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lunes, agosto 18

Eresictón de Tesalia

(Extraído de un texto de Pedro Pérez en la página observandoalbosque.com publicado el 5 de diciembre de 2022)

Eresictón o Erisictón, rey de Tesalia e hijo de Tríopas. Este personaje de quien hablaremos a continuación, a diferencia de Aracne, no tenía ningún don. Pero, lo que si tenía era un gran desprecio por los dioses, tanto así, que no les rendía culto, cosa que terminaría siendo su condena. Su ofensa a los dioses no se hizo esperar cuando fue a talar una encina (árbol) sagrada en los bosques consagrados como santuario a la diosa de la agricultura Deméter, o su equivalente romano, Ceres. En dicho bosque habitaban ninfas y dríadas, las cuales trataron de detener al rey. Sin embargo, no hubo manera, llegando incluso a amenazar con matarlas a ellas y a la misma Deméter con el hacha que utilizaba para talar la gran encina.

“Las dríadas se duelen y piden a Ceres que castigue al autor de daño tan grande. Asiente la diosa, y luego de meditar la clase de pena que le infligiría, decide agobiarlo con el hambre. Ya que los hados prohíben que Ceres y el Hambre se junten, ordena aquélla que una de las oréadas busque a ésta en su morada de Escitia, triste tierra sin frutos ni árboles donde habita junto con el Frío, el Palor y el Temblor (…)” Ovidio. Metamorfosis. Libro octavo (777- 795)

Luego de recibir el mensaje de la diosa Deméter, el hambre o Limos, entra al estómago del rey mientras duerme. Con esto, dice Ovidio “la comida le daría más hambre, y al comer, su estómago de igual manera quedaría vacío”. Es a partir de este momento, que la venganza de la diosa cae sobre Eresictón, ya que, padecería de hambre sin importar cuanto comiese.

Otro nombre con el que se le conoció fue el de Etón debido a su “hambre voraz”. Es aquí cuando producto del hambre insaciable causada por Limos, termina perdiendo toda su riqueza. Todos sus bienes se destinan inútilmente a saciar su hambre, terminando el rey como un vagabundo. Incluso vende a su hija Mestra o Metra, con el fin de saciar su hambre.

“(…) Ella recusa a su nuevo dueño, y va al mar a rogar a Neptuno, quien había tomado su virginidad, que la libre de aquél. El dios no desprecia la súplica, y cuando el dueño se acerca, da a la joven la figura de un pescador. Aquél, sin reconocerla, le pregunta por ella misma, diciendo que la acababa de ver en la playa. (…)” Ovidio. Metamorfosis. Libro octavo (843- 868)

Sin embargo, al enterarse Eresictón de que su hija había adquirido el poder de cambiar de forma, solo se le ocurrió venderla por comida repetidas veces. Y así sucedía, nos cuenta Ovidio que Mestra “al ser vendida una y otra vez, solo escapaba convirtiéndose en diferentes animales, y siempre volvía con su padre”. Sin embargo, ni siquiera esto sería suficiente para contrarrestar el castigo que le había dado la diosa Ceres a Eresictón, pues se cuenta que al final, con un hambre cada vez mayor, Eresictón se comió a sí mismo.

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