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sábado, junio 2

Insecticidas naturales para las plantas


(Un texto de David Navarro en el Heraldo de Aragón del 17 de febrero de 2018)

Es hora de desterrar para siempre los insecticidas dañinos para el medio ambiente. Porque matan a las abejas, porque dañan a otra fauna que ayuda en las cosechas, porque se filtran en el agua y contaminan acuíferos, porque suponen un riesgo para la salud… A la espera de una prohibición total y efectiva, jardineros y aficionados a la horticultura pueden aportar su grano de arena y eliminarlos de su día a día. ¿Qué hacer entonces, cómo enfrentarse a las plagas sin estas herramientas? Con remedios naturales que pueden resultar incluso más efectivos, sobre todo en terrenos pequeños y huertos urbanos. Los ingredientes son muy fáciles de conseguir y su preparación apenas lleva unos minutos. Aquí van unas ideas.

ACEITE DE NEEM.
Es uno de los remedios más populares, un aceite que se extrae de un árbol de la India. A no ser que tengamos el árbol a mano, lo mejor es comprar el remedio directamente en viveros o tiendas especializadas. Su principio activo es la azadiractina, que tiene acción repelente de insectos y rompe su ciclo vital.

AJO Y CEBOLLA.
El ajo y la cebolla son fungicidas naturales. Con cinco dientes de ajo machacados y media cebolla grande en trozos, se añade la mezcla en un litro de agua. Se deja reposar 24 horas y, después, se hierve durante 20 minutos a fuego lento. Se cuela el mejunje y se pulveriza el líquido sobre las plantas. 

JABÓN DE POTASA.
Es el jabón de la abuela de toda la vida. Lo mejor es comprarlo (es muy barato) y preparar la receta: se ralla y se hierve en un poco de agua para que se disuelva. Por cada 40 gramos de jabón se añade un litro de agua y se pulveriza directamente sobre insectos o huevos. Mejor al atardecer.

AZUFRE.
Contra el oidio y los hongos más comunes funciona muy bien el azufre. Se puede espolvorear directamente o bien fumigar con él (en este caso ha de ser un azufre tratado para ser disuelto en agua u otro dispersante). Debe aplicarse en las horas del día cuando la temperatura baje de los 25 grados.

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