Wu Zeitan, la maquiavelo china
(Un texto de R.P. en el XLSemanal del 22 de mayo de 2019)
Wu Zeitan, la única emperador china, fue, sucesivamente, doncella, concubina, consorte, emperador y diosa.
Su belleza le abrió, en el siglo VII,
las puertas del palacio imperial. Primero fue una simple doncella, pero
una vez dentro su inteligencia y su falta de escrúpulos la llevaron a
convertirse en la esposa oficial del emperador Gaozong. Aprovechándose
de la mala salud de su marido, Wu Zeitan empezó a gobernar en la sombra.
Pero eso no era suficiente para ella. No quería ser emperatriz, sino
emperador, algo impensable en una sociedad como la china…, a no ser que
encontrara la forma de conseguirlo. Y Wu lo hizo en el budismo, una religión que comenzaba a extenderse en su país y que sostenía que la siguiente encarnación de Buda sería una mujer.
Ese argumento fue suficiente para ella. Con una calculada campaña
propagandística, la proliferación de augurios prefabricados y la
paulatina apropiación de los símbolos imperiales creó un clima favorable
para su asalto final: convencer al nuevo emperador, su hijo Ruizong, de
que abdicara en su favor. Y lo logró. Wu fue nombrada emperador mujer.
Fue la primera y hasta ahora única fémina que ha gobernado China.
Ejerció entre los años 690 y 705 y lo hizo como un emperador más:
rodeada de favoritos y efebos complacientes. Al final, fue desplazada
del poder con el mismo sistema usado por ella: el complot.
Las claves
El centro del mundo
En
el siglo VII, la dinastía Tang dominó Asia gracias a su Ejército y
convirtió China en la capital mundial. Su corte recibía constantes
visitas de emisarios europeos y asiáticos.
Reparto de galones
El
harén tradicional de los emperadores de la dinastía Tang estaba formado
por cien mujeres ordenadas en cinco estratos jerárquicos. Cuando
ingresó en palacio, Wu lo hizo como doncella, el nivel más bajo de ese
rígido escalafón.
Religión importada
El budismo, llegado de la India, arrinconó el confucionismo.
Wu lo impulsó: levantó templos, realizó donativos, apoyó que todos sus
textos se recopilasen y guardasen en la Pagoda de las Escrituras… y
hasta llegó a asegurar que era la reencarnación de Buda.
Etiquetas: Pequeñas historias de la Historia, s. VIII
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