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lunes, julio 11

La teoría de las ventanas rotas

(Parte de un artículo de Sonia Franco en El Confidencial.com del 8 de julio, complementado con algo de información encontrada en internet)


[...] la Teoría de las Ventanas Rotas, que tiene su origen en un experimento de psicología social de Philip Zimbardo. ¿La recordáis? En 1969, el profesor de Stanford dejó durante días dos coches idénticos en el Bronx, el barrio más pobre y conflictivo de Nueva York, y Palo Alto, la siempre acaudalada ciudad que hoy acoge el embrión de Silicon Valley. El del Bronx no tardó en ser vandalizado y destrozado. El de Palo Alto permaneció intacto hasta que el propio Zimbardo rompió una ventanilla. Poco después, el automóvil mostraba un aspecto idéntico al del Bronx.


En experimentos posteriores James Wilson y George Kelling, desarrollaron la "Teoría de las ventanas rotas", que desde un punto de vista criminológico, concluye que el delito es mayor en las zonas donde imperan el descuido, la suciedad, el desorden y el maltrato personal. Si se rompe el vidrio de una ventana de un edificio y nadie lo repara, pronto estarán rotos todos los demás. Si una comunidad está deteriorada y a nadie le importa, allí se genera lo malo. Porque el entorno es fundamental, todos los pequeños detalles cuentan y los elementos contaminantes atraen más elementos contaminantes.

Si se cometen pequeñas faltas como estacionar en lugar prohibido, exceder el límite de velocidad o pasarse una luz roja sin que haya sanción, comenzarán a desarrollarse faltas mayores y cada vez más graves. Si dañamos los parques y otros espacios públicos, entonces la gente deja de ir por seguridad. A su vez, los delincuentes comenzarán a ocupar esos espacios.

Esa puede ser una hipótesis de la descomposición de la sociedad, de la falta de apego a valores universales, falta de respeto a la autoridad (extorsión y soborno) y viceversa, la corrupción en todos los niveles. Esto genera un país con muchísimas ventanas rotas y nadie está dispuesto a repararlas.


Rudolph Giuliani, alcalde de Nueva York en los noventa, aplicó esta teoría al milímetro con mucho éxito: para limpiar de delincuencia las calles de la entonces violenta Gran Manzana, empezó por acabar con la suciedad en el metro y aplicar una política de tolerancia cero con los delitos menores. A finales de la década, Giuliani lograba el aval definitivo a su controvertida política de la mano de Disney, que abría tienda en Harlem y rehabilitaba definitivamente la imagen del barrio negro de Manhattan.


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