Frague et Mequinence

 (Extraído de una columna de Sergio del Molino en el Heraldo de Aragón del 26 de junio de 2016)

Como la Virgen del Pilar no quiso ser francesa, Zaragoza tampoco lo fue, pero menos conocida es la historia de la parte de Aragón que sí fue francesa de pleno derecho. No solo conquistada por los ejércitos napoleónicos, porque no hay que olvidar que, aunque España entera fue tomada por las tropas francesas, nominalmente siguió siendo un reino independiente bajó José Bonaparte. Sin embargo, la parte oriental de Aragón (en rigor, poco más que las ciudades de Fraga y Mequinenza y sus alrededores) se convirtió de todas todas en territorio francés en 1812. 

Era una Francia extensísíma, la más grande que ha habido nunca: por el norte llegaba hasta Hamburgo, y por el sur, hasta Roma. En la Península, Napoleón creó cuatro departamentos, que se corresponden más o menos con la Cataluña actual y unos trocitos de Aragón. Mequinenza y Fraga pertenecían al de las Bocas del Ebro, con capital en Lérida. Los otros tres eran Segre, Ter y Montserrat. En 1813, un año después, se refundieron en dos, Bocas del Ebro y Montserrat, con capital en Barcelona, y Segre y Ter, con capital en Gerona. Así fue hasta 1814, en que terminó la guerra y las fronteras volvieron al lugar en el que estaban en 1808.

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