Aceras y sentido común

 (Extraído del la columna de José Javier Rueda en el Heraldo de Aragón del 14 de junio de 2020)

[...] Los gobernantes creen que los ciudadanos andamos muy justitos de inteligencia y aun de sentido común. Otros antes que ellos, en épocas menos ilustradas, demostraron mucha más audacia. 

Se cuenta que a mediados del siglo XVIII se comenzaron a cons-truir en Madrid las primeras aceras, pues hasta entonces las vías públicas estaban ocupadas totalmente por la calzada. Surgió el problema de cómo evitar los encontronazos entre viandantes acostumbrados a caminar sin límites de espacio. En una acera estrecha, ¿quién debía ceder el paso si dos personas se cruzaban mientras circulaban en direcciones opuestas? El alcalde de la villa decidió consultar al rey, con la intención de publicar un bando al efécto. Hecha la consulta, Carlos III le contestó con mucho ingenio: «Publique que debe ceder la acera el que tenga mejor educación».