Los antiguos secretos del sexo: las 16 posiciones del manual renacentista
(Un texto de Héctor G. Barnés en elconfidencial.com del 13
de febrero de 2017)
En el siglo XVI se publicó un librito que recogía 16 grabados
eróticos copiados por un pupilo de Rafael y que supuso un escándalo en la
Italia renacentista, Papa incluido.
Cuando
hablamos de un libro clásico que recopile posiciones sexuales, todos pensamos
rápidamente en el Kamasutra. De esa manera, pasamos por alto que en la
tradición europea más clásica ya existió un libro que, sin el nivel de detalle
del texto indio, ya recogía 16 distintas posiciones sexuales. No hace falta
irse al período Gupta; podemos bajarnos un poco antes, en la Italia
renacentista del siglo XVI.
Hablamos del
'I Modi' ('Las maneras', 'Los dieciséis placeres' o, en latín, 'De omnibus
Veneris Schematibus'), que fue creado por Marcantonio Raimondi (1480-1534)
–grabador de Rafael Sanzio– a partir de una serie de pinturas de Giulio Romano.
Este volumen ha vuelto a la actualidad gracias a la exposición sobre la obra de
Raimondi que aloja el Museo de Manchester, y que provocó que el autor terminase
en la cárcel por su rompedora representación de la vida sexual a través de
personajes mitológicos e históricos. En España, puede adquirirse la edición
publicada por Siruela en 2008.
La
historia es explicada en un reciente reportaje de 'Salon'. Las pinturas originales habían sido diseñadas por Giulio Romano (1499-1546),
otro de los
aprendices de Rafael, para el Palacio del Té de Mantua. Era un encargo de Federico II Gonzaga, por lo que
tan solo sus invitados verían las pinturas. Como explica Noah Charney, era habitual en la época que los señores
y príncipes
encargasen obras que, aunque de carácter aparentemente mitológico, tuviesen una
intencionalidad erótica. Es algo que explica también John Berger en 'Modos de ver':
gran parte del arte europeo renacentista apela al deseo de la mirada masculina.
Del carácter
público del libro publicado por Raimondi se deriva la polémica que provocó que
todos los ejemplares fuesen destruidos por la Iglesia católica y que el papa
Clemente VII lo mandase a prisión. “Sabía reconocer pontífice. En realidad, se
puede decir que Raimondi estaba pagando de manera indirecta su costumbre de
adueñarse del trabajo de los demás, y que ya le había llevado a enfrentarse con
Durero.
A esta primera
versión hay que añadir otra acompañada tres años después por otros 16 sonetos
de Pietro Aretino, que consiguió sacar a Raimondi de la cárcel y reeditar su
polémico libro. Aretino era uno de los grandes personajes sociales de la época,
un príncipe que albergaba fiestas desenfrenadas en su palacio y que ejercía
como diletante artístico, escribiendo obras de teatro, sonetos o cartas. Según
la leyenda, explica Charney, Aretino murió de un infarto por reír demasiado
fuerte de un chiste verde sobre su hermana. El papa también mando destruir la
nueva tirada de libros, pero gracias al mercado negro, ha sobrevivido algún
fragmento hasta nuestros días que ha permitido que otros artistas como Anibale
Carracci realizasen sus propias interpretaciones sobre las mismas.
Las nuevas reglas del arte erótico
¿Por qué es
tan importante 'I Modi' en la historia del arte occidental, y por qué supone
una ruptura respecto a la tradición medieval? Aquí hay un puñado de
características identificadas por aquellos que, como los autores de un estudio
editado en 'Journal of History of Sexuality', se han internado en su misterio:
el gran tamaño de algunos miembros viriles masculinos (que se diferencian de la
representación clásica, donde eran mucho más pequeños); la representación
explícita de la vulva femenina (como se puede comprobar en el grabado de la
Venus Genetrix); o la representación de sátiros femeninos.
Pero vamos a
los que interesa (o, al menos, lo que le interesaba a Federico II de Gonzaga
cuando encargó esta obra para los murales de su hogar): las posiciones sexuales
que aparecen representadas en estos cuadros se parecen sospechosamente a muchas
de las que conocemos hoy en día, solo que con otros nombres. Es el caso de la
conocida como “Julia con un atleta” y que representa lo que hoy conoceríamos
como 'vaquera invertida', en la que la mujer se siente encima del pene del
hombre y lo cabalga.
No es la única
postura que nos puede sonar de algo. Si echamos un vistazo al muy explícito
grabado “Marte y Venus”, veremos lo que popularmente se conoce como el
misionero invertido, es decir, con la mujer encima del hombre (¿o se trata más
bien de la postura 'vaquera', solo que con el personaje femenino, nada menos
que Venus, inclinado sobre el varón?). También hay una representación del
misionero tradicional (es decir, con el hombre encima) y lo encontramos en el
grabado de Polienos y Crisis, que bien podría formar parte de cualquier vídeo
pornográfico encontrado en páginas como Pornhub.
La mirada
masculina es satisfecha de manera evidente en cuadros como 'Albicíades y
Glicera', en el que el hombre se sitúa de espaldas al observador mientas que la
mujer muestra su gesto de satisfacción. Como hemos dicho, también hay
personajes “reales” en las figuras representadas, como si se tratase de una
especie de 'fan fiction' erótica de los grandes personajes de la historia. Es
lo que ocurre con Antonio y Cleopatra y su misionero de lado, un grabado en el
que puede identificarse claramente cómo el romano introduce su miembro en la
vagina de la última reina del Antiguo Egipto. ¿Excitaría esta visión a los
nobles renacentistas, como hoy lo haría un juego de roles?
Como ya hemos
señalado, es una de esas contadas ocasiones en la tradición humanista en la que
el miembro masculino es dibujado con un gran tamaño. Como no puede ser de otra
manera, a través de Priapo (o Pan), que da nombre a la enfermedad en la cual el
varón no puede relajar su erección continua y dolorosa. Según la leyenda, este
dios menor simbolizaba la fuerza fecundadora de la naturaleza y su figura solía
colocarse en los jardines de los señores romanos. En el grabado que recoge 'I
Modi', este aparece como un sátiro que observa, con su pene inhiesto, una íntima
relación amorosa.
Tan solo el
grabado de la Venus Genetrix no presenta el acto sexual, probablemente porque
se mostraba en la portada (y no queremos que los censores se enfaden,
¿verdad?). Entre el resto de llamativas posiciones sexuales que pintaba
Raimondi se encontraban también el misionero de pie (gracias a la inestimable
ayuda de la fortaleza de Hércules, que sujeta con sus brazos a su tercera
esposa, Deyanira); la masturbación del hombre a la mujer (Eneas se sirve de su
índice izquierdo para satisfacer sexualmente a su esposa Dido); o la siempre
complicada posición de pie (cortesía de Aquiles y Briseida, que de esta manera,
representan el que puede considerarse el arranque de la 'Ilíada' de Homero).
Estas imágenes
nos ayudan a entender a la perfección la diferencia entre el desnudo y lo
pornográfico. Como recuerda Chesney, hay una voluntad clara de excitar al
espectador en ellas, al contrario de lo que ocurre con otras obras de la época
(¿acaso tienen algo que ver con, por ejemplo, 'El nacimiento de Venus' de
Botticelli, pintado en 1484)? El tema mitológico, y el hecho de que en la mayor
parte de casos se trata de matrimonios (como ocurre con el grabado de Antonio y
Cleopatra) no nos llevan a equivocación; no son más que la excusa para
representar como muy pocas veces actos sexuales explícitos.
Etiquetas: libros y escritores, Pequeñas historias de la Historia, s. XVI
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