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sábado, agosto 25

Más que negocios (I): Onassis y Niarchos

(Un texto de Elena Castelló en la revista Mujer de Hoy del 12 de agosto de 2017)

La admiración y la rivalidad más encendidas encuentran el caldo de cultivo perfecto en las altas esferas empresariales. Onassis, Niarchos, los hermanos Dassler, Gates y Jobs... todos ellos fueron enemigos irreconciliables en los negocios y supieron sacar lo mejor y lo peor de sus reverenciados y detestados adversarios.

El mundo de los negocios y de la empresa se convierte, a menudo, en un cuadrilátero donde los contendientes dan rienda suelta a sus sentimientos más bajos: la envidia, el odio, el juego sucio... Pero llegar a la cima del mundo y mantenerse en ella siempre tiene un precio. Nuestros protagonistas lo saben bien. Tocaron la gloria con las manos, pero también perdieron a quienes amaban, sufrieron el zarpazo de la soledad más profunda y, finalmente, descubrieron que su lucha fue demasiado feroz.

Stavros Niarchos y Aristóteles Onassis

Capitanes del Olimpo. Los dos provenían de familias de clase media y compartían su talento para las relaciones y sus aspiraciones aristocráticas. Compitieron toda su vida para ser los navieros más importantes del mundo -un título que se turnaban cada cierto tiempo- y por conseguir el afecto de las mismas mujeres, pero fueron incapaces de conciliar sus ansias de grandeza con la vida familiar. Aún hoy, los Onassis y los Niarchos mantienen las distancias.

El secreto de los negocios para Stavros Niarchos era sencillo: comprar barato y vender caro. Nació en Atenas, en 1909, y se graduó en Derecho. Pero empezó en un negocio de molinos de viento de la familia de su madre, a la que convenció para que invirtieran en una flota propia. Así nació su imperio. Sin embargo, Niarchos no era el único que entendía cómo debía ser el modelo de negocio de una naviera. Aristóteles Onassis, nacido en Esmirna (Turquía), había sido capaz de poner en pie una flota propia, en Argentina, para comercializar su negocio de tabaco.

En la década que siguió a la Segunda Guerra Mundial, se encendió una encarnizada rivalidad entre ambos. Fue Onassis quien jugó la carta que les convirtió en enemigos de por vida: se casó con Tina Livanos, de 22 años, la hija menor del naviero más poderoso de Grecia y a la que Niarchos también deseaba. Niarchos, herido, pidió matrimonio a la hermana mayor, Eugenia. Se casaron un año después. Se habían convertido en cuñados, pero no por eso cejaron en su competencia.

Si Onassis construía un barco de 30.000 toneladas, Niarchos ponía en pie uno de 31.000. Poco después, el griego construyó un petrolero de 48.000 toneladas, el más grande del mundo. nassis contraatacó creando la compañía aérea Olympic Airways. Estaba celoso de los reportajes sobre Niarchos en las revistas de moda. Su rival se había convertido en un importante coleccionista de arte y había comprado la isla de Spetsopoula, donde recibía a miembros de la realeza, jefes de estado y estrellas de cine.

Poseía el avión privado y el yate más caros del mundo. Onassis, para no ser menos, construyó el Christina y compró la isla de Skorpios. El único punto en el que coincidían era la infelicidad de sus matrimonios. La primera en divorciarse fue Tina, cansada de las infidelidades de Onassis con Maria Callas. Habían tenido dos hijos: Alexandros y Christina. Cuatro años después, en 1964, se rompió el matrimonio de Eugenia y Niarchos, cuando este huyó con Charlotte Ford, la hija de Henry Ford II, el empresario norteamericano del automóvil, y se casó con ella en México.

Tuvieron una hija. Sin embargo, Niarchos regresó poco después con Eugenia. Pero la tragedia se había puesto en marcha. Poco tiempo después de su reconciliación con Niarchos, Eugenia amaneció muerta, en la isla de Spetsopoula, aparentemente por una sobredosis de barbitúricos. Niarchos fue investigado, y luego absuelto, porque el cuerpo de su mujer estaba lleno de moratones. Se cuenta que la víspera el matrimonio había tenido una agria disputa, porque Eugenia había sorprendido a Niarchos besando a su hermana Lina, la exmujer de Onassis.

Tina no regresó nunca con Onassis: se casó con el duque de Malborough y, tras divorciarse de este, con Niarchos, su antiguo pretendiente y rival de su primer marido. Murió de otra sobredosis en su casa de París, quizá incapaz de soportar la muerte de su hijo Alexandros en un accidente de avión. Niarchos fue investigado de nuevo, y de nuevo se cerraron las pesquisas. Onassis murió en 1975, a los 69 años, dejando una estela de amargas disputas por su herencia. Niarchos, por su parte, se retiró de la primera línea de los negocios y pasó sus últimos años saliendo con socialites europeas y disfrutando de su colección de arte y de sus caballos. Falleció en Zurich en 1996, a los 86 años.

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