Redistribución
(Leído en ajopringue. el 26 agosto del año pasado) http://www.ajopringue.com/
Cuento para niños sobre cómo la redistribución “soluciona” desigualdades sociales:
Fin de curso en un imaginario colegio que decide solventar las diferencias entre sus alumnos mediante la redistribución:
Profesor (P): A ver Luciano, tú has tenido muy buenas notas ¿no? Luciano
(L): Si profe, responde Luciano contento, ¡diez en todo!
P: Esto está muy bien. A ver Jerónimo, tú has tenido bastantes suspensos, ¿no?
Jerónimo (J): Sí profe, responde Jerónimo algo cabizbajo, en Lengua, Matemáticas, Sociales, Naturales, Dibujo y Tecnología.
P: Bien, pues venid los dos aquí que vamos a arreglar esto. Jerónimo esboza una sonrisa de esperanza y Luciano pone cara de perplejidad; ¿de qué irá la cosa? tal vez el profesor quiera que él le de clase a Jerónimo.
P: Bueno Luciano, vamos a redistribuir tus puntos con Jerónimo, porque no es justo que a ti te sobren, teniendo más de los necesarios para aprobar y el pobre Jerónimo repita.
L: No entiendo profesor, ¿qué quiere decir?
P: Muy sencillo, verás: tú tienes diez en matemáticas, y … a ver (se estira para mirar las notas del otro niño) … y Jerónimo sólo tiene un tres, así que cogemos tres puntos de tu diez y se los pasamos a Jerónimo, con lo que tú te quedas con un siete y Jerónimo con un seis, lo cual es mucho más equilibrado y más justo. Jerónimo sonríe feliz, al final, le van a salir bien las cosas.
Luciano, no tanto.
L: ¡¡¡¿¿¿CÓMO???!!! ¡Profe, eso no es justo! Yo me he pasado todo el curso estudiando mucho para sacar buenas notas y éste y otros muchos se han pasado el día jugando a la videoconsola, al balón, divirtiéndose y encima llamándome empollón.
P: No me repliques Luciano, no sea que además te baje la nota. Lo que no es justo es que a uno le sobren puntos para pasar de curso, y otro en cambio vaya a repetir por falta de puntos. Sigamos con las demás asignaturas.
El estupor, la indignación y la ira de Luciano eran explosivas, pero no tenía elección. Jerónimo miraba a su compañero con una cara que parecía estar diciendo “¡Pardillo! Mira para lo que te ha servido ser tan empollón.” El profesor siguió redistribuyendo los puntos de todos los buenos alumnos entre los malos, hasta que nadie tenía una nota por encima de seis. En el camino de retorno a casa, Luciano y Jerónimo meditaban la última y peculiar lección aprendida en ese fin de curso.
Luciano pensaba: “el curso que viene, va a pasar de cinco en algo Rita la cantaora, que para lo que me ha servido, bien he hecho el idiota. Aunque tal vez lo mejor sea suspender todo y que me redistribuyan los puntos de los demás”
Jerónimo pensaba: “¡Qué guay! Si es que no tenía que haber dado ni palo, siempre habrá pardillos dispuestos a quemarse las pestañas empollando; sólo tengo que esperar que me redistribuyan puntos”.
Al siguiente final de curso, ningún buen alumno pasó de seis en ninguna asignatura, mientras que muchos de los malos sacaron cero en todo. Todas las notas experimentaron una importante bajada con respecto al curso anterior. El profesor no pudo redistribuir y los malos alumnos, encima, se enfadaron mucho con él y con los empollones por no haber sacado buenas notas de las que ellos pudieran aprovecharse.
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¿Por qué si ningún padre de familia (con algo en la cabeza) llevaría a su hijo a un colegio con semejante maestro, en cambio sí votan a políticos encantados de hacer lo mismo con el dinero que ellos ganan?
Etiquetas: Cosas que hay que saber, Cuentos y leyendas
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