Plantas de navidad: tradiciones

(Extraído de un texto de David Navarro en el Heraldo de Aragón del 8 de diciembre de 2018)

¿Por qué relacionamos unas plantas con las fiestas navideñas? El acebo es un ejemplo de planta que arrastra tradición milenaria: desde hace siglos, se ha relacionado a esta planta con el solsticio de invierno, que tendrá lugar el próximo día 21. La mitología gaélica establecía que cuando los días eran largos reinaba en la tierra el dios del cielo; cuando eran cortos, el dios de la tierra y de los muertos. Si el roble representaba al dios de los cielos, el acebo era el árbol que simbolizaba al dios terrenal. El acebo se relacionaba con el espíritu de la naturaleza, que vigila el mundo cuando la noche es larga. Se ha utilizado acebo en Navidad en los países anglosajones porque tradicionalmente, en Gran Bretaña, se ligó a este árbol a la figura de Cristo. Si la iglesia católica confía en el olivo como símbolo, los británicos suelen adornar los templos con ramas de acebo. En las tierras más frías, es la única planta perenne que sobrevive en la zona.

También es navideño el muérdago, planta parásita que se identifica, según la tradición celta, con la protección. Esta planta epífita, que coloniza las copas de los árboles, era considerada mágica por los druidas, que la cosechaban en ocasiones especiales mediante complicados rituales cuando llegaba el solsticio de invierno. Los celtas creían que el muérdago protegía las casas de los malos espíritus, que abundaban en los tres días en los que la noche era más poderosa que el sol: 21, 22 y 23 de diciembre. A partir del día 24, el astro vuelve a elevarse en el horizonte anticipando la futura primavera. La tradición pagana se mantuvo durante siglos, ante el enojo de la Iglesia, que decidió acabar con esta superstición introduciendo el acebo como planta con la que adornar la Navidad, y modificar así los colores de estas fechas, que son rojos y verdes.