Hipótesis 1421: ¿dio China la vuelta al mundo un siglo antes que Elcano?
(Un texto de
"Hace ya más de diez años me tropecé con un increíble descubrimiento, una pista oculta en un antiguo mapa, que aunque no conducía a ningún tesoro enterrado, parecía sugerir que la historia del mundo tal y como se ha conocido y tratado durante siglos habría de ser radicalmente revisada". Tal era el prometedor arranque de un libro publicado en Reino Unido en 2002 por un desconocido capitán de submarino británico retirado llamado Gavin Menzies (Londres, 1937) que se convirtió en un 'bestseller' internacional con más de tres millones de ejemplares vendidos en 20 idiomas. Titulado '1421. El año en que China descubrió el Nuevo Mundo', su espectacular tesis rezaba así: una gigantesca flota china comandada por el almirante eunuco musulmán Zheng He llegó a las costas de América más de medio siglo antes que Cristóbal Colón. Y no sólo. También dio la vuelta al mundo circunnavegado el globo terráqueo justo un siglo antes de que lo hiciera el español Juan Sebastián Elcano, cuya proeza conmemoramos [en 2019] en el quinto centenario de su partida.
¿Cuál fue aquel "increíble descubrimiento" de Menzies? ¿Pudieron los chinos haber conquistado el imperio azteca antes que los españoles como imaginaba el historiador Ian Morris en las páginas de su libro '¿Por qué manda Occidente por ahora?' (Ático de los Libros, 2014) cuando comentaba la sorprendente tesis del marinero inglés? Adelantamos las conclusiones: lo más probable es que la 'Hipótesis 1421' de Menzies sea errónea, los historiadores casi en su totalidad la han rechazado, algunos con palabras bastante gruesas. De hecho, cuando le preguntamos al profesor Felipe Martínez-Armesto, de la cátedra de Historia Mundial y Medioambiental del Queen Mary College de Londres, nos responde: "No sé si Gavin Menzies es un loco o un charlatán, pero no cabe otra explicación de sus disparates ridículos. Es una persona litigiosa, así que no sé si usted querrá citarme. Supongo que mi reseña de su libro original sigue disponible. Salió si me acuerdo bien en 'Literary Review'. Tomé el encargo en plan de broma porque no me pareció posible que una persona racional propusiera una tesis tan absurda. ¡Suerte con el artículo!".
Y sin embargo, como añade Morris, "1421' tiene el mérito de que nos obliga a preguntarnos por qué las cosas pasaron de ese modo. Es una cuestión clave, puesto que si se hubieran desarrollado tal y como las describe Menzies, es muy posible que hoy no mandara Occidente".Concluía Menzies su libro: "Magallanes vio el estrecho que habría de llevar su nombre y el Pacífico representados en un mapa antes de zarpar; y eso solo puede significar que alguien había atravesado el estrecho y navegado por el Pacífico antes que él, y que además había dibujado animales nativos de la Patagonia antes de que ningún europeo tuviera noticias de ellos. El hecho de que ese 'alguien' era chino lo confirman los dibujos de animales (publicados en 1430) y los objetos chinos hallados a lo largo de la ruta que siguieron, así como los continentes mostrados en los mapas chinos que se han conservado. Que los chinos disponían de los barcos, los conocimientos, los fondos y el tiempo para realizar tan extraordinaria circunnavegación del mundo es algo que está fuera de toda duda, como lo está que en aquella época nadie más podía haber hecho tal cosa".
El libro de Gavin Menzies, escrito con un estilo tremendamente seductor, en primera persona, por un marino osado que realiza sus propias investigaciones al margen de la historia dominante, fue un ejemplo perfecto de cómo fabricar un 'bestseller'. La historia la resumía el investigador e historiador sevillano hace algunos años en un excelente artículo en el que relataba cómo primero el entorno del escritor lanzó la sorprendente idea gancho, recogida por varios periódicos, de que viajeros chinos descubrieron América 70 años antes.
"Esta idea se convirtió en oro", explica Camprubí, "cuando Menzies anunció a toda voz que daría pruebas de su tesis en una charla en la Royal Geographical Society de Londres: dada la expectación generada en torno aquella presentación, la editorial Transworld (conocida por el lanzamiento en inglés de 'El código da Vinci') decidió adelantarse a la misma y comprar los derechos del libro por medio millón de libras para evitar que subieran de precio. Con ese dinero se reunió un equipo de escritores para la producción del libro '1421', dirigidos por el escritor por encargo profesional Neil Hanson. También se financiaron varios negocios paralelos al 'bestseller' en ciernes: películas documentales, congresos, ruedas de prensa, artículos de periódicos... Menzies no tiene empacho en reconocer este proceso de producción y la editora de Transworld admite sin reparos que no trató de determinar la veracidad de las tesis de Menzies, sino que se esforzó en darles verosimilitud histórica y carácter comercial".
Cuando historiadores de diferentes nacionalidades —también chinos— empezaron a señalar las vías de agua de la Hipótesis 1421 y reclamaron pruebas de entidad a Menzies, este explicó que no podía aportarlas porque las bitácoras y los registros oficiales de Zheng desaparecieron a lo largo del siglo XV, lo cual es cierto pero resulta además muy conveniente para sus elucubraciones. Pero entonces, ¿por qué en todo el ingente corpus literario que conservamos de la dinastía Ming no se mencionan tan asombrosos descubrimientos? ¿Cómo pudieron aquellos barcos del siglo XV obtener la velocidad exigida por la teoría? ¿Y por qué las parcas pruebas aportadas por Menzies son tan pobres cuando no parecen directamente falsificaciones?
Unos tacharon directamente el ensayo de Gavin Menzies de 'historia basura', otros lo colocaron en el mismo estante que los célebres libros de Eric Von Däniken sobre las insistentes visitas que en tiempos remotos realizaron a nuestro planeta seres extraterrestres. Y también hubo quien sencillamente invitó a disfrutar de un libro sin duda apasionante como una buena novela de ficción. Y sin embargo, volviendo al historiador Ian Morrris, la Hipótesis 1421 sí podría tener sentido historiográfico como historia alternativa o contrafáctica para responder a una pregunta que a los historiadores les encanta aunque se nieguen a admitirlo en público: "¿Qué hubiera pasado sí...?".
Occidente gobierna el mundo desde que los soldados de la reina Victoria saquearon el Palacio de Verano del emperador Xianfeng en 1860. Lo logró gracias a la Revolución Industrial, al carbón y al acero, a su dominio de los mares y a que, como glosó con escasa delicadeza el poeta anglofrancés Hilaire Beloc: “Pase lo que pase tenemos / la ametralladora Maxim y ellos no”. Pero ¿de dónde procedían aquellas increíbles ventajas? ¿Por qué no fue la armada china la que se abrió paso a cañonazos por el Támesis? "China es un león durmiente. Cuando despierte, el mundo se echará temblar". La predicción aventurada por Napoleón en 1816 parece hoy precisa: no hay duda de que el león ya abrió los ojos. Pero ¿por qué estaba dormido? China fue durante la mayor parte de la historia el país más rico, poderoso y tecnológicamente avanzado del mundo hasta que algo misterioso ocurrió desencadenando una interminable decadencia que Europa supo aprovechar para tomar la delantera y someterla. El misterio ha alimentado en los últimos tiempos los más apasionados debates historiográficos.
"La respuesta más popular", afirma Morris, "es que las cosas ocurrieron así porque en el siglo XV los emperadores chinos perdieron interés en mandar barcos a ultramar, mientras que los reyes europeos (o al menos algunos de ellos) se interesaron mucho en ello. Y hasta cierto punto, es una respuesta correcta.. Cuando Yongle murió en 1424, el primer acto de su sucesor fue prohibir los viajes de larga distancia. Como era de esperar, los príncipes del océano Índico dejaron inmediatamente de enviar tributos, de modo que el siguiente emperador envió a Zheng de vuelta al golfo Pérsico en 1431, solo para que su sucesor, Zhengtong, volviera a cambiar de política y a prohibir las navegaciones de largo alcance. En 1436, la corte rechazó repetidas peticiones de los astilleros de Nankin que solicitaban más trabajadores, y durante la siguiente década o dos la gran flota se pudrió. Hacia 1500, ningún emperador podría haber repetido los viajes de Yongle aunque hubiera querido".
Pero quizá fue la cultura y no los grandes hombres o los idiotas incompetentes lo que envió a Hernán Cortés y no a Zheng He a Tenochtitlán.
Etiquetas: Cuentos y leyendas, Culturilla general
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