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martes, marzo 24

¿Deberían bajar los sueldos?

(Un artículo de José Manuel Campa publicado en el suplemento económico de El Mundo el 8 de marzo. Un granito de arena para el debate de como salir de esta)

Tres palabras definen la esencia de nuestra situación actual: apalancamiento, desconfianza y paro.

La crisis financiera global tiene su centro en un exceso de apalancamiento financiero, es decir, en un exceso de deuda. En España esto se refleja tanto en las empresas como en los hogares. Nuestras familias se encuentran más apalancadas que nunca para financiar un activo, el inmobiliario, que es esencialmente ilíquido. Este exceso de apalancamiento genera desconfianza, tanto en la capacidad de repagar las deudas por quien está apalancado, como en la solvencia de los bancos que han prestado a éstos. Y por último, el paro crece en nuestro país a una tasa espeluznante. Estamos a punto de llegar a los 3,5 millones de parados, por encima de las previsiones para este trimestre de los más pesimistas hace tan solo seis meses.

Pero además, como todo en la economía, estos tres efectos se autoalimentan. El incremento del paro aumenta la desconfianza sobre la posibilidad de que las familias puedan hacer frente a sus deudas y sobre la solvencia de los bancos que les han prestado el dinero. Esto, a su vez, aumenta el riesgo esperado que exige a la economía que se desapalanque cuanto antes.

¿Cómo podemos romper este círculo vicioso? Lo fundamental parar el incremento del desempleo, lo que requiere una reducción del coste del empleo. Sí, una reforma del mercado laboral, pero esto lleva tiempo. Más rápido aún es una reducción del salario real de los que trabajan, reducción que a su vez nos ayudaría a recuperar competitividad. Esto se puede conseguir rápidamente con una reducción del salario nominal. Parece una medida radical, y quizás lo sea en situaciones
normales, pero hoy sus consecuencias serían casi todas benignas.Veamos por qué.

El argumento principal para evitar una bajada de los salarios nominales es que esto implica una pérdida de poder adquisitivo de los trabajadores. Esto sólo es cierto si se cumplen dos cosas: (1) que los que están trabajando siguen trabajando, y (2) que su renta disponible para consumir después de la bajada salarial no les permita consumir lo mismo que antes de ella.

La primera condición obviamente no se cumple hoy en la economía española. La probabilidad de pérdida de empleo es alta, y lo razonable es pensar que si el salario real no baja, el paro aumentará.

La segunda condición, aunque menos obvia, tampoco se cumple hoy en día para la inmensa mayoría de los españoles. No se cumple en parte porque la inflación este año lo más probable es que esté muy cercana a cero o sea negativa. Pero más importante aún: la renta disponible para consumir este año se incrementará para la gran mayoría de las familias , y especialmente para las clases medias. Esto es debido a que están apalancadas. Según la Encuesta financiera de las familias del Banco de España, en el año 2005 más del 60% de las familias tenían algún tipo de deuda, la mayoría hipotecaria bien de su vivienda principal o de una segunda vivienda.

En los últimos tres años, este porcentaje sólo ha podido incrementarse.La hipoteca media en España es de unos 130.000 euros, y la inmensa mayoría están a tipo variable. La caída de los tipos de interés este año (de al menos un 2,5%) implicará una reducción del coste financiero anual medio para las familias de unos 3.250 euros.Dado que la renta disponible media de las familias para consumir es menor a los 30.000 euros, esto supone un incremento superior al 10% de la renta disponible de las familias para consumir.

Pero, dirá el lector, esto no es justo para aquéllos que han sido prudentes y no se encuentran endeudados. Pues no. Según de nuevo la Encuesta Financiera de las Familias, las familias no endeudadas son en mayor proporción las que se encuentran en la parte más baja de la distribución de renta. Es decir, mayoritariamente los jóvenes y los parados. Ellos son precisamente los que más se beneficiarían de la bajada salarial gracias a la mayor probabilidad de encontrar un empleo.

Sí habría un grupo de hogares que se vería aparentemente perjudicado, aquellas familias con rentas medias-altas, empleos seguros y no endeudadas. Pero sólo aparentemente, ya que serán los que tendrán que contribuir en el medio plazo a hacer frente a los déficit fiscales que la crisis está generando por ayudas a las empresas y a prestaciones de desempleo como consecuencia de la crisis.

Así que la bajada salarial es la forma más eficaz con la que contamos estos días para mejorar el bienestar social en esta crisis. Expliquémoslo y exijamos que se produzca ya.

José Manuel Campa es profesor de la IESE Business School

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