mejor seguir allí, de momento, obligando a los ingleses a un bloqueo que desgastaría sus fuerzas. Al cabo ése fue el informe enviado por Villeneuve a París. Pero en el consejo las cosas no transcurrieron tan plácidamente como el informe hacía creer. Los franceses, pese a que ellos mismos tenían graves deficiencias en sus barcos y tripulaciones, diezmadas por la reciente revolución y por el desastre de Abukir, empezaron la charla muy sobrados, o-la-lá, confundiendo la prudencia realista de los españoles con pura y simple caguetilla. Gravina, el almirante español, estuvo callado al principio, dejando al mayor general Escaño poner las cosas en su sitio: barcos escasos de tripulación, dijo, insuficiente armamento, el Santa Ana, el San Justo y el Rayo con la iteuve mal hecha, la marinería reclutada a hostias, inexperta en la maniobra y el manejo de los cañones, y así. Hasta ustedes mismos, les dijo a los gabachos, han tenido que completar tripulaciones con soldados de sus regimientos de infantería. Mientras que los ingleses, fogueadísimos, llevan en la mar desde que Wellington era cabo. Además el barómetro baja, añadió Escaño, y se avecina mal tiempo. En ese punto, el almirante franchute Magon (un chulo de aquí te espero) dijo:

–Aquí lo que baja es el valor.

Y puso cara de fumarse un puro. Entonces Dionisio Alcalá Galiano, comandante del Bahama, hombre por lo general finísimo y mesurado (con una biografía impresionante: cartógrafo, científico, explorador y excelente marino), dio un puñetazo en la mesa y lo invitó a salir afuera para repetir eso mismo con una espada en la mano, a ver si lo que bajaba era el valor de los españoles o el nivel de ingresos en el barrio chino de Marsella de la madre del señor almirante Magon. –¿Ha usted comprí o no ha usted comprí?

–¡Nomdedieu!... ¿Quesquildit cetespagnoll?

–Digo que a su señora madre se la tiran pagando.

–¡Mais vuayons!… ¡C’est inaudit ni jamais escrit!

–Perdona, chaval, pero no hablo catalán. ¿Du yu spikin spanish?

Al fin se puso paz a duras penas, pero luego fue Villeneuve quien volvió a la carga, viendo el cielo abierto, diciendo que bueno, que si los españoles no querían salir, que no se salía. Pas de probleme, mes amis. O sea. Dacord. Y ahí fue el educadísimo y diplomatiquísimo almirante
Gravina, que también empezaba a mosquearse, quien se vio obligado a precisar que los españoles estaban dispuestos a salir si se les mandaba que salieran. ¿Comprí, mesanfants? Nus sortons silfó y si no fó también sortons (como era tan finolis, Gravina sí que hablaba un francés de puta madre). Y recordó al señor almirante Villeneuve que, en vez de marear tanto la perdiz (mareer la perdrix), más le valía tener en cuenta que siempre que se operó con escuadras cmbinadas (combinés), los navíos españoles fueron los primeros en entrar en fuego y bailar con la más fea (danser avec la plus espantose); como en Finisterre, y no es por señalar (pur signaler), donde los navíos franceses de ustedes, tan intrépidos, desampararon al Firme y al San Rafael y se quedaron rascándose los huevos (se touchant les oeufs) mientras, después de batirse los nuestros como leones (su propio emperador lo dijo), se los llevaban apresados los ingleses por el morro. ¿Nespá?... Dicho lo cual, como los franchutes aún se miraran unos a otros con ojitos de guasa, como diciendo a nosotros nos la van a dar con fromage estos pringadillos, Gravina se olvidó de la diplomacia, de las recomendaciones de Godoy y de sus bailes con la reina, se puso en pie y dijo: pues vale, colegas. Hasta aquí hemos llegado. Jusqua icí exacteman oujurduí. Para cojones, los míos.

–A la mar ahora mismo, todos. Y maricón el último.

Y los otros españoles se levantaron con él, diciendo eso, qué hostias, a la mar todo Cristo y que salga el sol por Antequera. Cagüentodo ya. Tras lo cual Villeneuve recogió velas y dijo pardón, mesiés, tampoco es para ponerse así, jamais de la vie, no es cosa de salir de cualquier manera,
veamos. Voyons, mes camarades. Serenité, egalité y fraternité. Votemos. Y votaron, claro. Magón votó por levar anclas. El resto, los españoles, Villeneuve y también sus tigres gabachos de los siete mares que se comían a los ingleses sin pelar, votaron por no salir, de momento. Y ahí quedó la cosa. Lo que pasa es que, a los pocos días, Villeneuve se enteró de que Napoleón, que estaba de él hasta la punta del nabo, mandaba al almirante Rosily para relevarlo y con la orden de que volviera a París, donde los periódicos lo estaban poniendo también a caer de un burro. O sea: que se quite de enmedio ese subnormal y se presente aquí cagando leches; que uno de estos días tengo que irme a machacar un poco a los austriacos y ganar la batalla de Austerlitz o alguna de ésas, pero antes le voy a arreglar el pelo. Entonces a Villeneuve le entró el pánico, claro, porque el Petit Cabrón, a las malas, era peor que Nelson un rato largo. Y decidió que, en fin, mejor salir a jugársela, aunque fuera sin esperanza de comerse un colín, a verse en el paredón o con la cabeza metida en el invento del doctor Guillotin después de un consejo de guerra sumarísimo. Y bueno.

Llamó a Gravina; y éste, que después de lo dicho ya no podía volverse atrás, y además tenía encima de la chepa al hijo de puta de Godoy diciéndole por correo, a diario, que tragara cuanto hubiera que tragar y que cumpliera las órdenes del franchute a rajatabla, no se fuera a cabrear
el Napo de los huevos, no tuvo otra que encogerse de hombros y decir, vale. Okey, Mackey. Levemos anclas, y que sea lo que Dios quiera. Como dijo el mayor general Escaño cuando los capitanes españoles se despedían unos de otros: que no quede nada por hacer, hijos míos. Así al menos, salvaremos el honor. Y allí estaban todos ahora, salvando el honor a falta de otra cosa, cerca del cabo Trafalgar, metidos en la mierda hasta las cejas, arrastrando consigo, en tan inmensa gilipollez, a miles de desgraciados a los que el honor, el valor, el pundonor y toda aquella
murga terminada en or se la traía, la verdad, bastante floja.

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lunes, octubre 29

Historia absurda

(Esta historia se publicó en El Pais el 24 de agosto de este año; la pongo aquí porque la encuentro sencillamente genial).

Me encontraba en la cocina, pelando filosóficamente (¿hay otro modo?) unas judías verdes para la cena, cuando entró el perro y me preguntó si íbamos a salir. No le contesté porque, sabiendo como sé que los perros no hablan, deduje que aquello sólo podía ser una alucinación auditiva, producto del calor o de una siesta confusa, de la que no me había recuperado. Por eso, se me heló la sangre en las venas (¿en dónde si no?) cuando mi mujer, que estaba en la habitación de al lado, me preguntó con quién hablaba. Con nadie, balbuceé intentando ocultar mi turbación. Pues si no te importa hazlo en voz baja, añadió ella.

Permanecí un rato observando atónito al perro y luego continué pelando las judías como si no hubiera pasado nada (a partir de cierta edad, los sucesos sin explicación se multiplican como hongos). Pero al día siguiente, estaba limpiando unas sardinas con las escamas plateadas (influencia de Lorca), cuando entró de nuevo el perro con expresión de querer decirme algo. Esta vez me adelanté a él y di un par de ladridos muy convincentes. ¿Por qué ladra el perro?, preguntó mi mujer. Porque quiere salir, dije, es la hora. Pues sácalo, sugirió ella. Le puse la correa, nos fuimos a la calle y estuvimos una hora hablando de Kierkegaard sin levantar sospechas.

Juan José Millás

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viernes, octubre 26

De amor y de sexo

(Leído como frase introductoria a una novela vista en un aeropuerto)

El amor es la respuesta, pero mientras esperas la respuesta, el sexo levanta algunas preguntas bastante interesantes.

Woody Allen

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miércoles, octubre 10

Los comienzos de la aviación

(Lei esta anécdota en Peluche, y no puedo resistirme a ponerla aquí)

La primera tripulación de la historia de la aviación la conformó un singular grupo formado por un gallo, un pato y una oveja, que en 1783,volaron en un globo de aire caliente por obra y gracia de los hermanos Montgolfier.

El único que no salió con vida de tan novedosa empresa fue el gallo, queacabó pateado por la oveja en pleno vuelo.

El artefacto, fabricado en tafetán, se elevó durante ocho minutos desde los jardines de Versalles hasta una altura de 460 mts, para asombro de Luis XVI. Dos meses después, un físico -Pilâtre de Rozier- y un aristócrata -el marqués de Arlandes- protagonizaron el primer vuelo humano de la historia.

Los dos sobrevivieron, por cierto.

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martes, octubre 9

Todo es relativo

El padre entro a la habitación de su hija y encontró una carta sobre la cama. Con la peor de las premoniciones la leyó mientras temblaban las manos:

"Queridos papa y mama, con gran pena y dolor os digo que me he escapado con mi nuevo novio. He encontrado el amor verdadero y es fantástico. Me encantan sus piercings, cicatrices, tatuajes y su gran moto. Pero no es solo eso: estoy embarazada y Yonatan dijo que seremos muy felices en su poblado. Quiere tener muchos mas niños conmigo y ese es uno de mis sueños. He aprendido que la marihuana no daña a nadie y la vamos a cultivar para nosotros y nuestros amigos.”

“Ellos nos proporcionan toda la cocaína y pasta base que queremos. Entretanto rezaremos para que la ciencia encuentre una cura para el SIDA, para que Yonatan se mejore. Se lo merece. No te preocupes por el dinero: el Yoni lo ha arreglado para que participe en las películas que sus amigos Brayan y Maikel ruedan en su sótano. Por lo visto puedo ganar 50 euros por escena, 50 más si hay más de tres hombres en la escena y 50 más si participa un caballo.”

“No te preocupes mama. Ya tengo 15 años y se como cuidar de mi misma... Algún día os visitare para que podáis conocer a vuestros nietos.”

"Con cariño, vuestra querida hija."

"P.D.: Papi, es una broma. Estoy viendo la tele en la casa de la vecina. Solo quería mostrarte que hay cosas peores en la vida que mis notas, que te adjunto a la presente"

Respuesta del padre:

"Le he dado a leer la nota a tu madre. Le ha dado un infarto del susto y hemos tenido que ingresarla en el hospital. Los médicos temen por su vida. Al decirle a los abogados lo que ha pasado me han recomendado que haga uso de la figura del repudio, por lo que ya no eres nuestra hija, así que te hemos quitado del testamento. Hemos tirado a la basura todas tus cosas y hemos habilitado tu habitación como despacho.”

También hemos cambiado la cerradura de casa por lo que tendrás que buscarte un alojamiento, pero no intentes pagar con tarjeta, porque la hemos anulado, y hemos cancelado tu cuenta en el banco (el dinero que había allí, lo vamos a utilizar para el tratamiento de tu madre). Por cierto, no intentes llamarnos para pedirnos dinero, porque hemos anulado el contrato de tu teléfono móvil y hemos dado de baja tu número.

Las joyas que tenias guardadas, tu equipo de música, y la colección de CDS y películas, las hemos vendido al vecino del quinto (ese que te cae tan mal y que dices que te vigila por la ventana cuando te cambias de ropa...) ¡Ah!! Por cierto, tendrás que buscar también un trabajo, porque
ya no te vamos a pagar los estudios ni las clases de música. Para el caso de que no puedas conseguir ni trabajo ni alojamiento, te recomiendo al "Perico".

Es un tío que conocí en la mili, y no se muy bien a que se dedica, pero le he mandado una foto tuya y me ha dicho que una chica como tu no tendría problemas para vivir en ciertos países del Zagreb que el conoce.

En fin espero que en tu nueva vida todo te vaya bonito y que seas muy feliz.
Tu padre

P.D.: Hija, es una broma. Estoy viendo la tele en casa con tu madre, que esta perfectamente y riéndose a carcajadas. Solo quería mostrarte que hay cosas peores en la vida que pasarte las próximas tres semanas castigadas sin salir de casa, por las notas, y sin ver la tele, por la bromita."

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viernes, octubre 5

¿Qué quieres ser de mayor?

(Creo que lo leí en Cambalache. Es realmente buenísimo)

– ¿Y tú, que quieres ser en tu próxima reencarnación?
– Yo, pez del portal de Belén
– ¿?
– Porque beben y beben y vuelven a beber

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