Mima tus manos

(Un texto de Laura Requejo en la revista Mujer de Hoy del 19 de enero de 2019)

Su nivel de mantenimiento no puede ser más bajo. Y, sin embargo, son las eternas olvidadas. Hasta que el frío y los excesos a que las sometes las deshidratan tanto que se vuelven incómodas, resecas y hasta irritadas. No las lleves al límite. Unos cuidados mínimos pueden hacer maravillas por tus manos, (que, por cierto, delatan tu edad mucho antes que las patas de gallo).

La diferencia entre unas felices y otras desastrosas es un elemento muy simple: la crema de manos. Cargada de emolientes y selladores para nutrir y retener la hidratación, tienes miles de opciones. Para no equivocarte sigue siempre unas reglas básicas: aplica cremas con SPF de día y con extra de nutrición de noche. Y huye del petrolatum y de activos procedentes de la industria petroquímica en favor de ingredientes naturales con alto poder de nutrición, como la manteca de karité, el aceite de jojoba o la cera floral de la rosa de mayo presente en La Creme Mains Riche de Chanel.

Pero tan esencial es elegir bien como aplicarla de la forma correcta. En la palma, la piel es mucho más gruesa y cuenta con muchas glándulas sudoríparas que le ayudan a soportar casi todo. Lo malo es que ese extra de protección también hace más complicada que la hidratación penetre.

En el dorso apenas hay glándulas sebáceas y la piel es tan fina como la del contorno de los ojos, con lo que pierde lípidos con mucha facilidad. Por eso tienes que empezar aplicando un garbanzo de crema en el reverso y juntar ambos con un ligero movimiento circular para que se distribuya sin insistir (penetra fácilmente y estirar la piel puede dañarla). En la zona de los dedos puedes frotar las manos con mayor cantidad de crema e intensidad de movimientos, porque así vas a mejorar su nivel de absorción.