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domingo, octubre 31

Ken Miles, el gran desconocido que hizo ganador al Ford GT40

 (Un texto de Carlos Barazal del 12 de noviembre de 2019 en motorsport.com; lo he buscado tras ver la película Le Mans 66, por cierto)

El trabajo de Ken Miles como probador fue fundamental para que Ford batiera a Ferrari en Le Mans. El burlón destino le privó de una victoria que le habría colocado en el Olimpo máximo.
 

"Prefiero morir en un coche de carreras que devorado por el cáncer"

Nació en Inglaterra, en 1919, uno de los mejores, importantes, fugaces y desconocidos pilotos de la historia. La mecánica y Estados Unidos le fascinaron desde muy pequeño. Ya con 15 años modificó un Austin 7 mientras sus aptitudes académicas eran bastante pobres. Tras intentar emigrar al 'nuevo mundo' un par de veces de manera fallida, entró como aprendiz en Wolseley Motors. Wolseley le pagó una escuela técnica hasta que estalló la Segunda Guerra Mundial.

Llegó a ser sargento en un batallón de ingenieros de tanques en el que recuperaban y reparaban las unidades dañadas. Su unidad fue una de las primeras en liberar el campo de concentración de Bergen-Belsen. En su camino hacia el corazón de Alemania, tuvo un encuentro sorpresa con un oficial alemán en un edificio. Salió con vida gracias a su rapidez desenfundado su pistola y disparando. No era raro verle en las carreras años después vistiendo su guerrera de manera orgullosa.

Tras la guerra casi se arruinó intentando correr en Gran Bretaña. Compró un motor Mercury V8 y se lo ajustó a un Frazer Nash. Con él arrasó en subidas y en circuitos. Pero en un país con tantos problemas después de la gran guerra, las carreras todavía eran algo residual. Hasta que un antiguo amigo de Wolseley le ofreció trabajo en California. En diciembre de 1951 dejó atrás las islas y se fue a un concesionario de MG. Allí, trabajando y modificando vehículos, normalmente con base o motor Porsche, se hizo un nombre y ganó incontables carreras.

Es famoso The Flying Shingle, un híbrido de MG con el que batió a los reyes hasta ese momento en las carreras californianas, los Simca y los Porsche. Ken Miles era agresivo, pero leal en la pista, muy hablador, intimidador y temerario. A la vez era divertido, siempre dispuesto a echar una mano, y un trabajador incansable. Pero a pesar de sus indudables cualidades como piloto, su fama le precedía. La modificación y preparación de los vehículos y de sus casi mágicas manos con la mecánica llamaron la atención de Carroll Shelby.

CARROLL SHELBY
Carroll Shelby empezó como piloto con algunos éxitos. Disputó 8 grandes premios de F1 entre 1958 y 1959 y ganó Le Mans con Roy Salvadori en un Aston Martin DBR1 con John Wyer como Jefe de Equipo.

Tras retirarse por temas de salud de las carreras abrió una escuela de conducción y de preparación de vehículos en Los Ángeles. Después de modificar varios AC Ace, adaptándoles un gran motor V8 , llegó a un acuerdo con el constructor británico para modificar sus Cobra y plantar cara con ellos a Ferrari.

Se puso en contacto con Chevrolet y Ford para que le suministraran los motores. Donde Chevrolet no lo vio claro, Ford no puso pegas porque quería crear un departamento de competición. AC envió chasis con ciertas modificaciones para albergar los V8 y así nació el AC Cobra. El resultado final fue el Shelby Daytona Coupe que consiguió tres victorias en la Clase GT, incluyendo Le Mans en 1964, y el título de fabricantes para Ford en 1965.

A Miles, a pesar de su prestigio y resultados, no le iba muy bien. Porsche le había vetado por usar sus motores en vehículos modificados, así que se vio obligado a cerrar su taller. Justo en el momento en el que Carroll Shelby le ofreció ser su Director de Competición.

Shelby adoraba la forma de trabajar de Ken Miles: las anotaciones que hacía en cada test, que ayudaban muchísimo al desarrollo de los coches; sus conocimientos profundos de ingeniería y mecánica; su mordaz y afilada lengua y su habilidad al volante para detectar los problemas y aplicar soluciones a los coches.

Las manos de Miles fueron clave para que los Cobra de Shelby evolucionaran mucho. La mejora que experimentó el Shelby GT350 fue espectacular en Estados Unidos. Miles encargó a los mecánicos que aligeraran el chasis mientras él trabajó en mejorar la suspensión. En poco tiempo, febrero de 1965, el coche ganaba su primera carrera. Medio año antes, Ford sufría una dura derrota contra Ferrari en Le Mans.

FORD vs FERRARI
Inmediatamente Henry Ford II buscó soluciones y decidió trasladar parte del proyecto de John Wyer con Eric Broadley y Lola a Shelby America con dos unidades. La victoria del Cobra en la clase GT batiendo a Ferrari en Le Mans fue decisiva en la decisión. Ken Miles fue nombrado el piloto oficial del prototipo.

Miles probaba en Riverside en jornadas interminables. Pero una de las más importantes fue en Willow Springs. Un trazado en pleno desierto de Mojave, con serpientes de cascabel por doquier, donde se llevaron a cabo pruebas aerodinámicas pegando a la carrocería tiras de algodón. Supervisado por el departamento aeroespacial de Ford, descubrieron que el coche perdía más de 75 cv por una mala canalización del flujo del aire en el coche.

Tras ir solucionando Miles los problemas de manejo y mejorar la parte aerodinámica, inscribieron varias unidades para las 12 Horas de Daytona. Ahora tocaba ir descubriendo las pegas de fiabilidad. Junto a Lloyd Ruby, ganó la mítica carrera por delante de otros cuatro GT40. Por primera vez en 40 años un coche estadounidense ganaba una prueba de primer nivel internacional. Ken Miles lograba lo que más ansiaba, pilotar.

Le Mans 1965. En las primeras horas todo fueron sonrisas pero cerca de cumplirse el primer tercio, al caer la noche, un aviso que le dio John Wyer a Henry Ford II tras los problemas del año anterior empezó a cumplirse. "No necesitas más potencia, necesitas fiabilidad". El cambio a motores más grandes y potentes fue demasiado a pesar de las mejoras aplicadas a los coches, y cayeron uno tras otro. Tras la derrota, Ford decidió involucrar a otra organización para que preparara otra batería de coches: Holman-Moody.

IMPARABLES
Shelby y Miles siguieron trabajando y llegó otra victoria en Daytona. Esta vez en la primera edición como 24 Horas. Para satisfacción personal, no sólo por batir a Ferrari, quedó derrotar a los coches de Holman-Moody. En Sebring Miles y Ruby volvieron a ganar. El coche estaba listo. El deseo de derrotar a Ferrari ardía en Henry Ford II, despechado tras haber jugado con él Enzo Ferrari al negociar la compra de la firma italiana por parte de Ford. También en Carroll Shelby, al que nunca gustaron las maneras del Commendatore y recibió una oferta casi humillante para que corriera con los coches italianos. Y en Ken Miles, que consideraba a Ferrari responsable de las muertes de sus pilotos a finales de los 50 y principios de los 60.

Ocho coches fueron admitidos para tomar la salida en Le Mans 66, seis de ellos construidos por Shelby American. Ken Miles, que a pesar de su gran nivel de conducción había estado por debajo del radar siempre, iba a correr en Le Mans diez años después de haberlo hecho en un MG. Nunca intentó correr en F1 o en Indy. Y allí estaba. Con su creación y con tiempo, no como el año anterior, para afinarla al máximo.

Todo fue como la seda y a mitad de carrera los ocho GT40 dominaban la general. Ferrari había sido derrotada y destruída en su carrera. El deseo de los tres hombres que habían unido sus fuerzas se había cumplido. Ferrari no volvió ganar en Le Mans desde entonces.

LLEGADA
A Henry Ford II, que había dado la salida en esa edición, se le ocurrió provocar una llegada a meta con empate. Quería que los tres coches del podio llegaran juntos con el #1 y el #2 cruzando la meta a la vez para que la victoria fuera declarada como empate.

Cuando Carroll Shelby habló con Ken Miles sobre la idea a éste le cambió la cara. No tenía muy claro qué significaba aquello, pero no le veía nada bueno. Tenían casi dos vueltas de ventaja. Sintiéndose en parte engañado, levantó el pie muy al final ante la insistencia desde boxes.

Eso permitió que Bruce McLaren le recuperara la desventaja. McLaren era un hombre Ford y había estado desde el principio en el proyecto. Miles no dejaba de ser un empleado subcontratado. ¿Podía ser despedido de Shelby si no obedecía? Desde luego, pero con la victoria en Le Mans debajo del brazo.

Pero Miles no olvidó que fue Shelby fue quién le dio la opción de seguir en las carreras. Leo Beebe, responsable del departamento de competición de Ford, fue el que orquestó la maniobra. Los comisarios le dijeron que no podía haber empate. Y sin embargo se lo calló, porque consideró que McLaren y Chris Amon se merecían la victoria.

Beebe se la tenía guardada a Miles tras haber ignorado éste las órdenes de equipo en Sebring para dejar la victoria a Dan Gurney. Aquella batalla terminó con la rotura en la última vuelta del coche del estadounidense. Todo apunta a que Henry Ford II y Carroll Shelby, tras haber hablado Leo con los comisarios, no sabían lo del empate.

Se declaró ganador al #2 porque había partido 20 metros más atrás y por tanto era el coche que más distancia había recorrido. A pesar de que Miles despotricó de todo y de todos, luego pidió al periodista que tuviera cuidado al plasmarlo de manera impresa. Porque Ford y Shelby le habían dado todo y sólo podía estarles agradecido. Carroll Shelby siempre reconoció que nunca debió de haberle pedido aquello a su piloto.

MUERTE
Ken Miles perdió la opción de ser el primer piloto en lograr la triple corona, Daytona-Sebring-Le Mans, en resistencia. Y nunca más pudo optar a ella.

Dos meses después, a mitad de agosto, llegó un nuevo prototipo, J-car, al que se había aligerado al máximo usando el material en forma de panal de abeja. Le quedaba un último grupo de vueltas. Sin ir especialmente rápido pasó por la recta de atrás del circuito de Riverside. Al ir a frenar para tomar la curva 9 a unos 160 km/h algo ocurrió y el coche, frenando para tomar la curva a la izquierda, se fue bruscamente a la derecha, golpeó un talud e inició una serie de vuelcos incendiándose a continuación. Ken salió despedido y murió en el acto.

Aunque oficialmente no se pudo esclarecer la causa del accidente, todo apunta a una rotura de la estructura de nido de abeja, paradójicamente usada para dar más rigidez y menos peso. Pudo ser que los remaches del anclaje del cinturón de seguridad debilitaran la estructura y en el primer golpe aquel se arrancara.

En Ford dieron orden de montar en todos los coches una jaula de seguridad. Al año siguiente, Mario Andretti salvaba la vida tras un terrible accidente en Le Mans en uno de los Ford. Fue la última contribución de Miles, que no pudo ver cómo sus criaturas ganaban tres ediciones más de la prueba que se había convertido en el patio de juegos de Ferrari. Le Mans.

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