¿Quiénes eran las ‘Tiffany girls’?
(Un texto de David Navarro en el Heraldo de Aragón del 15 de
diciembre de 2018)
Con peonías o rosas como modelo, diseñadoras anónimas
crearon las famosas lámparas a finales del XIX. Durante décadas la familia
Tiffany ocultó su existencia, hasta que han aparecido unas cartas que
demuestran que eran ellas las auténticas creadoras.
Son vidrieras en miniatura y su colorido está
inspirado en la naturaleza: en el rojo de las peonías, el verde de las hojas,
el violeta de las alas de una libélula…
Las lámparas Tiffany se crearon por pura serendipia, gracias a un encuentro
entre el diseñador de interiores Louis Comfort Tiffany y el inventor Thomas
Edison durante la decoración del Liceo de Broadway (Nueva York) en 1885.
Tiffany quedó maravillado de las bombillas al descubierto y su transformación
tras el cristal. Creó así un taller donde un grupo de mujeres diseñadoras se
inspiró en la naturaleza. El rojo de la peonía o la amapola, el azul de la
wisteria o el verdor de las palmeras se unieron a la elegancia de la libélula
en la imaginación de estas creadoras, entre las que destacaba Clara Driscoll.
Durante su vida, Louis Comfot Tiffany hizo creer a
todo el mundo que él era el diseñador principal de estas joyas convertidas en
lámparas, y durante buena parte del siglo XX así se creyó, hasta que en 2005 se
encontraron unas cartas de Driscoll en las que se documentaba su trabajo en la
creación de los modelos Dragonfly,
Wisteria y Poppy.
Según estas cartas, se ha podido saber que fue idea de
Clara Driscoll la inspiración en elementos naturales para jugar con la luz y
crear un entorno mágico, que fueron los árboles en flor que rodeaban su hogar
en Nueva York los que servían de punto de partida.
Las cartas y toda la información que se pudo recabar a
través de ellas se recopiló en una exposición y un libro, ‘A New Light on Tiffany’.
En ella se explicaba que, a diferencia de otros talleres, eran todas mujeres
las que creaban para la marca. Que Tiffany
requería que las mujeres fueran solteras y las obligaba a marcharse cuando se
comprometían. De hecho, Driscoll, que entró en el taller en 1888, tuvo
que irse cuando anunció su matrimonio. Solo pudo volver en 1892, tras morir su
marido, y se convirtió entonces en la responsable del taller, a cargo de otras
35 mujeres. Pero en 1896 volvió a comprometerse y Tiffany la obligó a irse. Solo
regresó poco después, cuando su prometido murió en extrañas circunstancias.
Driscoll y su equipo fueron las responsables de los
diseños más icónicos de la casa, no solo de lámparas, también de otras pequeñas
joyas. Siempre en la sombra: Louis
Comfot Tiffany nunca la nombró ni habló de quién realizaba los diseños en su
taller. Quizá no fue uno de los muchos intentos de borrar el papel de la mujer
en la industria, ya que en aquella época no era habitual dar a conocer los
nombres de los diseñadores y se apostaba siempre por destacar la marca.
Etiquetas: Culturilla general, En femenino
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