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jueves, enero 9

Transnistria, un lugar atrapado en el tiempo

(Un texto de Hanna Jarzabek en el XLSemanal del 13 de enero de 2019)

La autoproclamada República de Transnistria es uno de los lugares más singulares del planeta: pasear por las calles de Tiráspol, su capital, supone retroceder 40 años en el tiempo y regresar a la época de la Unión Soviética. Sin embargo, más allá de lo ‘exótico’, este pequeño territorio encierra un importante valor geoestratégico para la Rusia de Vladímir Putin…

El amigo ruso
El 60 por ciento de los transnistrios habla ruso o son de origen ruso, como Albina; el resto, moldavo. Sobreviven gracias al apoyo económico de Rusia. El Kremlin nunca ha reconocido Transnistria como Estado, pero quiere mantener la ‘república’ bajo su control, así que proporciona ayudas a sus habitantes, como el suministro de gas, que es casi gratuito.

Nuevos reemplazos
Transnistria es una franja entre Moldavia y Ucrania. Para Putin es un territorio estratégico, similar a Crimea, donde desde 2014 se enfrentan rusos y ucranianos. De ahí que la OTAN alertase de la posible expansión del conflicto, teniendo en cuenta la «magnitud» de las tropas rusas en la frontera de Transnistria con Ucrania.

El hombre al mando
Tras separarse de Moldavia, el Gobierno -aunque inspirado en el modelo comunista- privatizó toda la industria de la región. La mayoría de las empresas pasó a manos de oligarcas rusos y ucranianos.

¿Dónde reside el poder?
El Parlamento de Transnistria tiene la estatua de Lenin al frente. Aunque este sea el máximo órgano de decisión, la vida política y económica de la región la controla el holding Sheriff, un conglomerado creado por dos exmiembros de los servicios secretos moldavos en tiempos de la URSS. Le pertenecen supermercados, bancos, refinerías, telefonía y, claro, un equipo de fútbol.
Una guerra 'menor'
Antes de la separación, Transnistria era la parte más próspera de la República Soviética de Moldavia. Aquí se concentraba la industria eléctrica de todo el país. Ahora, la falta de regulación desanima a los inversores extranjeros; y los mercados, como el de la imagen, tienen problemas de abastecimiento. En el caos de la descomposición de la Unión Soviética en los años noventa, la declaración de independencia de Transnistria no acaparó titulares. Sin embargo, en 1992 tuvo lugar una guerra civil que dejó 1500 muertos. La guerra terminó tras el alto el fuego negociado entre moldavos, transnistrios, rusos y ucranianos.

Entre huérfanos y bandidos
Muchos padres que deciden emigrar y no tienen familiares que puedan hacerse cargo de sus hijos los dejan en orfanatos. Según un estudio de la Organización Internacional de Migración, en 2015 cerca del 15 por ciento de la población activa dejó la región. Transnistria se hizo un nombre en la literatura al publicarse en 2012 Educación siberiana, de Nicolai Lilin (luego rodada como película), que cuenta la experiencia del autor entre los urcas, una insólita comunidad de bandidos siberianos, deportados por Stalin a esta franja cuando era un territorio inhóspito.

'El día de la marmota'
Hace 26 años, Transnistria declaró su independencia unilateral de Moldavia. A pesar de tener ejecutivo, moneda, pasaporte y fuerzas armadas propias, no ha sido reconocida por ningún país del mundo, así que sus casi 500.000 habitantes viven en una burbuja. Al separarse en 1990, recién caído el Muro de Berlín, el Gobierno de Transnistria decidió mantener los símbolos soviéticos y siguen celebrando todas las victorias rusas en conflictos históricos.


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