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miércoles, febrero 18

Pirámides en Albania: una historia de codicia

(Este texto lo leí hace unos meses en Cabovolo, cuando se descubrió el fraude de Madoff. Otra historia de codicia....)

Pirámides financieras ha habido muchas y en muchos lugares del mundo, pero hay una serie de aspectos que hacen especial la que sufrió Albania durante los años 1996 y 1997. El primero de ellos fue su tamaño relativo al de la economía del país, ya que en su pico el valor nominal de la pirámide llegaba a equivaler casi a la mitad del producto interior bruto del país. Otro su alcance, pues se calcula que dos tercios de la población habían "invertido" en ella. Y por último violencia que acompañó a su colapso, que provocó la caída del gobierno y dejó prácticamente al país en un estado de anarquía muy próximo al de la guerra civil, que costó la vida a unas 2,000 personas.

Albania había sido durante el régimen comunista de Enver Hoxha el país más aislado de Europa. La propiedad privada había sido abolida y la información del exterior que llegaba a la población era muy escasa. Cuando el país inició su transición de un sistema de mercado centralizado al libre mercado la población era una total desconocedora del funcionamiento de los mercados y los mecanismos de inversión. Además las instituciones financieras del país todavía eran un tanto rudimentarias y existían pocos bancos privados. Los tres bancos estatales seguían siendo los depositarios del 90 de los ahorros. El dinero empezaba a circular debido a las nuevas empresas y a las remesas enviadas por los albaneses que trabajaban fuera.

Los bancos ofrecían unos intereses reales positivos, pero empezaban a tener problemas con los créditos concedidos. Ante su imposibilidad de hacer frente a las demandas crediticias de las empresas y particulares, empezaron a aparecer compañías crediticias sin demasiado control. Junto a estas aparecieron también otras compañías que recurrieron a los pequeños ahorradores para conseguir dinero con el que financiar su actividad, fueron este tipo de compañías las que más tarde se convertirían en pirámides. Aunque no fueron sólo empresas las que se aprovecharon de esta locura inversora, sino que hay casos de particulares realmente sorprendentes, como el de una mujer que fue capaz de reunir más de 50 millones de dólares de ahorradores incautos y montar su propia pirámide, sin molestarse en hacer ninguna inversión real.

Las nuevas empresas que aparecieron, con la complicidad de altos funcionarios del gobierno se aprovecharon de un marco regulador confuso, en el que no estaba claro quien era el responsable de controlar que. El mismo Banco Central de Albania no tenía la autoridad suficiente para clausurar las compañías de crédito ilegal.

El modelo de inversión piramidal es sencillo, los primeros inversores que acuden reciben unos altos rendimientos por sus ahorros, que muchas no retiran sino que reinvierten. Es el boca a oreja de estos clientes "satisfechos" es el que atrae a nuevos inversores. Un sistema está condenado a ser insostenible, ya que los rendimientos pagados a los primero inversores provienen de los ingresos de los últimos y con el tiempo las responsabilidades financieras de la institución superan los bienes depositados. Si la pirámide no es descubierta antes, se descubre cuando los depositarios deciden retirar su inversión.

En el caso de Albania existían pirámides puras, es decir sin ningún tipo de bien detrás. Otras eran algo más ambiguas, pues si que tenían inversiones reales, muchas de ellas incluso ilegales, como el contrabando con la antigua Yugoslavia que estaba bajo bloqueo de la ONU, del que obtenían grandes beneficios. Pero incluso estas últimas, que podríamos llamar "empresas", cuando la crisis estalló eran ya únicamente pirámides financieras.

El fin se precipitó cuando a finales de 1995 la ONU suspendió la sanciones sobre Yugoslavia, lo que dejó sin "plan de negocio" a las empresas que se dedicaban al contrabando, ante la pérdida de estos ingresos la única opción que quedó a muchas de estas empresas "honradas" fue convertirse en pirámides financieras. Los altos intereses que permitían un rendimiento de hasta el 100% anual, contrastaban con la inflación no excesivamente alta que en 1995 rondaría el 5% y que llegaría a alcanzar el 17% en el 1996. Además nuevas pirámides entraban en el mercado. Muchas veces con intereses aún más atractivos, lo cuál obligaba a las ya existentes a mejorar los que ellas ya ofrecían llegando ya al 8% mensual.

La proliferación de pirámides tuvo unos efectos desastrosos. Cada vez menos ahorradores eran capaces de resistirse a sus atractivas rendimientos. Ya se llegaba a ofrecer hasta el 30% al mes, otros aún ofrecían más, triplicar el dinero en 3 meses. En Noviembre el dinero invertido llegaba a los 1,200 millones de dolares. Los albaneses vendían sus casas, los granjeros sus animales. Tal era la actividad comercial en el otoño del 1996, que Tirana parecía un matadero, lleno de granjeros que acudían con sus animales para venderlos, ansiosos por invertir el dinero obtenido en las pirámides.

Mientras el gobierno se limitaba a contemplar la situación pese a las advertencias del Banco Mundial y Fondo Monetario Internacional. Prensa y opinión pública creía ver en esas advertencias una conspiración de los extranjeros para dañar la imagen de las triunfantes nuevas empresas de Albania.

Pero la realidad es tozuda y el colapso del sistema financiero empezó cuando una de estas firmas, llamada Sude, no pudo hacer frente a sus pagos. Lo cual dañó la confianza en todas las empresas del sector. Más tarde, Sude y una segunda empresa, Gjallica, declararon la bancarrota. Las protestas en la calle no hicieron más que empezar. Las demás firmas siguieron su camino dejando de pagar los intereses. Ahora sí, el gobierno sí que reaccionó, primero rechazando compensar a los inversores por sus pérdidas y congelando los depósitos de estas firmas, para evitar que el dinero que tenían desapareciera.

Pero la situación ya era un caos, en Marzo de 1997, el gobierno había perdido el control del sur del país, en la calle más de un millón de armas circulaban provenientes de saqueos a cuarteles y comisarias, armas que podían verse en las protestas que se extendían por todo el país. Tiendas y almacenes también eran saqueados, la misma suerte corrían edificios estatales y bancos. La situación de descontrol se agravaba con los numerosos policías y militares habían desertado, en parte por simpatía con los manifestantes y en parte por sus salarios miserables.

El odio de la población hacia el gobierno era total, la gente lo culpaba de la situación, por lo que el presidente Berisha tuvo que dimitir, haciéndose cargo de las riendas del país un gobierno interino. Los ingresos del gobierno caían en picado, las aduanas y agencias de recaudación de impuestos fueron asaltadas. Muchas fábricas se vieron obligadas a parar su producción, el lek, la moneda albanesa, se depreció un 40% frente al dólar y la inflación, ahora sí se disparó, sólo en la primera mitad del 1997 llegó a subir un 28%.

Por qué la gente culpaba al gobierno? Si bien el gobierno jamás aconsejo invertir en las pirámides, si que las toleró e incluso legitimó, según los críticos. Los gestores de estas empresas eran vistos en las recepciones oficiales e incluso eran entrevistados en las televisiones públicas casi a diario. Las conexiones con el partido del presidente Berisha eran más que obvias y más tarde reconocidas. Pero la pirámides también llegaron a tener conexiones en otros partidos o grupos de interés.

Tras la dimisión del presidente Berisha y el envío de 7,000 soldados por parte de la ONU la situación en las calles empezó a calmarse, por su parte el nuevo gobierno asesorado por el FMI y el Banco Mundial, nombró administradores externos para las liquidar las entidades financieras implicadas en la pirámide. También se impusieron restricciones a la retirada de grandes sumas de los bancos, en parte para proteger los inversores de las pirámides a la vez que para proteger el sistema bancario, que no hubiera podido resistir una retirada en masa de depósitos.

Pese a las dificultades puestas por los anteriores gestores, al final los nuevos administradores consiguieron hacerse con la gestión de las empresas y se encargaron de liquidar el negocio, pagando las deudas y vendiendo los bienes con los que aún contaban y que pudieron localizar, afortunadamente muchos de estos fondos no habían colocado su dinero fuera del sistema bancario, por lo que los inversores fueron al menos capaces de recuperar el 50% de su inversión. Los propietarios de estas firmas que aún no habían huido del país fueron encarcelados.

Tras la intervención se pudo comprobar como muchas de estas empresas jamás habían tenido un negocio real detrás, sino que habían sido un mero cebo para atraer incautos, otras si que tenían un plan de negocio, participando en la modernización del país, construyendo hoteles, gasolineras, .... pero el estallido de violencia en las calles arruinó también sus planes. Otras se pirámides se habían convertido en verdaderos colosos, a partir de una inversión de 500 millones de dólares afirmaban contar con unos bienes de 6,000 millones, como resultado de sus inversiones en propiedades inmobiliarias, agencias de viajes, supermercados o incluso su propia televisión.

Los efectos de la pirámide sobre la economía albanesa no fueron muy duraderos, tal vez los más importante fueron el malestar social y el caos que causó la explosión de rabia de los habitantes del país más pobre de Europa, que un día soñaron con volverse ricos de la noche a la mañana, los primeros rendimientos sólo fueron la falsa ilusión de una economía en auge, que contrastaba con una realidad muy distinta, pues incluso la escasa industria de los tiempos comunistas estaba prácticamente parada.

PS: Todavía recuerdo el primer artículo sobre este tema que leí hace años en Newsweek, en el que un anciano entrevistado afirmaba resignado después del estallido: "ya me parecía a mí que ganar tanto dinero sin trabajar no podía durar mucho tiempo".

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