Una historia de libros
(Leído en un texto de Luis Algorri en la revista Tiempo del
29 de mayo de 2015)
Allen Lane era un chaval de Bristol, muy despierto, que
entró a trabajar como aprendiz en una editorial. Le gustaba aquello de los
libros. Y al cabo de unos años se le metió en la cabeza la idea de publicar los
grandes clásicos de la literatura universal, las obras inmortales, en ediciones
dignas… pero baratas. El precio no debería ser mayor que el de un paquete de
cigarrillos de la época. Y aquellos libros no se venderían solo en las
librerías: ¿para qué estaban las gasolineras, las estaciones de tren y las tiendas
de comestibles? Esa idea, que mucha gente hoy consideraría absurda si no
peligrosa, le llevó a crear un sello editorial de aspecto francamente
divertido: se llamaba Penguin y su
emblema era, como es lógico, un pingüino.
El mozo, que andando el tiempo sería sir Allen Lane, acababa de inventar los libros de bolsillo y de
poner en marcha la que hoy es la principal empresa editorial del mundo
anglosajón fuera de EE.UU.
Etiquetas: libros y escritores
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