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viernes, marzo 27

Historia del Sistema Monetario Moderno III

(El tercero de varios artículos que Fernando Suarez escribió en el Confidencial a final de octubre del 2008 intentando responder a la pregunta "¿De verdad vale algo nuestro dinero?". No deja de ser un punto de vista.)

Tercera entrega. Tras el paréntesis alla Greenspan, retornamos a la época convulsa de devaluaciones competitivas, nacionalismo y proteccionismo globales, fugas de capitales y economías de casus belli. Menguan los años 30, se impone el pleno empleo cortesía de políticos
jugando a militares y militares jugando a políticos.

La nacionalización del oro norteamericano y posterior devaluación del dólar minaron cualquier intento serio de vuelta al gold standard. La captación de reservas de oro internacionales a cambio de dólares y la implantación de éste como moneda de reserva se apoyaron en la RFC, el
Exchange Stabilization Fund y el Export-Import Bank of the United States. El resultado fue que las reservas norteamericanas de oro se duplicaron en apenas 5 años, triplicándose en menos de una década, constituyendo casi dos terceras partes del total a finales de la II Guerra Mundial. Indispensable paso previo para la futura dolarización.

Tupido velo sobre los desastres bélicos. Realizado el desembarco de Normandía, los aliados conferenciaron en Bretton Woods para dotar al nuevo orden mundial de un estándar monetario que restaurase la estabilidad cambiaria del gold standard y cimentase los retos económicos de posguerra. Sin objeciones, la hegemonía estadounidense se tradujo en aceptamos barco: en lugar de oro, dólares.

Patrón cambios oro de convertibilidad absoluta con el dólar, a 35 $ la onza de oro fino. Los pilares institucionales, el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial (Banco Internacional de Reconstrucción y Fomento). Las divisas tenían como eje central del sistema al dólar, respecto del que fijaban su paridad (tan sólo ajustable en un 1%) y que podrían convertir en oro al precio establecido. La moneda norteamericana se comprometía a dotar de liquidez al sistema, a ser solvente, haciendo frente a cualquier demanda de convertibilidad con el adecuado encaje metálico, y quedaba erigida como medio internacional de pago.

Para defender la paridad cambiaria, las naciones adheridas debían intervenir en el mercado comprando o vendiendo su divisa contra el dólar, según se depreciase o apreciase más allá del límite establecido. El problema era que EE.UU, tras la guerra, además de operar superávits
por cuenta corriente, era el mayor acreedor neto del mundo. Y sus prestatarios iban a necesitar, entre otras cosas, muchos dólares. Se impuso, pues, que EE.UU operase déficits comerciales para que los dólares fluyeran a sus, a partir de entonces, acreedores comerciales, quienes a su vez eran deudores por los créditos bélicos que debían amortizar. Deber y que te deban, A Whole New World.

Pero la equivalencia 1$ = 1/35 parte de una onza de oro era pura fantasía disney, una ilusión virtual de que el oro podía imprimirse como los dólares, a voluntad. Como el espejismo de asepsia monetaria de los mecanismos de control de los flujos comerciales, de capital y de inflación crediticia. Bondades del efecto multiplicador. In Keynes We Trust. Sin embargo, la perversa realidad del sistema fraccional de reservas y el dinero bancario ilimitado obligaron a mantener el ensueño mediante continuas intervenciones cambiarias y manipulaciones del precio del oro. ¿Resultado final? Exportación de inflación global vía reciclado de dólares.

Se duplica la base de crédito en el mundo. Jacques Rueff, insigne economista y estadista francés, se refirió a este sistema como "un juego infantil en el que, después de cada ronda, los ganadores devuelven sus canicas a los perdedores". Y lo argumentaba así de bonito en L'Âge de l'inflation de 1964 (Le Péché monétaire de l'Occident, 1971):

"Al recibir dólares o efectos pagaderos en dólares a causa de los déficits de la balanza de pagos de Estados Unidos, los bancos emisores de Occidente, en lugar de cobrar el oro al que tenían derecho, dejaban los dólares depositados en los Estados Unidos, donde generalmente se prestaban de nuevo en el mercado norteamericano. Los bancos emisores acogieron muy favorablemente el nuevo régimen, puesto que sustituía en sus balances los lingotes o piezas de oro totalmente improductivos por activos rentables.../...

El patrón cambios oro proporcionaba al país deficitario la certeza de que, en la medida en que el acreedor le devuelve en forma de préstamo las divisas obtenidas de las liquidaciones de sus créditos, el déficit de su balanza no provocará ningún pago al extranjero. Todo tenía lugar en el plano monetario, como si el déficit no hubiese existido. De esta forma, el patrón cambios oro produjo una inmensa revolución y promovió el secreto de un déficit sin llanto. Permitió, a aquellos países que se beneficiaban de una divisa de prestigio internacional, dar sin tomar,
prestar sin pedir prestado y comprar sin pagar.../...

La capacidad adquisitiva agregada de un país no se veía afectada en modo alguno por su déficit de la balanza de pagos, cualquiera que éste fuese.../... Todo déficit de la balanza de pagos de un país cuya moneda le es devuelta por los bancos emisores que la reciben, produce una duplicación de la base del crédito en el mundo. Las divisas transferidas para la liquidación del déficit son compradas, mediante la creación de moneda, por el sistema bancario del país acreedor. Y la liquidez generada es entregada a los acreedores del país deudor. Pero, al mismo tiempo, estas divisas contra las que el país acreedor ha emitido moneda son reinvertidas de nuevo en el mercado del país deudor. Por tanto, todo ocurre como si las divisas no abandonasen nunca el país deudor. Al entrar en el sistema crediticio del país acreedor y permanecer, al mismo tiempo, en el del deudor, las divisas producen inmediatamente un fenómeno de duplicación.../...

La más grave consecuencia del patrón cambios oro es el carácter engañoso de la estructura de crédito que engendra.../... Si los extranjeros solicitasen la convertibilidad en oro de una parte sustancial de sus haberes en dólares, podrían provocar el colapso de la estructura crediticia en EE.UU. Por tanto, es absolutamente necesario, antes de que sea demasiado tarde, que se corrija la situación resultante de la doble estructura crediticia piramidal basada en el stock mundial de oro."

Pero la situación no fue, ni mucho menos, corregida. De hecho, para mantener ese privilège exorbitant referido por Charles de Gaulle, la convertibilidad del dólar quedó secretamente en suspenso a mediados de los años cincuenta. Y, ante las tensiones al alza en el precio "libre" del oro, hubo de suscribirse el compromiso adicional de manipular su precio a través del London Gold Pool, además de abonarse a intervenciones cambiarias y otras respuestas, como los Derechos Especiales de Giro, según justifica el propio FMI.

Pérdidas de reservas de oro, turbulencias monetarias, flight from $, no más papelillos por petróleo y Nixon cierra la gold window el 15 de agosto de 1971. El dólar deja de ser, de iure, convertible en oro. Nace el sistema fiduciario puro basado en el exorbitante privilegio del
dollar standard.

Tela. Medio mundo de vacaciones, siesta dominical y, cuando uno se levanta, el dólar ha dejado de tener valor intrínseco (0'888671 gramos de oro). Pasó de ser un depósito de valor al portador a ser un concepto de valor: abstracto, indefinido, subjetivo, convertible en credulidad y
reproducible sin más respaldo que la confianza que genera...

Moneda fiduciaria, aquella que representa un valor intrínseco que no tiene y únicamente está respaldada, res ipsa loquitur, por la fiducia o confianza depositada en ella. Pero será en la cuarta y última entrega cuando acarrearemos la harina de ese costal.

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