Monet/Boudin: caminos y pinturas paralelos

(Un texto de Pedro Del Corral en El Mundo del 26 de junio de 2018)

Desde el momento en que Eugéne Boudin conoció a Claude Monet en la papelería Gravier de El Havre (Normandía) tuvo claro que se convertiría en unos de los principales representantes de la pintura francesa. Aquella tarde de primavera de 1856, le felicitó por su trabajo como caricaturista, por el que ya comenzaba a destacar, y le animó a seguir estudiando y pintando, invitándole a hacerlo junto a él. Lo que el maestro impresionista no sabía entonces fue que, con el paso del tiempo, su aventajado alumno le superaría y su producción quedaría vinculada a él de por vida. Se llevaban 16 años, pero la diferencia de edad nunca les impidió compartir tantos puntos de partida ni tantos caminos paralelos.

Se acercaron y se alejaron por temporadas. Dieron vueltas y generaron revueltas. Intercambiaron palabras de orgullo y nostalgia con reproches y deudas morales. Esa eclosión e influencia es la que el Museo Thyssen [descubrió] en una exposición dedicada a ambos pintores [en 2018] y que persigue arrojar luz sobre este periodo de aprendizaje y sobre los orígenes del impresionismo.

«Su historia tiene un enorme atractivo como duelo biográfico», [explicó] Guillermo Solana, director de la pinacoteca, sobre la muestra […]. «De no haber conocido a Boudin, Monet podría haber sido otro completamente distinto».

[En la muestra se enfatizaron] los intereses que compartían ambos artistas, como la atracción por la iconografía de la vida moderna -plasmada en escenas de veraneantes en la playa de Trouville-, por los efectos cambiantes de la luz -qué protagonizaron la mayor parte de los pasteles y óleos de ambos pintores- y, finalmente, por la naturaleza semisalvaje de los acantilados de las costas de Bretaña y Normandía.

«Boudin es uno de los máximos representantes de la pintura al aire libre francesa de mediados del siglo XIX y, por tanto, sabía cómo observar la naturaleza», ha señalado Juan Ángel López Manzanares, comisario y autor de la investigación. «Monet aprende esa técnica que será fundamental en su pintura».

[…] la primera pintura conocida de Monet, Vista de los alrededores de Rouelles. […] «Por un lado, Boudin realizaba estudios de su entorno durante los meses de verano y otoño, para luego trasladarlos a los cuadros durante invierno y primavera», ha continuado López Manzanares. «Monet comienza a trabajar de la misma forma, pero siempre acababa por embalarlos sin terminar y llevárselos al taller». De modo que, en el caso del primero, la pintura preliminar y la final eran distintas, mientras que en el segundo es la misma. «Eso le permite a Monet tener una mayor fidelidad de lo que ve, frente a Boudin que se basa en los recuerdos para componer sus obras».

Escenas de playa, paisajes agrestes, efectos atmosféricos, horizontes soleados, cielos cambiantes... Del centenar de obras expuestas, entre el 75 y el 80% nunca se ha visto en España. Uno, porque Boudin es prácticamente desconocido en nuestro país. Y dos, porque Monet es uno de los artistas más cotizados en el mercado. «Los trazos de Boudin siempre fueron más tradicionales en el uso del color, mientras que la intención de Monet era crear un impacto retiniano a través del paisaje», apostilla Manzanares.