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sábado, noviembre 14

La era del "selfie": ¿qué hay detrás de este fenómeno?

 (Un texto de Silvia Torres en la revista Mujer de Hoy del 17 de marzo de 2018)

La era del selfie ha generado un nuevo ideal estético inalcanzable: un yo virtual modificado por filtros y del que se han borrardo nuestros "defectos". Es lo que se ha dado en llamar Instagram Face, una auténtica fiebre en países como China, donde la aplicación Meitu está instalada en mil millones de teléfonos y el realismo en una foto se considera de mala educación. 

"Subir una foto sin retocar es de malísima educación. Que lo sepas". Me recrimina Cynthia P., una adolescente de 16 años, que se escandaliza porque pretendo colgar en Instagram una foto como Dios me trajo al mundo (y no quiero decir desnuda, sino sin ningún filtro ni app que altere la realidad). Para ella, Instagram es un templo, todas las imágenes que sube a esa red social están cuidadosamente editadas, posproducidas y "recauchutadas" por varios filtros de embellecimiento, que le otorgan una cara con la que ella se queda bastante satisfecha, a pesar de que no tiene mucho que ver con la suya. A saber: cejas muy marcadas y elevadas, piel lisa sin rastro de brillos ni acné, ojos desmesuradamente abiertos, pómulos muy altos, óvalo facial afinado y dientes blanquísimos.

Lo llaman la cara de Instagram (Instagram face) y es el nuevo canon estético que recorre el mundo. Si hasta hace una década el patrón de belleza lo imponía Hollywood, esa responsabilidad recae ahora en ingenieros y programadores. La cara de Instagram es el resultado de la acción de varios algoritmos que consiguen alterar los rasgos faciales hasta conseguir un rostro bastante homogéneo y adolescente. La mayor virtud de estas apps es corregir los "defectos" de la cámara frontal de los teléfonos e identificar "imperfecciones", como manchas, granos, ojeras o cicatrices, para hacerlas desaparecer de un plumazo.

Consecuencia: si antes a las consultas de cirugía estética llegaban las pacientes con fotos de actrices de Hollywood para copiar sus rasgos, ahora llegan chicas cada vez más jóvenes, y bastante guapas, con sus propias fotos alteradas por aplicaciones y filtros varios, y le piden al cirujano que intervenga para conseguir hacer realidad esa versión mejorada de si mismas. Es decir, ya no se quieren parecer a Angelina Jolie, sino a su selfie.

Una vida con filtros

Ali Souied, un cirujano plástico de la clínica londinense Skin and Follicle contó a The Washington Post cómo ha visto aumentar las peticiones de procedimientos estéticos inspirados en las redes sociales. Ya no se trata solo de conseguir más likes y seguidores, sino de vivir, literalmente, en una realidad virtual. "Suelen buscar relleno de labios, elevación de pómulos y rinoplastias no quirúrgicas, que son rasgos emblemáticos de la cara de Instagram. Su objetivo es igualarse lo más posible a su imagen alterada por un programa informático". 

Así, las cosas, los cirujanos, que ya tiene que lidiar con las extravagantes peticiones de clientes que quieren alcanzar ideales estéticos en ocasiones inalcanzables, se enfrentan ahora a un nuevo fenómeno. "Antes era más fácil hacerles entender que no hacemos milagros, pero ¿cómo explicarles ahora que a veces no es posible conseguir esa versión de su propia cara?", me explica con una cierta frustración María Campos, que es dueña de una clínica de estética de La Florida.

Cynthia P. aún no está conforme con el resultado de la foto que subirá esta mañana a Instagram. Lleva más de 15 minutos probando y desechando filtros para conseguir el aspecto que dejará encandilados a sus seguidores (más de 1.000, circunstancia que su madre ni siquiera sospecha). Probablemente, no llegará al tiempo medio que pasa una adolescente china alterando una foto antes de subirla a la red (40 minutos), pero a mí ya me parece demasiado. Los expertos hablan de la generación pre-redes sociales, o sea la mía, preocupada hace más o menos una década por los efectos que tendría sobre la autoestima de las más jóvenes la difusión constante en la publicidad de un ideal estético femenino falseado por el Photoshop, y que ahora se encuentran con que la falta de confianza se alimenta de la comparación de la imagen propia con su versión mejorada por la tecnología.

La reina de todas estas aplicaciones de embellecimiento que prometen el selfie perfecto se llama Meitu. Nació en China y es tan popular que su nombre se ha integrado como un verbo más en el léxico popular de aquel país. "Hacer del mundo un lugar más bello" es su máxima y sus efectos han cambiado literalmente la cara de este país. Han creado un nuevo rostro, el wang hon lian, que significa cara de celebridad en Internet.

Su campaña de publicidad afirma sin pudor que un hombre que no sabe hacer un buen selfie no merece ni una primera cita. Su director de finanzas, Gary Ngan explicó que su invento no intentaba imponer un determinado ideal de belleza, sino que estaba pensado para hacer más felices a las personas porque -y cito- "la belleza es sinónimo de felicidad. Normalmente, te sientes más feliz cuando te ves más bello".

Meitu está instalada en mil millones de teléfonos, la mayoría en China y el resto de Asia, pero también en Occidente y cada vez con más fuerza. Se estima que más de la mitad de los selfies publicados en las redes sociales chinas han sido intervenidos con esta aplicación o con algunos de sus productos, con nombres como BeautyPlus, BeautyCam o SelfieCity, cuyas prestaciones van desde alisar y blanquear la piel, hasta aclarar los ojos y alargar las pestañas hasta el infinito y más allá. 

 

La periodista china Jiayang Fan contó en un artículo en The New Yorker su experiencia con una usuaria muy activa en Meitu, que le enseñó cómo hacer el selfie perfecto con el teléfono preferido por las chicas chinas urbanas y de clase media alta, el Meitu M8, un smartphone que promete el selfie perfecto creado por la misma compañía. "Sosteniendo el dispositivo a la distancia de un brazo, ella hizo el gesto de bajar la barbilla -eso hace que la cara se vea más fina, me informó-, hizo la foto y me enseñó el resultado: mi complexión se había suavizado y mis ojos eran más grandes y redondos. ¿Cómo era posible ese "milagro"? Le pregunté si había manipulado la foto con alguna aplicación. Con una sonrisa socarrona, me dijo: "Yo no he hecho nada, el teléfono ha actualizado tu imagen automáticamente".

El espejo tiene dos caras

Sí, porque la evolución del asunto ya está en el punto en que teléfonos como el Meitu V4S parecen adivinar que aspecto le gustaría tener al usuario para intervenir el selfie sin que el interesado tenga que recauchutarse virtualmente a sí mismo. Todo un ahorro de tiempo.

La mejora estética de Fan siguió con la app BeautyPlus, donde ella debía escoger del 1 al 7 el nivel de belleza que quería mostrar en ese selfie en concreto. A medida que iba subiendo en esa escala de belleza, aumentaba la palidez y la eliminación de pecas y manchas en la piel. Luego se pasaba a contornear y a afinar el ovalo facial, blanquear los dientes y agregar algunos centímetros de estatura. Lo siguiente fue aplicar un filtro, a escoger entre "celeste" o "vudú", y finalmente se aplicó una de las últimas prestaciones de Meitu, un filtro llamado "personalidad", que puede dar un aire bohemio, místico o romántico. Por supuesto, las personalidades disponibles, como todo lo demás, estaban predeterminadas. 

El Meitu V4S se vende como "el mejor teléfono para hacer selfies" y la empresa que lo fabrica reconoce que, a pesar de ser su verdadera fuente de ingresos (la app es gratuita), no puede satisfacer una demanda que les ha pillado de sorpresa. Su éxito está en la cámara frontal, con un sensor de 21 megapíxeles, la de mayor definición del mundo. Al lado de la lente, una bola llama la atención: es el flash inteligente que permite tomar los selfies más nítidos del mercado. La casa madre de Meitu y del teléfono Meitu V4S es también la creadora del concepto beautify, algo así como "embellécete", que en los términos chinos se traduce en: blanquea tu piel, agranda tus ojos, eleva el puente de la nariz y afina el mentón.

Las cuatro son peticiones que llegan (de forma literal) a los quirófanos, donde las intervenciones más populares son la bleflaroplastia -para conseguir reducir el párpado-, cortes en la mandíbula para afinar el óvalo facial y los arreglos de nariz. Zhao Zhenmin, secretario general de la Sociedad de Cirugía Plástica y Estética China, explicaba que en su país las cirugías más demandadas ya no tenían nada que ver con eliminar los signos de la edad, como los liftings sino con adecuarse al canon estético en boga. Según su testimonio, el procedimiento más popular modificar el párpado para agrandar el ojo. En otras palabras, reemplazar la forma rasgada de los ojos asiáticos por otra más occidental. Incluso, un nuevo filtro de BeautyPlus, una de las apps de Meitu, se llama "sangre mixta" y se utiliza para conseguir un look más euroasiático.

¿Democratizar la belleza?

En las redes sociales occidentales se han levantado varias oleadas de indignación que denuncian que el aumento de los niveles de belleza en el ranking de la aplicación consisten invariablemente en aclarar cada vez más la piel. La compañía niega la mayor e insiste en que está democratizando la belleza, "convirtiéndola en algo que se puede trabajar y no en una cuestión de suerte genética". Como si hubiera una belleza (la occidental) y como si la vida de estás personas "beneficiadas" por sus apps trancurriera dentro de un teléfono.

Como sea, los que deciden cambiar su cara por una mejor (lo hacen chicas y chicos) están tan satisfechos de su nuevo aspecto que se jactan de que sus compañeros de colegio no serían capaces de reconocerlos. Borran todas las imágenes previas a las múltiples cirugías y agradecen a la era digital que les permita que su imagen del pasado se destruya para siempre.

Cuando Cynthia P. tiene listo su selfie mejorado para publicar en Instagram, me lo enseña. No está mal: los ojos grandes, buena cara, las pestañas considerablemente más largas y los labios a reventar, como si se hubiera pasado con el relleno. "¿No te da miedo que no te reconozcan?", pregunto. Su respuesta es concluyente: "No pongo una foto para que me reconozcan, sino para que me vean guapa." A esta misión ha dedicado buena parte de la mañana.

Hay un mundo en el que tiene sentido que los teléfonos te "actualicen automáticamente", léase "te recauchuten por defecto" ya sin siquiera preguntar tu opinión. Afortunadamente (aún) hay vida más allá de Instagram.

Otras Apps de embellecimiento:

  • Face APP: emplea tecnología de Inteligencia Artificial para cambiar rasgos y la expresión de tu rostro. Gratuita. Para Android e iOS.
  • Beauty Plus: hace que tus fotos parezcan una película de animación. Permite cambiar el tono de la piel, agrandar los ojos y hacer que la cara luzca más “afinada”. Gratuita. Para iOS y Android.
  • Microsoft selfie APP: corrige los defectos de las cámaras, detecta las imperfecciones faciales y las borra de las fotos. Gratuita. Para iOS y Android.

 

 

 

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