A cada cual su cruz
(Una historia de Claudio Coelho publicada el 4 de noviembre de 2007 en el XLSemanal)
En cierto pueblecito de Umbría (Italia), un hombre se quejaba de su suerte. Era cristiano, y encontraba su cruz demasiado pesada. Una noche, antes de dormir, rezó para que Dios le permitiese cambiar de fardo.
Esta misma noche tuvo un sueño: el Señor lo conducía hasta un depósito. «Puedes hacer el cambio», le decía luego. El hombre vio cruces de todos los tamaños y pesos, con los nombres de sus dueños. Escogió una cruz de tamaño medio, pero al ver que tenía grabado el nombre de un amigo, desistió de ella.
Finalmente, y ya que Dios lo permitía, eligió la cruz más pequeña de todas. Para su gran sorpresa, en ésta estaba grabado su propio nombre.
Etiquetas: Cuentos y leyendas
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