Plantas, leyendas urbanas
(Un texto de David Navarro en el Heraldo de Aragón del 31 de
enero de 2015)
¿Verdadero o falso?
Existen todo tipo de creencias, y cada particular tiene las suyas,
pero algunas rozan el absurdo. Conviene estar atento y no caer en estos errores
que pueden dañar e incluso matar a nuestras plantas.
Alcohol y aspirina
para las flores cortadas
La semana pasada publicamos [que] una botella de vodka para recordar
que un chorrito de este alcohol en el agua permite a la flor cortada durar más
tiempo. Y un seguidor nos preguntó: «¿Es eso verdad, o es una leyenda urbana como
lo de la aspirina?». Existen tantas curiosidades botánicas que lo verdadero
está pasando por falso y viceversa. Respondiendo a la pregunta del seguidor:
sí, la aspirina y el vodka funcionan. El alcohol de alta graduación evita que
proliferen microbacterias que pueden atacar a los ramos cortados, mientras que la
aspirina aporta carbohidratos que la flor todavía puede absorber por el tallo.
Pero... ¿qué pasa con otras leyendas que son falsas y han pasado por ciertas
durante años?
El error del
fertilizante
Una de las leyendas más perjudiciales está relacionada con
el abono. ¿Cuanto más, mejor? Pues no. Cuanto más, más contaminante. Las
plantas pueden absorber una cantidad limitada de nitratos, el resto acaba filtrado
en la tierra y se va por el desagüe o en los jardines acaba en los acuíferos y después
en los ríos. La contaminación por nitratos supone un problema para la fauna y
tampoco nuestras plantas estarán a gusto: el color verde brillante atraerá a más
depredadores y tendremos que utilizar más insecticidas, lo que supone un peligroso
círculo.
Los cactus 'mágicos'
A veces nos preguntan conocidos o lectores: «¿Qué pongo en mi
balcón si todo se me muere?», y tras escuchar una retahíla de posibilidades, afirman:
«Mejor pondré unos cactus y así no riego». Pues lo mismo dará, porque se morirán
igualmente. Las plantas adaptadas a grandes periodos de sequía almacenan el agua
en su interior o en las hojas. Pero necesitan agua, o morirán. Corno cualquier ser
vivo.
Los errores de la
poda
Para algunos jardineros, la poda es sinónimo de vida. No
conciben una planta que no sea podada al menos una vez al año y denominan el
procedimiento 'sanear'. Algunas plantas sí necesitan poda, para que no se
vuelvan leñosas, pero otras prefieren que las dejen tranquilas, sin tanto
meneo. Por ejemplo, cuando llegan a nuestro jardín: no es cierto que haya que podar
la mayoría de ramas de un arbusto o árbol cuando se planta. Si las raíces son las
adecuadas, todo el sistema estará equilibrado. Solo se deben podar ramas cuando
se adquieren como 'raíz desnuda', es decir, cuando ese sistema radicular ha sido
podado previamente para su transporte. Tampoco es cierto que haya que aplicar
una masa para cubrir las heridas. Si la poda se hace ahora en enero, con un
corte correcto y herramienta limpia, el árbol creará por su cuenta un muñón.
Esa masa puede impedir que el vegetal sane por sus propios medios.
Plantas que dan
alergia
Las alergias es otro nutrido grupo de leyendas urbanas. Mucha
gente confunde semillas con polen, y creen que la pelusa que vuela en primavera
es la responsable de las alergias del mes de mayo. En realidad, son las
gramíneas las que afectan en esa época y su polen es invisible al ojo humano.
Pero esta leyenda urbana ha calado tan hondo que incluso hay ciudades que han
talado sus chopos por petición popular. Otra leyenda es que el polen de las flores
hace estornudar porque nos produce alergia. En realidad, estornudarnos si el
polen es muy excesivo (igual que lo hacemos con la pimienta, por ejemplo) o por
que el perfume es muy intenso. Eso sucede con los tilos, cuyo aroma resulta tan
fuerte que las narices más sensibles lo rechazan.
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