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sábado, septiembre 13

España en bancarrota

(Leído en Historias de la Historia)

Ocurre en el año 1557 y aunque crisis económicas las ha habido desde siempre, esta es la primera vez que un Estado se declara en suspensión de pagos para evitar que los 2.625 millones de maravedís que se deben sigan generando intereses. Y sí… como nos temíamos todos, el dudoso honor de ser el primer país en la historia que se declara oficialmente en bancarrota, recae sobre… España.

Felipe II heredó de su padre el emperador Carlos I las bases de un gran imperio, pero también una montaña ingente de deudas. Carlos I había contratado más de 600 operaciones de crédito por un total de 14.763 millones de maravedís, deuda por la que se acabaría pagando más del triple por culpa de intereses y retrasos de pago

Las arcas reales estaban esquilmadas y en un decreto firmado en Valladolid en 1557, el rey Felipe II declara la “suspension de pago de los asientos“. Además, como el dinero y los metales preciosos que se recauda en las Indias no es suficiente, el rey ordena que se confisque toda mercancía valiosa que llegue a los puertos de dominio Español. Tan al pié de la letra se llevó esta orden, que se dio el caso que un barco cargado con 200 millones de maravedís y mandado por España para pagar parte de una deuda, fue confiscado al llegar a Amberes.

Otra de las consecuencias inmediatas de esta medida fue el descenso en más de un 40% de los Juros reales, que era una forma de inversión bastante frecuente entre clases adineradas. Los juros fueron la primera versión de la deuda pública en la Corona de Castilla. Conocidos desde el siglo XIII, su colocación a cambio de numerario no se inició hasta el XIV. Había tres clases de juros: vitalicios, perpetuos y al quitar, estos dos últimos idénticos en la práctica, puesto que nunca se amortizaban los juros al quitar. Los vitalicios se cancelaban sin amortización, habitualmente al cabo de dos vidas, por lo que su interés era superior (12,5 y 14,3%).

Al no haber unidad de tesorería, la deuda seguía de modo inmediato a la renta mediante la fórmula del situado, por el que se concedía al titular el derecho a recibir sus intereses sobre una contribución y un lugar determinado. La diferencia de previsión de cobro de cada renta o lugar explica el interés por mudar, o sea trasladar la situación de la deuda de rentas de menor garantía a rentas de previsible mayor garantía.

Volviendo a la "suspensión de pago", esta sería la primera bancarrota de las varias que se fueron sucediendo a lo largo del siglo siguiente y que afectaría a todos los estamentos de la sociedad. Incluso en 1625, los recortes económicos llegaron al mismísimo palacio.

Existe un documento donde se detallan los ajustes del presupuesto que se le asignaba al hermano del rey Felipe IV, el cardenal infante don Fernando. Entre otras cosas se reduce el sueldo del mayordomo principal a “sólo” 1.125.000 maravedíes. También se prescinde de algunos servicios como el de maestro limpiador de dientes o el de algebrista ya que piensan que sólo con el matemático es suficiente y no hacen falta los dos.

Otra de las drásticas medidas es que el servidor encargado de alargar el arcabuz a Su Alteza, sea el mismo que le alarga la ballesta, así como que un mozo de caballos, se ocupe del trabajo que hacía el que guarda el buey. Sus medios de transporte se limitarán a dos literas, dos carros, ocho caballos de silla, veinticuatro caballos de coche, doce mulas y seis acémilas. Hasta en la comida hubo que ajustarse el cinturón. Los once platos de las comidas y diez de la cena se quedaron en ocho y seis respectivamente. Resumiendo, de los 63 millones de maravedís que tenía de presupuesto, se redujo a 42 millones. Al pobre infante, que sólo tenía 16 años, casi lo dejan en la indigencia.

A pesar de esta anécdota, la culpa de la crisis económica no venía dada sólo por el despilfarro en la corte. Las causas fueron múltiples y el derroche palaciego era el menor de los problemas que soportaba las arcas. Las guerras, el mantenimiento del ejercito y de las posesiones repartidas por todo el mundo, la despoblación, políticos mediocres, funcionarios corruptos, una pésima gestión (no sólo porque se gastaba mal, si no porque se recaudaba peor), y muchos motivos más condujeron a que el más extenso imperio de todos los tiempos, aquel donde nunca se ponía el sol, se fuera desmenuzando como un castillo de arena.


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