Chanel Nº5. La química del glamur
(Extraído de un artículo de Francisco Doménech en el suplemento tercer Milenio del Heraldo de Aragón publicado el 3 de mayo de 2011)
En los años cincuenta, Marilyn Monroe escandalizó al mundo diciendo
que, en vez de pijama, usaba Chanel Nº 5. En esa entrevista quedaron
unidos dos iconos eternos de seducción y elegancia.
Pero, desde el punto de vista químico, el secreto del mítico perfume
es una sustancia artificial y bastante corriente: un aldehído.
Los aldehídos se pueden sintetizar por oxidación suave de alcoholes,
y su nombre se obtiene cambiando por ‘-al’ la terminación en ‘-ol’
del alcohol del cual proceden. Así, el etanol de las bebidas
alcohólicas se convierte en etanal. El cambio de alcohol a
aldehído no se ve, pero se huele. Sería una locura usar el etanol
para componer la fragancia de un perfume, pero no el etanal.
Aunque su olor afrutado es punzante, a bajas concentraciones
resulta agradable, como el de muchos otros aldehídos. Por eso,
estos compuestos volátiles se utilizan para proporcionar la primera
impresión olfativa de perfumes, lo que se conoce como nota de
salida. Ahora eso es habitual, pero a principios del siglo XX
había que ser, no un loco, pero sí bastante atrevido para dar
protagonismo, en un elegante perfume, a un vulgar aldehído
sintético por encima de los tradicionales y exclusivos extractos
naturales de flores y frutas. Y eso fue justo lo que hizo
Ernest Beaux, un compositor de perfumes que había sido retado
por la diseñadora de moda Coco Chanel para crear un perfume
diferente, que oliera como huele una mujer y no como una flor.
Ernest presentó a Coco unos frascos numerados, con las pruebas
previas del nuevo perfume. Se dice que ella escogió la muestra
número cinco y decidió llamarle ‘Chanel Nº 5’. Tenía predilección
por ese número y decidió lanzar el perfume el día 5 del mes 5 de
1921. Fuera o no cosa del azar, la muestra elegida fue todo un
éxito. Un compositor de perfumes, también llamado ‘grand nez’ (
’gran nariz’, en francés), plantea sus creaciones como una sinfonía
de olores, y en medio de ella introduce unas notas discordantes,
que dan personalidad al perfume. La nota de salida la dan los
compuestos más volátiles, que son los que detectamos primero. Luego
nos llega la nota de corazón, que suelen darla potentes esencias
de flores (en el caso del Chanel Nº5 predomina el aceite de
ylang-ylang). Y por último percibimos las notas de fondo, los
compuestos menos volátiles, que suelen recordar al olor de tierra,
madera o especias orientales. Aunque la composición exacta es un
secreto industrial celosamente guardado, sabemos que el mítico
perfume contiene, como nota de salida dominante, un aldehído
sintético: el 2-metilundecanal (C12H24O). El Chanel Nº5 no fue
especial por llevar compuestos químicos artificiales, pero sí fue
el primero en darles tanto protagonismo. Y eso marcó tendencia,
abriendo una nueva era en el mundo de la perfumería.
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