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lunes, julio 13

Diálogos para besugos XI

Mortadelo (segunda época) 221. Editorial Bruguera, marzo 1985

Transcrito por Juan Antonio Noé

- Buenos dias.

- Buenas tardes.

- ¿Usted tiene un tío ministro?

- ¡Calle, calle! No grite, que le van a oír.

- ¿Se avergüenza de tener un tío ministro?

- Usted mismo. Va mi tío y dice por la tele: “No va a subir la gasolina”. Y la suben. Va y contesta a unos periodistas: “España entrará en el Mercado Común en enero de 1986”

- Y no se lo cree nadie.

- Esto es lo malo. Él sí se lo cree. ¿Qué he de pensar de mi tío?

- Nada bueno. Oiga, ¿su tío no diría alguna vez que la peseta subiría?

- Sí lo dijo. ¡Claro que lo dijo!

- ¿Y por qué no se queda mudo?

- Pues el otro día iba a decir que lo del paro se arreglaría y que habría ochocientos mil puestos de trabajo…

- ¿Lo dijo?

- Le pisó mi padre y se calló.

- Menos mal. De lo contrario todo el país en el paro.

- Si hubiera una vacuna contra las palabras…

- ¿Cómo una vacuna?

- Si temes pillar la gripe te vacunas… Así, vacunado contra los errores, cuando hablara acertaría… Que pasamos una vergüenza en casa cuando sabemos que va a hablar por la tele… Las amistades nos llaman y hacen apuestas para adivinar cuantas barbaridades va a decir.

- Deben estar ustedes como tomates de colorados…

- Pimientos morrones parecemos. “Los rojos”, nos llaman en el vecindario.

- Pues su tío si posee esa facultad de equivocarse siempre y acertar, podría llegar a ser un héroe nacional.

- ¿Un héroe nacional? ¡Lo va a ser cuando le lapiden con tomates!

- Lo malo que tiene su tío el ministro, es que cada vez que anuncia una cosa, ocurre lo contrario. ¿Es así?

- Es así. Hasta dijo: “Este año la cosecha de verduras será la mejor del siglo”. Y fue el año de las heladas, ¡llevabamos treinta años sin helar tanto!! Habló y ¡ñaca! No quedó una verdura en el país.

- Lo que debe de hacer su tío “El equivocado” es anunciar las cosas al revés de lo que él cree.

- ¿Cómo al revés? ¿Decir setamot en vez de tomates?

- No, hombre, entonces parecería un crucigrama. Por ejemplo. Si cree que la gasolina no va a subir, debería anunciar que va a subir.

- Y acertaría. La gasolina, como el teléfono y la luz, sube siempre. Si en vez de la peseta pagaramos con gasolina o recibos de luz y teléfono, el país sería el más rico.

- Como su tío, el ministro, tiene esa visión tan clara del porvenir que cada vez que habla la pifia, si anunciara que la gasolina iba a subir, bajaría.

- ¿Usted cree?

- Creo. Si vaticinara que España entraría en el Mercado Común con dificultades, todos los países se darían de bofetadas para que ingresáramos.

- Creo que tiene usted razón.

- ¡Claro que la tengo! Su tío es gafe. Si hablara al revés, seríamos el país más próspero del mundo occidental.

- Si, pero ¿quién convence a un ministro de que está equivocado?

- Es más dificil que un político diga la verdad, toda la verdad y nada más que la verdad.

- Esto me suena a telefilme.

- ¡La vida también es un telefilme!

- Pero nunca acaba bien.

- Acaba con el fin.

- Buenos días.

- Buenas tardes.

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