Jesuitas, la milicia de Dios
(Un texto de Luis Reyes en la revista Tiempo del 27 de abril
de 2011)
Roma, 27 de septiembre de 1540 · La Compañía de Jesús es
aprobada mediante la bula Regimini militantis ecclesiae del papa
Pablo III.
Las órdenes religiosas de carácter militar son un
instrumento de la Iglesia desde las cruzadas, pero en el siglo XVI, con el
desafío de la Reforma protestante, Roma necesitaba un instrumento bélico más
moderno. La nueva milicia de Dios, que se convertiría en una de las
organizaciones más poderosas del mundo, surgió en 1534 en un medio intelectual,
la Universidad de París. Su creador sería un miembro de la nobleza militar con
pasado cortesano y guerrero, San Ignacio de Loyola.
Íñigo López de Loyola había sido paje en la corte de
los Reyes Católicos y capitán en la Guerra de Navarra contra los franceses.
Resultó herido por una bala de cañón en el asedio de Pamplona y la larga
curación de sus destrozadas piernas le había llevado a una crisis religiosa, en
la que decidió abandonar las armas y dedicarse a Dios. Sus inicios fueron
erráticos: en el monasterio de Montserrat colgó sus armas y vestiduras
militares ante una imagen de la Virgen y salió vestido de harapos y descalzo;
estuvo aislado en una cueva, como ermitaño; peregrinó a Roma y Jerusalén. Por
fin, de regreso a España, su amiga Isabel Roser le aconsejó que cuidase su
educación intelectual y fue a estudiar a la Universidad de Alcalá de Henares,
luego a la Sorbona.
Fue al cabo de varios años de formación universitaria en
París cuando perfiló su idea de crear una nueva orden religiosa.
Significativamente, su naturaleza de noble de capa y espada resurgió y concibió
que la orden fuera “como una compañía de caballería ligera”, es decir, una
formación poco convencional, dinámica y arrojada, capaz de dar golpes de mano y
sorprender al enemigo donde menos se lo esperase. De ahí el curioso nombre que
escogió: Compañía de Jesús. O la denominación del superior de la orden: General
–aunque pronto sería conocido como el Papa Negro, tan poderoso era–.
Etiquetas: Pequeñas historias de la Historia, s. XVI
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