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lunes, diciembre 26

Chanel Nº5. La química del glamur

(Extraído de un artículo de Francisco Doménech en el suplemento tercer Milenio del Heraldo de Aragón publicado el 3 de mayo de 2011)
En los años cincuenta, Marilyn Monroe escandalizó al mundo diciendo
que, en vez de pijama, usaba Chanel Nº 5. En esa entrevista quedaron 
unidos dos iconos eternos de seducción y elegancia. 
Pero, desde el punto de vista químico, el secreto del mítico perfume 
es una sustancia artificial y bastante corriente: un aldehído.  
Los aldehídos se pueden sintetizar por oxidación suave de alcoholes,
y su nombre se obtiene cambiando por ‘-al’ la terminación en ‘-ol’ 
del alcohol del cual proceden. Así, el etanol de las bebidas 
alcohólicas se convierte en etanal.  El cambio de alcohol a 
aldehído no se ve, pero se huele. Sería una locura usar el etanol 
para componer la fragancia de un perfume, pero no el etanal. 
Aunque su olor afrutado es punzante, a bajas concentraciones 
resulta agradable, como el de muchos otros aldehídos. Por eso, 
estos compuestos volátiles se utilizan para proporcionar la primera
 impresión olfativa de  perfumes, lo que se conoce como nota de 
salida.   Ahora eso es habitual, pero a principios del siglo XX 
había que ser, no un loco, pero sí bastante atrevido para dar 
protagonismo, en un elegante perfume, a un vulgar aldehído 
sintético por encima de los  tradicionales y exclusivos extractos
 naturales de flores y frutas. Y eso fue justo lo que hizo 
Ernest Beaux, un compositor de perfumes que  había sido retado 
por la diseñadora de moda Coco Chanel para crear un perfume 
diferente, que oliera como huele una mujer y no como una flor.  
Ernest presentó a Coco unos frascos numerados, con las pruebas 
previas del nuevo perfume. Se dice que ella escogió la muestra 
número cinco y decidió llamarle ‘Chanel Nº 5’. Tenía predilección 
por ese número y decidió lanzar el perfume el día 5 del mes 5 de 
1921. Fuera o no cosa del azar, la muestra elegida fue todo un 
éxito.  Un compositor de perfumes, también llamado ‘grand nez’ (
’gran nariz’, en francés), plantea sus creaciones como una sinfonía
 de olores, y en medio de ella introduce unas notas discordantes, 
que dan personalidad al perfume. La nota de salida la dan los 
compuestos más volátiles, que son los que detectamos primero. Luego
 nos llega la nota de corazón, que suelen darla potentes esencias 
de flores (en el caso del Chanel Nº5  predomina el aceite de 
ylang-ylang). Y por último percibimos las notas de fondo, los 
compuestos menos volátiles, que suelen recordar al olor de tierra,
 madera o especias orientales.  Aunque la composición exacta es un
 secreto industrial celosamente guardado, sabemos que el mítico 
perfume contiene, como nota de salida dominante, un aldehído 
sintético: el 2-metilundecanal (C12H24O). El Chanel Nº5 no fue 
especial por llevar compuestos químicos artificiales, pero sí fue 
el primero en darles tanto protagonismo. Y eso marcó tendencia, 
abriendo una nueva era en el mundo de la perfumería.