Churchill & Shaw: una famosa enemistad
(Extraído de la carta del director de El Mundo del 9 de
junio)
[…]el famoso
intercambio de aguijones entre Shaw y Churchill a propósito de un estreno.
«Venga usted con un amigo… si es que lo tiene», le escribió el dramaturgo. «Imposible
asistir, acudiré a la segunda representación… si es que la hay», replicó el
joven político. La anécdota se ha repetido hasta la saciedad pero pocos saben
que se refiere a La Comandante Bárbara, la vitriólica sátira sobre el Ejército
de Salvación estrenada en 1905 en el Royal Court Theatre.
[…] Churchill tenía muy mala opinión de Shaw hasta que su
madre se lo presentó. Comieron juntos y le impresionó que además de vegetariano
fuera abstemio. «Ya soy bastante difícil de manejar sin beber alcohol», le explicó.
Luego forjaron una buena amistad no exenta de escaramuzas y duelos de ingenio
entre dos auténticos superegos. A Churchill le fascinaban las contradicciones
de alguien que «hace a sus personajes predicar el asesinato al servicio de una
idea pero no sería capaz de matar ni una mosca»; de alguien que, siendo un
«sincero comunista», era el primero en protestar por cualquier subida de
impuestos que afectara a su fortuna.
No está claro cuándo vio por primera vez La Comandante
Bárbara pero si contó cómo llevó a sus hijos a una reposición, veinte años
después del estreno, y siguió pareciéndole el «apogeo de la modernidad». Es
probable que a ello contribuyera una categórica afirmación que Shaw dejó
escrita en su prólogo y que, entonces como ahora, puede unir a socialistas y
liberales: «Lo que el país necesita desesperadamente no es una nueva moral, un
pan más barato, templanza, libertad, cultura, redención de hermanas caídas y
hermanos extraviados… sino tener suficiente dinero».
[…]
Shaw resume el problema aún con más nitidez unas páginas
antes: «Lo que nos impide darnos la buena vida es la pobreza de quienes
saqueamos».
[...]
Este año
2013 se cumple el cuarto centenario de la Embajada Keicho, uno de los
escasísimos contactos directos de los japoneses con Europa antes del
siglo XIX. Por este motivo, el Ministerio de Educación, Cultura y
Deporte ha organizado en el Archivo General de Indias de Sevilla la
exposición 'De Japón a Roma, buscando el sol de la Cristiandad: la
Embajada de Hasekura (1613-1620) - See more at:
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2013 se cumple el cuarto centenario de la Embajada Keicho, uno de los
escasísimos contactos directos de los japoneses con Europa antes del
siglo XIX. Por este motivo, el Ministerio de Educación, Cultura y
Deporte ha organizado en el Archivo General de Indias de Sevilla la
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Embajada de Hasekura (1613-1620) - See more at:
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Este año 2013 se cumple el cuarto centenario de la Embajada Keicho,
uno de los escasísimos contactos directos de los japoneses con Europa
antes del siglo XIX. Por este motivo, el Ministerio de Educación,
Cultura y Deporte ha organizado en el Archivo General de Indias de Sevilla la exposición 'De Japón a Roma, buscando el sol de la Cristiandad: la Embajada de Hasekura (1613-1620)'.
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La
expedición de Hasekura se inicia en 1613 en el llamado Periodo Keicho,
etapa de la unificación (octubre de 1596-julio de 1615), de ahí su
nombre. Fue patrocinada por el daimyo Date Masamune, señor del reino de
Bojú y estaba dirigida por el franciscano Luis Sotelo y el samurai
Hasekura Tsunenaga, quienes debían encaminarse a Madrid y a Roma con el
fin de lograr del rey Felipe III y del papa Paulo V un obispado para el
franciscano y la apertura del comercio independiente con Nueva España e
incluso Sevilla para el reino del daimyo.
Sin embargo, el nuevo
rumbo de la política del shogún Tokugawa Ieyasu, orientado hacia el
aislamiento internacional y la prohibición del cristianismo, supuso que,
antes del regreso a Japón, el éxito de la expedición fuera imposible.
Aunque no logró sus objetivos, esta larga peripecia diplomática, que
duró siete años (1613-1620) y dejó su huella en la población sevillana
de Coria del Río, significó uno de los escasísimos contactos directos de
los japoneses con Europa antes del siglo XIX.
Este año 2013 se cumple el cuarto centenario de la Embajada Keicho,
uno de los escasísimos contactos directos de los japoneses con Europa
antes del siglo XIX. Por este motivo, el Ministerio de Educación,
Cultura y Deporte ha organizado en el Archivo General de Indias de Sevilla la exposición 'De Japón a Roma, buscando el sol de la Cristiandad: la Embajada de Hasekura (1613-1620)'.
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La
expedición de Hasekura se inicia en 1613 en el llamado Periodo Keicho,
etapa de la unificación (octubre de 1596-julio de 1615), de ahí su
nombre. Fue patrocinada por el daimyo Date Masamune, señor del reino de
Bojú y estaba dirigida por el franciscano Luis Sotelo y el samurai
Hasekura Tsunenaga, quienes debían encaminarse a Madrid y a Roma con el
fin de lograr del rey Felipe III y del papa Paulo V un obispado para el
franciscano y la apertura del comercio independiente con Nueva España e
incluso Sevilla para el reino del daimyo.
Sin embargo, el nuevo
rumbo de la política del shogún Tokugawa Ieyasu, orientado hacia el
aislamiento internacional y la prohibición del cristianismo, supuso que,
antes del regreso a Japón, el éxito de la expedición fuera imposible.
Aunque no logró sus objetivos, esta larga peripecia diplomática, que
duró siete años (1613-1620) y dejó su huella en la población sevillana
de Coria del Río, significó uno de los escasísimos contactos directos de
los japoneses con Europa antes del siglo XIX.
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