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martes, marzo 23

Yazidíes de Irak: el penúltimo éxodo

(Un texto de Carlos Manuel Sánchez en el XLSemanal del 24 de agosto de 2014)

Son fieles de una religión tan antigua como misteriosa. Y son el nuevo objetivo de los islamistas radicales. No son los únicos junto con cristianos y chaquíes están sufriendo una limpieza religiosa equivalente a la étnica de los balcanes en los noventa.

Se los ha considerado injustamente como adoradores del diablo, un malentendido teológico que les ha costado carísimo. En los últimos 700 años han sufrido tantas persecuciones y genocidios que de una población que rozó los 23 millones apenas quedan hoy boo.000. Son los yazidíes, los fieles de una de las religiones más antiguas y misteriosas del mundo. El Estado Islámico (El), el grupo islamista radical que aterroriza a la población de Oriente Medio, los considera herejes y ha ordenado su exterminio. La recompensa en el cielo por cada yazidí muerto es de 72 vírgenes.

Bautizan a sus hijos, pero no son cristianos. Rezan cinco veces al día, pero no son musulmanes. Practican la circuncisión, pero no son judíos. Creen en la reencarnación, pero no son budistas. Adoran al Sol, pero no son zoroastrianos... Forman una de las minorías religiosas que habitan el Kurdistán iraquí. Son gente hospitalaria. Se desviven con los visitantes, a los que consideran automáticamente huéspedes. Viven y dejan vivir. Y a lo largo de los siglos han adoptado algunos ritos que les atraían de otras religiones. Su calendario se remonta 6756 años. Hoy están en peligro de extinción. Su líder, el príncipe Taheen, ha pedido socorro a la comunidad internacional. «Los ciudadanos de esta religión somos pacíficos y reconocemos los principios y valores humanitarios, respetamos todas las religiones y nunca hemos tenido enemistades con ninguna». Y Vian Dakhil, el único diputado yazidí del Parlamento de Irak, resume así lo que está pasando: «Una religión entera está siendo borrada de la faz de la Tierra». Decenas de miles han huido con lo puesto a las inhóspitas montañas del noroeste de Irak, sin comida ni agua. Al cierre de esta edición estaban acorralados en Sinjar, un monte pedregoso donde apenas crece la vegetación, sin un arroyo en el que saciar la sed, y donde las temperaturas diurnas alcanzan los 50 ºC. Su situación es desesperada.

En el valle los esperan los fanáticos de EI, dispuestos a ejecutarlos si no se convierten al islam. El Gobierno iraquí ha denunciado la masacre de al menos 500 yazidíes; algunos de ellos fueron enterrados vivos en el desierto, incluidos niños. Cientos de mujeres han sido secuestradas para ser vendidas como esclavas sexuales, según la Media Luna Roja. La ONU habla de catástrofe humanitaria. Unicef calcula que hay unos 25.000 menores de is años que se han echado al monte con sus familias. Desde aviones militares estadounidenses y británicos se lanzan cajas con agua embotellada, raciones alimenticias y lámparas alimentadas con energía solar que se puedan usar como cargadores de teléfonos móviles. Washington ha ordenado ataques aéreos contra el EI, pero están destinados principalmente a proteger a ciudadanos e intereses estadounidenses en la capital kurda de Erbil. Los Estados Unidos también están dando apoyo a los peshmerga, los soldados kurdos que fueron derrotados por los yihadistas y cuya retirada ha dejado a las minorías religiosas del norte de Irak a merced de la furia fundamentalista del Ejército islamista. Cristianos, chabaquies, turcomanos y yazidíes están sufriendo una limpieza religiosa equivalente a la limpieza étnica de los Balcanes en los años noventa, aseguran las organizaciones que operan en la zona. 

La mayoría de los yazidies, cuya población actual alcanza a duras penas el medio millón de fieles en todo el mundo, reside en la provincia iraquí de Nínive, donde la Biblia sitúa el jardín del edén, aunque también están dispersos por Alemania, Armenia, Rusia y Siria. Según la leyenda, se consideran a sí mismos descendientes de Adán (no de Eva) y de una hurí, una de las bellisimas mujeres que acompañan a los bienaventurados en el paraíso musulmán. Los yazidíes siguen las enseñanzas de un profeta del siglo XII, el jeque Adi ben Moussafir. Son monoteístas. Veneran a un ser supremo, Yasdan, creador del mundo y de un nivel tan elevado que no se le puede adorar directamente. De Dios emanan siete espíritus. Uno de ellos es Melek Taus, un ángel con forma de pavo real (el pavo es símbolo de inmortalidad porque su carne tarda en corromperse), que es el favorito de Dios.

Y aquí el malentendido que amenaza la supervivencia del pueblo yazidí. Según explica a la BBC la arabista Diana Darke, que lleva viajando a los territorios kurdos desde los años ochenta, el otro nombre de Melek Taus es Shaytan, palabra que en árabe significa 'diablo' y léxicamente está emparentada con Satán. Pero Melek Taus no es el Satanás de las religiones bíblicas, no es el ángel caído. Era orgulloso y desobedeció a Dios, pero se arrepintió y fue perdonado. En la cosmogonía yazidí, Melek Taus es un espíritu que encarna el potencial humano, tanto para el bien como para el mal. Bajó al infierno, pero sus lágrimas de remordimiento apagaron las llamas. Así que no existe el infierno para esta secta. Y Melek Taus tampoco lucha contra Dios. Es su portavoz. 

Pero la sal gruesa de la intolerancia impide hacer disquisiciones tan sutiles en un territorio como el que baña el río Tigris, la cuna de la civilización occidental. Y quien esté libre de pecado que tire la primera piedra... Como curiosidad, la primera escena de la película de terror El exorcista (1973), que narra la posesión demoniaca de una niña, está rodada precisamente en Sinjar y en ella aparecen los adoradores de Melek Taus. Tampoco ayuda que los yazidíes prefieran ser discretos e incluso secretistas en sus prácticas y creencias, basadas además en la tradición oral, sin textos que las fijen y que puedan ser compartidos y discutidos por teólogos de otras religiones. Además, no aceptan conversiones. Solo se es yazidí por nacimiento. Creen en la transmigración de las almas y en la purificación constante hasta llegar a la perfección. Si renuncian a su fe, como les exige el EI, sus almas quedarían estancadas y sin posibilidad de renacimiento.

La sociedad yazidí está dividida en castas: unas son clericales y otras, laicas. Hay príncipes, jeques, senadores, predicadores, ascetas y fieles. No se permiten matrimonios entre castas. Entre sus costumbres y ritos se cuentan el bautismo con agua sagrada, la circuncisión (opcional), el ayuno, los sacrificios de animales... y la lapidación por cuestiones de honor. Habitualmente son monógamos, aunque algunos jefes pueden permitirse tener más de una mujer. En las bodas, el sacerdote parte el pan y le da una mitad al novio y otra a la novia, que viste de rojo y debe visitar varias iglesias cristianas. Se permite el divorcio. Y los muertos son enterrados con las manos cruzadas sobre el pecho en tumbas cónicas.

Su festividad más importante es la peregrinación anual al templo de Lalesh, a unos 20 kilómetros de Mosul y 450 kilómetros de Bagdad. Hoy, Lalesh es el infierno, pero un infierno fabricado por el hombre. En sus catacumbas se han escondido miles de yazidíes perseguidos por los islamistas. Uno de los refugiados lanzó una dramática petición de auxilio por teléfono: «Hemos huido hasta aquí porque nos están matando. Matan a los niños y a los viejos. Violan a las mujeres, esclavizan, decapitan... Están destruyendo a nuestras familias, demoliendo nuestras casas. Vienen a por nosotros como los bárbaros. No podremos resistir más de quince o veinte días. No tenemos nada: ni electricidad, ni comida ni armas para defendernos. Estamos enjaulados».

Notas: Su persecución ha movilizado otra vez a los Estados Unidos, que, tras retirar sus tropas hace dos años, ha vuelto a intervenir en Irak. Los yazidies asentados en el país eran hace 20 años unos 300.000. Ahora son poco más de 50.000. 

Miles de yazidíes están atrapados cerca de las montañas de la ciudad de Sinjar. No tienen alimentos, y el agua escasea hasta el punto de que I algunos fallecen por deshidratación.

Los yazidíes veneran tanto la Biblia como el Corán y son tolerantes con las demás religiones. Sin embargo, su sociedad es muy jerárquica y mantienen la lapidación para zanjar pleitos de honor. 

No se sabe con exactitud el número de yazidíes exterminados, pero al menos 500 fueron ejecutados por el Estado Islámico en Sinjar. Muchos, entre ellos mujeres y niños, fueron enterrados vivos según el Ejecutivo kurdo.  

IRAK, CRONOLOGIA DIE UN DESASTRE SIN FIN

Desde que el 11-S puso a Irak en el foco internacional, el conflicto no ha cesado.

2002 EL EJE DEL MAL
El presidente estadounidense George W. Bush incluye a Irak en el Eje del Mal. El Consejo de Seguridad de la ONU envía inspectores para encontrar sus armas de destrucción masiva. 
 
2003 OPERACIÓN LIBERTAD 
Segunda guerra en Irak, después de la del Golfo (1990-1991). Las tropas estadounidenses llegan a Bagdad y derriban una estatua de Sadam Husein, que será capturado en Tikrit.

2005-2006 SADAM, AHORCADO 
Los Estados Unidos admiten que no había armas de destrucción masiva en Irak. Al Zarqaui, líder de Al Qaeda en Irak, muere en un ataque aéreo. Sadam Husein es ahorcado.
 
2007 EL KURDISTÁN, EN LLAMAS 
Los atentados, que antes asolaban Bagdad, se extienden al Kurdistán. Bush anuncia el envío de un nuevo contingente de soldados para frenar la ola de violencia. 
 
2010 RETIRADA ESTADOUNIDENSE 
El presidente Obama anuncia el fin de la misión de combate. Las últimas tropas de los Estados Unidos abandonan Irak rumbo a Kuwait. Talabani es reelegido presidente, con Nuri al-Mallki como primer ministro. 
 
2014 (junio) EL CALIFATO Mercenarios yihadistas toman Mosul y la provincia de Nínive. El Estado Islámico proclama el califato en los territorios conquistados en Irak y Siria. Abu Bakr al Baghdadi es nombrado califa.

2014 (agosto)
MINORÍAS PERSEGUIDAS El Estado Islámico toma varias ciudades kurdas, entre ellas Sinjar. Las tropas kurdas son derrotadas. Cientos de miles de civiles de las minorías religiosas cristiana y yazidí huyen con lo puesto.


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