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lunes, abril 28

La Seo: Maroma Rami, el ‘arquitecto' moro de la seo

(Un texto de L.G. en el Heraldo de Aragón del 1 de diciembre de 2019)

El largo empeño de Gonzalo M. Borrás, fallecido el 27 de febrero [de 2019], y el de su principal continuador, Bernabé Cabañero, han puesto en circulación numerosos datos y nuevos puntos de vista sobre la intervención de los 'maestros de obras moros' (hoy podría llamárseles arquitectos y aparejadores musulmanes). No se limitan a factores técnicos y constructivos. Las investigaciones, desarrolladas durante decenios, han cubierto también el examen de cientos de documentos, a veces recónditos, de tipo administrativo o contable, en los que constan emolumentos, salarios, condiciones laborales, plazos, albaranes, encargos de materiales con sus costes detallados, personal subalterno y otras circunstancias que han permitido reevaluar el papel de primera importancia que desempeñaron, y de forma destacada en la Casa Real, estos expertos constructores, por cuya mano cobró el arte aragonés notables aspectos diferenciales.

Hace un decenio, en un homenaje académico publicado en honor de Julián Gállego, el añorado Gonzalo M. Borrás trazó un interesante panorama sobre la condición social de los arquitectos moros (‘maestros de obras', propiamente) en Aragón. Eran muy apreciados, recibían encargos de primera magnitud, bien retribuidos, decididos por reyes y arzobispos, que los contrataban para mejorar desde el propio palacio real (la Aljafería) hasta la catedral de Zaragoza. Hay bastante documentación al respecto, de modo que se han podido delinear por los historiadores incluso dinastías profesionales perdurables.

Los reyes -recordaba Borrás- tenían en gran aprecio su palacio y se referían a la 'riostra dilecta' o ‘dilectisima Aliafaria'. Pensaban, por lo tanto, muy bien a quién encomendar su cuidado. Llegó a haber un equipo encargado de las continuas y costosas obras, compuesto por varios maestros bajo la batuta de un maestro mayor, todos ellos musulmanes. Fue el caso del linaje de los Benito, que ya trabaja en 1212 para las testas coronadas, de cuyos diversos miembros (Audalla, Mahoma, Jucef, Abrahim, Hamet) hay noticia detallada. Entre los siglos XIV y XVI son los Aliaban atestiguados en el palacio y en la Torre Nueva, y los Gali, de los que Farax dirige los trabajos en el palacio de los Reyes Católicos, cuyo magnífico aspecto disfrutamos hoy. A Farax le sucederá en el puesto su hijo Mahoma.

Junto al palacio, el otro gran centro de prestigio, brilla la catedral donde se unge y corona a los reyes, soberanos de la extensa y compleja Corona que lleva el nombre de Aragón: de los Aragón y de su reino originario. Y en la Seo el maestro moro más notable es Mahoma Rami, que trabaja también en Calatayud, al servicio del papa aragonés Benedicto XIII, que lo tuvo en alta estima. Fue un creador de técnicas complejas y útiles. Hijo de Lop, el investigador J. Vispe lo documentó junto a su padre ya en 1387. Lop trabajaba en edificios, domésticos o indústriales, de la zona del Pilar y San Pablo.

En 1403, ante el estado ruinoso de su gran cimborrio -la estructura elevada sobre el crucero-, la Seo convoca a expertos entre los que figura Mahoma. El papa Luna lo tutela y se le encarga una tarea tan comprometida, que lleva a cabo satisfactoriamente. Aureolado de buena fama, nuevos encargos de envergadura lo llevan a otros lugares: Calatayud, Cervera de la Cañada, Illueca y Daroca (en edificios de los Luna, la familia papal), Quinto, Torralba de Ribota.

Borrás señala su capacidad para lograr «la potente incorporación en la arquitectura mudéjar aragonesa de elementos estructurales y ornamentales procedentes de la arquitectura gótica» y su afán por dominar personalmente todas las fases y técnicas de la profesión. No disponemos de documentos detallados para la Seo, pero sabemos cómo trabajó en Calatayud, por medio de un largo expediente económico que se conserva en el Vaticano. Planea el trabajo y ordena las compras detalladas de materiales: las maderas, las rejolas o ladrillos, los ladrillos especiales, las tejas, el yeso, los clavos, los elementos de hierro, el utillaje, todo ello con sus cantidades, calidades y precios. Y se aplica a contratar a los obreros y artesanos, a dirigir la excavación del suelo, la cimentación con piedra, cal, ripio y arena, seguida de la erección del edificio y su ornamentación arquitectónica.

Este técnico excelente hubo de trabajar con métodos semejantes en la Seo, «participando con su mano en todas las etapas del proceso» y ofreciendo. «una solución adecuada para todas las dificultades técnicas: diseña los moldes especiales para los ladrillos de los nervios de las bóvedas ('fizo moldes de cruzeros'); ordena las herramientas para tallar el alabastro, él mismo talla los capiteles y labra las maderas o los yesos».

«Su crédito, concluye Borrás, es absoluto». Por eso los reyes y el papa le manifiestan su alta estima y buscan, con él y otros homólogos, «asegurarse su trabajo de por vida». De estos estudios se concluye que el trabajo de los moros, directivos o no, se remunera como el de los cristianos: «Las diferencias salariales responden siempre a matices de capacitación y rango profesional o, en todo caso, a otras discriminaciones de carácter social, como son los bajos jornales para el trabajo de las mujeres y de los niños». Mahoma Rami tiene el sueldo más alto porque está más cualificado que ningún otro, cristiano o musulmán.

Los nombres arábigos abundan entre quienes, a lo largo de generaciones, trabajaron en la gran fábrica cristiana de San Salvador: Alí, Muza, Mahoma de Cepta, Yucé y Zalema Rafacón, Alí el morisco... Pero el arquetipo fue, sin duda, Mahoma Rami, autor del segundo cimborrio de la Seo, que fue sustituido un siglo más tarde por el que vemos actualmente.

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