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jueves, enero 12

Caridad Mercader, la madre del verdugo

(Un texto de Luis Reyes en la revista Tiempo del 22 de mayo de 2015)

México, mayo de 1940. Caridad Mercader llega para asesinar a León Trotsky.

"Caridad Mercader, mujer ejemplar y heroína auténtica", así se titula un artículo apologético de la revista Crónica, dedicado en 1937 a la que llamaban entonces "la Pasionaria catalana". La Historia, sin embargo, la recordará siempre como la madre del asesino de León Trotsky, pero no una madre accidental, sino la creadora consciente del instrumento del crimen más notorio del estalinismo, la mano que movió los hilos de la marioneta. Veamos cómo lo preparó.

A finales de 1936, primeros meses de la Guerra Civil, la Generalitat catalana y el PSUC envían una misión a América en busca de ayuda que pasa por avatares de película. Van en el buque Manuel Arnús, cuyos oficiales se pasan al bando franquista al llegar a La Habana. Las autoridades cubanas detienen entonces a los republicanos, que solamente son liberados por la intervención personal del presidente de México, el general Cárdenas. Al final, un buque de guerra mexicano los lleva a Veracruz, donde les espera el presidente Cárdenas con un gran recibimiento.

La delegación catalana está compuesta por la cifra extravagante de 108 personas, lo que apunta a muchos enchufados escaqueándose de la guerra. Sin embargo, nadie se atrevería a decir que Caridad Mercader sea de los oportunistas. Se ha echado a la calle en Barcelona el 18 de julio para enfrentarse a la rebelión militar, y luego se ha marchado al frente de Aragón con los primeros milicianos pese a tener cuarenta y tantos años. Formando parte de la Columna Carlos Marx ha sido gravemente herida y ha pasado dos meses en un hospital. Además tiene en el frente a sus dos hijos mayores. Caridad es la persona con más autoridad, al menos moral, de la delegación, y es ella quien habla ante el Congreso de los Diputados mexicano.

Decir que Caridad Mercader es un agente de la NKVD, la siniestra Policía política de Stalin que dirige Beria, sería una simplificación engañosa. Caridad es en realidad el arquetipo de un fenómeno histórico, el compromiso apasionado que entre las dos guerras mundiales se produjo en la juventud internacional, volcada a las ideologías políticas que pretendían arrasar el orden existente. Fuesen comunistas o fascistas, eran fanáticos dispuestos a sacrificarlo todo, su vida y su alma, por el credo elegido, capaces de morir y de matar con el mismo desprecio hacia los viejos valores del humanismo.

Caridad del Río, señorita nacida en Cuba y casada con un empresario catalán con el que tuvo cinco hijos, no solo rompió con la vida acomodada para ella y para su prole -"adoradora del atentado y feligrés de la bomba", la llama el poeta revolucionario cubano Juan Marinello, evocando sus inicios anarquistas-, sino que ofreció uno de sus hijos en sacrificio al ídolo de la revolución. Escogió a Ramón, le hizo ingresar en la NKVD y lo llevó consigo a México para una misión suicida, asesinar a Trotsky, que ella misma dirigía. Convertido por su madre en autómata ejecutor, Ramón Mercader sería el kamikaze silencioso que jamás revelaría nada en sus 20 años de prisión, ni siquiera su nombre.

Descubierta. Volvamos al primer viaje de Caridad a México. El Día de la Revolución Caridad Mercader recibe el honor de encabezar el magno desfile de los sindicatos mexicanos, vestida con el mono de miliciana republicana. También ha ido a México para preparar el refugio de Trotsky en ese país Bartolomeu Costa-Amic, un dirigente del POUM (partido trotskista español), que al reconocerla la increpa: "¡Tú, cabrona, has venido a organizar el asesinato de Trotsky!".

Es posible que lo que cuenta Costa-Amic sea una elaboración posterior, pero de ser cierto resulta profético. En marzo de 1939 Stalin da a Sudoplátov, jefe del departamento de Operaciones Especiales de la NKVD, la orden directa de matar a Trotsky. Leonid Eitingon, alias general Kotov en la guerra de España, durante la que fue reclutador y amante de Caridad Mercader, se pone al frente de la operación Utka ("pato", en ruso). Viaja a Nueva York con Caridad y Ramón Mercader, y luego por distintos caminos los tres van a México, donde Trotsky vive en un chalet-fortaleza en Coyoacán.

La operación Utka tiene dos componentes. Por una parte Caridad y Ramón aportan la inteligencia y la disciplina suicida; por otra, el famoso pintor Siqueiros y 20 pistoleros del Partido Comunista de México aportan los huevos de machos mexicanos. Madre e hijo realizan la labor de información y preparación del asalto, que tiene lugar el 24 de mayo de 1940. El atolondrado Siqueiros y sus hombres llegan hasta el dormitorio de Trotsky, le disparan 75 tiros con sus pistolones, pero no son capaces de darle.

Ante el ridículo fracaso de los comunistas mexicanos, les toca el turno a los españoles, que no necesitarán pistolas, sino la sutil astucia de la infiltración y la escalofriante determinación de un golpe de piolet. Caridad y Ramón Mercader pasan del nivel organizativo al ejecutivo. El hijo es el verdugo mientras la madre le espera al volante de un coche, para proporcionarle una huida que ambos saben que es imposible.

La historia de la ejecución de Trotsky por Ramón Mercader es de sobra conocida. Ramón Mercader cumplirá 20 años de cárcel sin abrir la boca, pero Caridad intentará rescatarlo en un último viaje a México.

A finales de 1943 la célula de la NKVD en México diseña la operación Gnomo, la fuga de Ramón Mercader de la cárcel. Los planes son complejos, pero la llegada de Klava (nombre de Caridad en el código de la NKVD) los complica aún más, pues parece haber recuperado un amor de madre que se impone a su sentido de la disciplina y su frialdad de agente secreto. Se diría que ya no se fía de los rusos y empieza a moverse por su cuenta. Según la NKVD, levanta la liebre, hasta el punto de que la operación Gnomo es abandonada. El propio Ramón Mercader dice que la actuación dictada por el sentimiento de su madre le ha condenado a cumplir completa su sentencia.

Manuel García en su último libro Compañeras de viaje, resume en certera frase al fascinante personaje de Caridad Mercader: "Una madre coraje en medio del fervor estalinista de una época".

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