En busca de la tumba de Genghis Khan
(Extraído de un texto de Fernando González Sitges en el
XLSemanal del 14 de abril de 2013)
Conquistó y gobernó el mayor imperio de la historia de la
humanidad. Sus batallas son tan familiares como desconocida su verdadera
personalidad. Pero el gran desafío de historiadores y arqueólogos es encontrar
su tumba, un lugar sagrado y secreto donde fue enterrado hace ochocientos
años.[…]
Enterraban a su caudillo, al más poderoso de entre ellos. Él
los había unificado, había creado un imperio allí donde antes vagaban hordas de
hermanos que se mataban entre sí... Para muchos mongoles, guerreros despiadados
pero tremendamente supersticiosos, era un ser invencible, sobrenatural, eterno.
Pero la muerte del Gran Khan les había devuelto a la
realidad. Genghis Khan había fallecido a los 65 años manteniendo su poder, su
magnetismo y su fuerza hasta su último aliento. Ahora solo quedaba enterrarlo.
Huestes de guerreros afligidos llevaron el cuerpo de su caudillo a la tierra
que lo vio nacer, el lugar más sagrado del vasto imperio mongol. Allí buscaron
un lugar escondido donde poder darle descanso eterno, un lugar que nadie
pudiera encontrar jamás.
Cuenta la leyenda que cuarenta doncellas y cuarenta caballos
fueron sacrificados y enterrados con el Gran Khan para que le hicieran compañía
en el más allá. Luego, la tumba fue pisoteada por más de mil caballos para su
compactación. Y para que ningún mongol pudiera contar dónde se encontraba la
tumba se mandó a un grupo de guerreros para que degollaran a todos los que
habían participado en el entierro. También estos soldados fueron pasados a
cuchillo a la vuelta de su misión. Y la tumba desapareció para siempre,
convirtiéndose en uno de los objetivos más deseados de la arqueología mundial.
Durante años, diferentes expediciones han buscado,
inútilmente, la tumba de Genghis Khan. Recién estrenado el siglo XXI, un equipo
de la Universidad de Chicago emprendió la Expedición Geohistórica Genghis Khan.
Seguían las indicaciones de unos antiguos escritos donde se describía la localización
de la tumba con todo lujo de detalles, y determinaron el poblado de Batshireet
como lugar de ubicación de la tumba. Pero, cuando fueron a excavar, el Gobierno
de Mongolia les denegó el permiso. La minería ilegal llevaba años haciendo
auténticos destrozos en lugares de interés histórico, religioso y cultural,
pero las creencias del pueblo mongol siguen fieles a sí mismas: las tumbas de
los mongoles no se remueven; así era en tiempos del khan y así sigue siendo hoy
en día.
A pesar de la cantidad de información que existe sobre las
campañas militares de Genghis Khan, poco se sabe del paradero de su tumba y de
su verdadera personalidad. Para muchos fue un tirano bárbaro y sanguinario.
Para otros, un estadista, filósofo y genio militar. De hecho, ambas versiones
podrían ser reales. Genghis Khan, cuyo nombre de pila era Temujin, el mejor
acero, fue el fundador del primer imperio mongol, el mayor imperio de la
historia, que se extendía a lo largo de 34 millones de kilómetros cuadrados.
Semejante gesta tuvo un precio: murieron unos 40 millones de personas. Así que
Genghis Khan y su ejército fueron, sin duda, sanguinarios. Ahora bien, lejos de
ser un bárbaro despiadado, muchos consideran a Temujin un hábil estratega que
introdujo la escritura en su pueblo e instauró un código legal.
La leyenda surge ya desde su nacimiento, en 1162.
Aristócrata en una sociedad feudal y brutal, era hijo y nieto de nobles
mongoles. Su padre fue asesinado por los tártaros cuando él tenía diez años y
su madre y sus seis hermanos sufrieron todo tipo de penurias y persecuciones.
Fueron su fortaleza y su personalidad las que lograron reunir en torno a él a
jóvenes y renegados de otros clanes hasta afianzar un cierto poder militar. El
rapto de su primera mujer, Borte, por un clan merkita y la guerra para
recuperarla es el origen del mito, pero necesitó veinte años de batallas para
lograr que las decenas de clanes (yurchen, merkitas, tártaros, iugures...) se
uniesen bajo su mando. En 1206 logró que todas las tribus pasasen a denominarse
mongoles y adoptó el nombre de Genghis Khan (genghis significa océano, un jefe;
khan, tan grande como el océano). Fue entonces cuando dedicó esfuerzos a la
educación del pueblo... y a su salud, que confió a sabios chinos.
Pero Temujin era un hombre de guerra y su pueblo, también.
De hecho, pronto comprendió que la única forma de mantener unidos a todos los
clanes era seguir luchando. Pronto emprendió la conquista de China. Logró
llegar a Pekín en 1214, aunque el dominio total del gigante asiático no llegaría
hasta los tiempos de su nieto Kublai. Luego, la emprendió con los musulmanes y,
hacia 1223, ya había conquistado Asia Central, Persia y Afganistán.
Genghis Khan murió en 1227 mientras sitiaba una ciudad
china, aunque la causa no está clara. La oficial dice que murió tras caer de un
caballo; otra, que fue el tifus lo que acabó con su vida. Eso también pasó a
formar parte del misterio añadido a su enterramiento. Incluso Marco Polo, que
sirvió durante 17 años al Kublai Khan, su nieto, comentó en sus escritos que
los mongoles desconocían ya entonces el paradero de la tumba del Gran Khan.
[…] perturbar la paz
eterna del más poderoso caudillo que haya tenido Asia. Una decisión que implica
desafiar las históricas supersticiones mongolas. Si se hace caso
de ellas, no es nada conveniente encontrarla: abrirla conllevará todo tipo de
males para quienes osen hacerlo y desencadenará la ira del Gran Khan y, con
ella, el fin del mundo.
Descendientes del 'Khan'
Una investigación en 2003 probó que el ocho por ciento de la
población que vive hoy en los territorios que conquistó Genghis Khan, unos 16
millones de personas, comparte con él un cromosoma. Teniendo en cuenta que tuvo
36 esposas y cientos de concubinas, su descendencia directa fue, sin duda, muy
numerosa. Además, aniquilaba a todos los jóvenes guerreros rivales, así que él
o sus familiares solían tener descendencia con las mujeres que quedaban.
La guerra del terror
Los mongoles eran un pueblo guerrero con grandes jinetes que
disparaban flechas que atravesaban armaduras, pero Genghis Khan añadió
estrategia, logística y, lo más importante, espionaje. Jamás iniciaba una
campaña sin tener toda la información sobre su enemigo. Usó también la guerra
psicológica. Ordenó ejecutar grandes matanzas ante sus enemigos para atemorizarlos.
El ejército mongol fue también el primero en emplear armas bacteriológicas al
utilizar a los muertos por peste bubónica como proyectiles, a los que lanzaba
sobre las murallas de las ciudades sitiadas.
Etiquetas: Pequeñas historias de la Historia
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