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jueves, enero 26

Casto Méndez Núñez, el de la honra sin barcos II

(Y sigue, justo cuando entra en escena el gallego...)

El nuevo jefe español en aquellas aguas, Pareja -nacido, por cierto, en Lima-, es un buen marino, pero calcula mal sus fuerzas. Tiene que bloquear simultáneamente los puertos de El Callao (Lima) y Valparaíso (en la extensa costa chilena). Sus barcos son mejores que los sudamericanos, pero éstos empiezan a recibir los acorazados que han comprado en Inglaterra y Francia. Pareja envía una goleta, la Covadonga, averiada e inofensiva, al puerto de Coquimbo, en el centro de Chile. La Covadonga es capturada por el enemigo. Pareja, desesperado, se suicida y Madrid designa a un nuevo jefe: Casto Méndez Núñez.

Éste era un marino gallego; un gran marino. Y joven: cumplía 42 años cuando ocurrieron estos sucesos. Detrás tenía una gran trayectoria. Había participado en la expedición militar a los Estados Pontificios para apoyar al Papa. Destinado en Filipinas, había logrado desarbolar, con un solo vapor de ruedas y una dotación de 30 hombres, a una flota de piratas. También había combatido con éxito en Santo Domingo. Nombrado jefe de la fragata Numancia, el mejor barco de guerra español, con él daría la vuelta al mundo en un viaje que causó admiración internacional e inspiró uno de los Episodios Nacionales de Galdós.

Lo primero que hace Méndez Núñez es intentar recuperar la Covadonga. Envía diversas expediciones, pero sin éxito. Entonces cambia de estrategia: se sitúa frente al puerto de Valparaíso, insta a los chilenos a devolver la goleta, y amenaza con bombardear la ciudad en caso de no hacerlo. Pero en Valparaíso había dos escuadras extranjeras: una inglesa y una norteamericana que andaban metiendo la nariz por allí, y los anglosajones amenazan con intervenir si los españoles bombardean. La situación es extremadamente delicada. Ahora bien, Méndez Núñez no va por libre; hace lo que le han ordenado desde Madrid. Y es justamente en su respuesta a Madrid cuando el gallego escribe la célebre fórmula:

"Si desgraciadamente no consiguiese una paz honrosa para España, cumpliré las órdenes de VE destruyendo la ciudad de Valparaíso, aunque sea necesario para ello combatir antes con las escuadras inglesa y americana, allí reunidas, y la de Su Majestad se hundirá en estas aguas antes de volver a España deshonrada, cumpliendo así lo que su Majestad, su Gobierno y el País desean, esto es: primero honra sin Marina, que Marina sin honra".

(Y seguirá...)

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