Cuéntame un cuento...

...o una historia, o una anécdota... Simplemente algo que me haga reir, pensar, soñar o todo a la vez, si cabe ..Si quereis mandarme alguna de estas, hacedlo a pues80@hotmail.com..

miércoles, octubre 20

¿Cómo llegaron los caballos a América?

 (Un texto de José Segovia en el XLSemanal del 5 de abril de 2020)

La repoblación comenzó con cinco yeguas y veinte caballos andaluces que zarparon con Cristóbal Colón en su segundo viaje… 

Los caballos poblaron el continente americano en tiempos remotos, tal y como acreditan vestigios arqueológicos. Pero se extinguieron hace unos diez mil años por causas desconocidas. Su historia en el Nuevo Continente volvió a comenzar con la orden de los Reyes Católicos de mandar a sus nuevas posesiones veinte caballos y cinco yeguas. Estos animales llegaron a la actual República Dominicana en el segundo viaje de Cristóbal Colón, que zarpó de Cádiz el 25 de septiembre de 1493.

Las diecisiete naves al mando de Colón partieron de Andalucía para trasladar a los artesanos necesarios para desarrollar los nuevos territorios ultramarinos. Entre otros se contaban labradores, curtidores, tejedores, carpinteros o herreros que viajaron con sus herramientas: azadas, palas, sillas de montar, arados y aparejos de todo tipo.

Los colonos tendrían a su disposición los caballos, vacas, ovejas, mulas, burros y cabras que viajaron en esa segunda expedición de Colón. Los reinos hispanos llevaron al Nuevo Mundo el patrimonio cultural hispano del siglo XV, que era un compendio de todo lo que aportaron los griegos, romanos, árabes, judíos y visigodos que se asentaron en la Península.

Todos los historiadores coinciden en que la conquista de América fue posible gracias a los caballos, cuya presencia en los campos de batalla causaba pavor a los aztecas, incas y otros pueblos autóctonos. Los que viajaron en la segunda travesía de Colón eran equinos de las marismas del Guadalquivir, poco vistosos y de pequeña alzada, pero bien adaptados a los espacios naturales que se encontraron en América, como las pampas argentinas o las grandes praderas del Medio Oeste estadounidense.

Desde la actual República Dominicana, algunos equinos pasaron a Cuba y años más tarde saltaron al continente. Los que poblaron las grandes llanuras norteamericanas llegaron desde México con la expedición de Juan de Oñate. La cultura del caballo hispana se llevó a América con todos sus derivados, como el rancho y la hacienda de ganaderos, la silla de montar y el vaquero, con sus zahones y espuelas.

El vaquero andaluz que cruzó el océano se transformó en el charro mexicano, el gaucho argentino o el cowboy estadounidense. Con el tiempo, algunos caballos huyeron a los montes y se asilvestraron. Muchos fueron domesticados por tribus indias.

El paso del tiempo no ha borrado de los caballos americanos los rasgos inequívocos de las razas de equinos hispanoárabes.

Los Mustang que cabalgaban sioux y apaches eran descendientes de los caballos de los colonizadores españoles.

Más detalle en lavozdelsandinismo.com:

El 23 de mayo de 1493 comenzó la historia del caballo en América con un escrito de los Reyes Católicos, quienes ordenaban el envío al Nuevo Mundo de 20 caballos y cinco yeguas escogidos en el reino de Granada. Estos caballos llegaron a América gracias a Cristóbal Colón quien, en su segundo viaje, los llevo con él.

Los Reyes Católicos escribieron a su secretario Fernando de Zafra para que escogiese 20 lanzas jinetas junto a cinco “dobladuras” hembras de entre la población de la Santa Hermandad, y esos fueron los caballos que llegaron a América.

Cuando el equino se aclimató en la isla de Santo Domingo, su cría se extendió a las otras Antillas, ya Centroamérica, de donde se proveyeron de caballos a casi todas las expediciones del descubrimiento y la conquista. Pizarro fue autorizado a llevar montados de Jamaica al Perú, y de allí Valdivia se abasteció para ir a Chile, de donde pasarían a la Argentina.

Durante mucho tiempo el caballo que se trajo a América era español, no solo porque la colonización del Nuevo Mundo fue hecha por los españoles, sino porque los conquistadores y colonizadores de cualquier nacionalidad buscaban al caballo español por ser el mejor de esos tiempos.

Con excepción del caballo árabe, no ha habido otro como el español de los siglos X al XVII que haya tenido tanta merecida fama y recibido tantos elogios. Baste decir que para ponderar a un caballo se decía “parece español”, y que Guillermo el Conquistador y Ricardo Corazón de León lo prefirieron.

 

 

Etiquetas: