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lunes, septiembre 8

Las flores del Prepirineo



(Un texto de David Navarro en el Heraldo de Aragón del 5 de julio de 2014. www.facebook.com/elbuenjardinero)

Jolube es una pequeña editorial ubicada en Jaca cuyas obras son cuidados trabajos de compilación de especies florales. Si hace unas semanas destacábamos en estas páginas la guía 'Orquídeas de Aragón', ya tenemos otra novedad igualmente interesante: 'Guía imprescindible de las flores del Prepirineo y tierras vecinas', un trabajo de Javier Fuente Cabeza y José Luis Benito Alonso ordenado por ecosistemas que recoge 12 tipos de hábitat. Se han seleccionado 338 especies, de las cuales 316 cuentan con una ficha. Es interesante que se publiquen con el correspondiente nombre en latín pero también con los curiosos apelativos que se dan en estas zonas, y la mayoría de las fichas cuentan con interesante información sobre sus propiedades medicinales.

El piedemonte
El denominado Somontano ocupa la franja entre la depresión del Ebro y la cordillera. Ese Prepirineo crea una hilera desde Navarra y hasta Cataluña, y su clima es muy particular, con rasgos mediterráneos, continentales e incluso eurosiberianos, por lo que existen ejemplares endémicos que han logrado adaptarse a la peculiaridad climática a lo largo de milenios. Temperatura y precipitación son diferentes en estas zonas, como también lo es el terreno, ya que en la franja está la caliza de las sierras elevadas, las margas en las laderas erosionadas y los conglomerados, areniscas y calcarenitas en el Somontano. Por ello, porque hay tantos suelos y climas, se dan en el Prepirineo diversos hábitats que se recogen en la guía.

Por un lado están los carrascales, bosque mediterráneo de áreas bajas y solanas, de hojas endurecidas para soportar la sequía. Son bosques de encinas acompañadas de madroño, aristoloquias, lirios, prímulas y violetas. Cuando el carrascal se degrada aparece el coscojar, donde pueden crecer las sabinas. Están en las zonas más secas, y por ello hay cantidad de especies aromáticas (romero, tomillo...) y gramíneas. Está el lastón, la grama, los junquillos, diferentes cardos, jaras, globularias, aliagas, enebros, espireas.

Por encima del carrascal, y en la ladera orientada al norte, crecen los quejigales, de preciosos tonos naranjas otoñales. Sus plantas son curiosas, con frutos rojos como la gayuba o la nueza, flores amarillas (aliagas, genistas, emerus) y olorosas, como el aligustre o la madreselva. Aún requieren suelo más húmedo los pinares de pino royo, que cuentan con una fascinante alfombra de musgos. Es paraíso para los amantes de las setas, que se encontrarán en sus paseos con abetos, arces, gencianas, pino albar... El musgo de pinar ('Hylocomium splendens') es muy sensible a la contaminación.

Los hayedos son un tipo de bosque eurosiberiano, con frecuentes nieblas, aunque en esta zona están al límite de sequedad, por lo que les acompaña el boj. En los matorrales de estos últimos también prospera el erizón, con el azafrán, espino albar, el geranio del Pirineo... Más raros son aún los matorrales de enebro rastrero, reducidos a la sierra de Siso Crece la calluna, con carquesias, euforbias y festucas y pinceladas de rosa penduIina. Las plantas de los roquedos luchan por mantener el agua, como la borderea, pero ese agua abunda en la charca y la ribera, donde prosperan plantas de flor y gramíneas. Las de ruderal completan este crisol de hábitats, con plantas adventicias como la achicoria, que aprovechan los riegos y la alta fertilización.