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sábado, mayo 28

Plantas, leyendas urbanas



(Un texto de David Navarro en el Heraldo de Aragón del 31 de enero de 2015)

¿Verdadero o falso?
Existen todo tipo de creencias, y cada particular tiene las suyas, pero algunas rozan el absurdo. Conviene estar atento y no caer en estos errores que pueden dañar e incluso matar a nuestras plantas.

Alcohol y aspirina para las flores cortadas
La semana pasada publicamos [que] una botella de vodka para recordar que un chorrito de este alcohol en el agua permite a la flor cortada durar más tiempo. Y un seguidor nos preguntó: «¿Es eso verdad, o es una leyenda urbana como lo de la aspirina?». Existen tantas curiosidades botánicas que lo verdadero está pasando por falso y viceversa. Respondiendo a la pregunta del seguidor: sí, la aspirina y el vodka funcionan. El alcohol de alta graduación evita que proliferen microbacterias que pueden atacar a los ramos cortados, mientras que la aspirina aporta carbohidratos que la flor todavía puede absorber por el tallo. Pero... ¿qué pasa con otras leyendas que son falsas y han pasado por ciertas durante años?

El error del fertilizante
Una de las leyendas más perjudiciales está relacionada con el abono. ¿Cuanto más, mejor? Pues no. Cuanto más, más contaminante. Las plantas pueden absorber una cantidad limitada de nitratos, el resto acaba filtrado en la tierra y se va por el desagüe o en los jardines acaba en los acuíferos y después en los ríos. La contaminación por nitratos supone un problema para la fauna y tampoco nuestras plantas estarán a gusto: el color verde brillante atraerá a más depredadores y tendremos que utilizar más insecticidas, lo que supone un peligroso círculo.

Los cactus 'mágicos'
A veces nos preguntan conocidos o lectores: «¿Qué pongo en mi balcón si todo se me muere?», y tras escuchar una retahíla de posibilidades, afirman: «Mejor pondré unos cactus y así no riego». Pues lo mismo dará, porque se morirán igualmente. Las plantas adaptadas a grandes periodos de sequía almacenan el agua en su interior o en las hojas. Pero necesitan agua, o morirán. Corno cualquier ser vivo.

Los errores de la poda
Para algunos jardineros, la poda es sinónimo de vida. No conciben una planta que no sea podada al menos una vez al año y denominan el procedimiento 'sanear'. Algunas plantas sí necesitan poda, para que no se vuelvan leñosas, pero otras prefieren que las dejen tranquilas, sin tanto meneo. Por ejemplo, cuando llegan a nuestro jardín: no es cierto que haya que podar la mayoría de ramas de un arbusto o árbol cuando se planta. Si las raíces son las adecuadas, todo el sistema estará equilibrado. Solo se deben podar ramas cuando se adquieren como 'raíz desnuda', es decir, cuando ese sistema radicular ha sido podado previamente para su transporte. Tampoco es cierto que haya que aplicar una masa para cubrir las heridas. Si la poda se hace ahora en enero, con un corte correcto y herramienta limpia, el árbol creará por su cuenta un muñón. Esa masa puede impedir que el vegetal sane por sus propios medios.

Plantas que dan alergia
Las alergias es otro nutrido grupo de leyendas urbanas. Mucha gente confunde semillas con polen, y creen que la pelusa que vuela en primavera es la responsable de las alergias del mes de mayo. En realidad, son las gramíneas las que afectan en esa época y su polen es invisible al ojo humano. Pero esta leyenda urbana ha calado tan hondo que incluso hay ciudades que han talado sus chopos por petición popular. Otra leyenda es que el polen de las flores hace estornudar porque nos produce alergia. En realidad, estornudarnos si el polen es muy excesivo (igual que lo hacemos con la pimienta, por ejemplo) o por que el perfume es muy intenso. Eso sucede con los tilos, cuyo aroma resulta tan fuerte que las narices más sensibles lo rechazan.