(Un texto de A. Paris en la revista Mujer de Hoy del 30 de marzo de 2019)
Estrés, fallos de memoria, creatividad al
ralentí... nuestra afición a pasar demasiado ante una pantalla está
afectando al estado de forma de nuestro cerebro. Es hora de ponerse
firme y reactivarlo... aunque para conseguirlo tengamos que quedarnos
sin cobertura.
Cuando nos damos cuenta de que estamos diseñados para la acción, es más sencillo comprender por qué nuestro cerebro ha quedado atrapado por el embrujo de las pantallas.
Un experimento realizado en las universidades de Harvard y Virginia
(EE.UU.) nos lo deja claro. Los investigadores propusieron un trato a un
grupo de voluntarios: debían permanecer sentados en una habitación sin
estímulos durante 15 minutos. Si querían salir antes de ese tiempo,
podían hacerlo, pero tras recibir una descarga eléctrica. El 67% de los
hombres y el 25% de las mujeres escogieron la descarga antes que estar
con la mente en blanco. Así de orientado está nuestro cerebro, de manera natural, hacia la búsqueda de novedades. Si combinamos esta tendencia innata con el boom de internet y los smartphones, no es extraño que nos hayamos metido en problemas.
Simultanear nuestras tareas cotidianas con llamadas de atención en forma de notificaciones de Instagram y pitidos de WhatsApp está alterando la forma en la que trabaja el cerebro. La avalancha de información digital
le obliga a funcionar en modo multitarea y salta constantemente de un
foco de atención a otro con celeridad. Al mismo tiempo, esta avalancha
digital impide que permanezcamos concentrados en la realización de una
única tarea, que nos volvamos impacientes y nos
descentremos. ¿Podemos hacer algo para restaurar el equilibrio mental?
Pues, además de dormir y hacer ejercicio, existen otras medidas. Te
aconsejamos que las pruebes todas.
Abandona el multitasking
La
Universidad de Illinois (EE.UU.) comprobó que intentar hacer algo
mientras las intromisiones del mundo digital llaman nuestra atención
afecta a la memoria a corto plazo (que casi desaparece), reduce la capacidad de pensar de forma creativa y estresa al cerebro. Otra investigación de la Universidad de Londres demostró que este trabajo multitarea deja
nuestro coeficiente intelectual al nivel del de un niño de ocho años.
¿La razón? La neurocientífica Kaja Nordengen, autora de Tu super cerebro
(Planeta), lo explica: “Lo que realmente sucede cuando crees que puedes
leer un informe y a la vez pedir comida por el móvil es que el cerebro
intenta pasar rápidamente de leer a formular el pedido. El resultado es
que necesitas más tiempo que si hubieses pedido primero la comida y
luego leído el informe. Además, tu cerebro se puede paralizar,
porque la corteza prefrontal no logra cambiar de foco de manera
inmediata, lo que provocará un fallo de rendimiento”. Si quieres ser
eficaz y no agotar tus recursos mentales, haz las cosas de una en una.
Aprende a aburrirte
Permítete no hacer nada cinco minutos al día. Eso es
lo que aconseja Sandi Mann, una investigadora de la Universidad Central
de Lancashire (Reino Unido), autora de El arte de saber aburrirse
(Plataforma Editorial). Mann ha comprobado mediante resonancia magnética
hasta qué punto nuestros cerebros están enganchados al smartphone
y sus notificaciones: cada vez que recibimos un nuevo correo
electrónico o una información interesante vía Google, el circuito de
recompensa de nuestro cerebro se ilumina y se produce un pico de dopamina que hace que esa novedad se transforme en una sensación de placer.
Por eso cuantos más datos nuevos tenemos, más queremos, lo que nos
lleva chequear constante-mente el teléfono móvil para conseguirlos. ¿El
antídoto? Si caminas por la calle, no escuches música; si conduces,
tampoco; si esperas el autobús, mira a tu alrededor, no al móvil. Deja que tu mente divague sin objetivo un rato cada día y, según la investigadora, recuperarás la creatividad y la concentración.
Suministra el consumo a tu mente (pero del bueno)
El cerebro es adicto al dulce, pero es mejor que no se lo des en su forma procesada. Una alta ingesta de azúcar lleva,
al igual que las drogas, a una liberación de dopamina por parte del
núcleo accumbens cerebral. El problema es que, si sueles atiborrarte de
azúcar, tu nivel de dopamina se altera haciendo que esté siempre bajo y
cada vez necesitarás más azúcar y más a menudo para estabilizar ese
umbral. Además, un estudio de la universidad de UCLA ha mostrado que una
dieta rica en azúcares rápidos socava la capacidad de procesar y
retener información. Entonces, ¿qué hay que comer para mantener el cerebro en forma?
Prueba con alimentos que le benefician: pescados azules, frutas y
verduras ricas en antioxidantes y alimentos probióticos, como los
yogures.
Quita el teléfono de tu vista
La
omnipresencia de los smartphones en nuestra vida tiene un coste
cognitivo. Una investigación realizada por las universidades de Texas y
California (EE.UU.) ha comprobado que su sola presencia en nuestro campo
visual causa una auténtica “fuga de cerebros”. En su experimento, 800
voluntarios debían llevar a cabo una tarea complicada en el ordenador.
La diferencia entre unos y otros es que unos tenían el teléfono sobre la
mesa de trabajo y otros no. ¿Adivinas quién trabajó peor?
El grupo que tenía el móvil a la vista. Según estos investigadores, tener el smartphone en nuestro campo visual “consume” recursos cerebrales y reduce la capacidad cognitiva... aunque no lo consultemos. Por eso, en la oficina, deja el móvil en el bolso o dentro de un cajón.
Haz amigos (de los reales)
En EE.UU. el 59% de la población admite ser dependiente de las redes sociales
y la mitad de esos “adictos” afirma que por su culpa es incapaz de
concentrarse. ¿Exagerado? Puede que no tanto. Microsoft Canadá publicó
un informe en el año 2000 en el que afirmaba que el período de concentración del humano medio era de 12 segundos.
En 2013, esa cifra se había reducido a tan solo ocho segundos (los
peces de colores son capaces de concentrarse nueve). Además, el gigante
del software pidió a 2.000 adultos jóvenes que se concentraran en una
serie de números y letras que aparecían en un ordenador: los resultados
de los que dedicaban menos tiempo a las redes sociales fueron mejores. Y
como guinda del pastel, la propia Academia Americana de Pediatría ha
acuñado el término “depresión Facebook” al efecto
negativo (aislamiento, baja autoestima...) que las redes sociales pueden
provocar en los adolescentes. Por lo tanto, si quieres recuperar la
capacidad de concentración y mantener la autoestima intacta, cierra tus perfiles en redes y recupera a los amigos de carne y hueso.
Vuelve a lo analógico
Anota los recados y la lista de la compra en una libreta de las de
toda la vida. Si además quieres despertar la creatividad y la memoria,
atrévete a convertir la agenda en un bullet journal. Este método propone
planificar todas las actividades en un cuaderno en blanco,
en el que puedes volcar toda tu creatividad dibujando desde la
numeración hasta los meses, las tareas pendientes y las realizadas. La
única regla a seguir es que todo debe estar hecho a mano. Elaborar tu agenda de esta forma involucra varias actividades sensoriales motoras, lo que, a la larga, fortalece nuestra capacidad de memorizar. Mucho mejor que simplemente pedirle al móvil que nos envíe una alerta sobre este o aquel evento.
Gestiona mejor tus apps
Más vale prevenir que curar: no dejes que el móvil rapte la atención de tu mente. Usa las aplicaciones de una en una,
en lugar de saltar de una a otra; y no te dejes llevar por la inercia
de abrirlas todas para chequear las novedades. Desinstala todas aquellas
que te roban tiempo y que no tienen utilidad real. Y despídete de la vibración,
las ventanas emergentes... Silencia cualquier mecanismo que te avise de
que algo nuevo ha llegado al teléfono, deja que tu cerebro se olvide de
él.
Saca el móvil del dormitorio
La luz
anaranjada del atardecer hace que la glándula pineal de nuestro cerebro
segregue una hormona llamada melatonina que hace que nos entre sueño.
¿Pero qué sucede cuando sustituimos los atardeceres por la luz azul de
una pantalla? Un grupo de científicos del Instituto Politécnico
Rensselaer de Nueva York midió cuánta melatonina segregaba un grupo de
voluntarios después de usar dos horas una tableta por la noche: un 22%
menos. Conclusión: no uses ningún dispositivo digital las dos horas previas a irte a dormir.
Monitoriza tu tiempo de uso
Un estudio sobre nomofobia (el pánico a quedarse sin
móvil, sin datos o sin cobertura) realizado por la Universidad
Internacional de La Rioja concluyó que casi el 25% de los adolescentes
eran usuarios de riesgo de su smartphone. Quizá pienses que usas tus
dispositivos en su justa medida, pero hay maneras de comprobarlo. Moment
es una app creada por Kevin Holesh, un desarrollador norteamericano que
se hartó de estar siempre conectado. El resultado de su trabajo fue
esta app, que permite monitorizar el uso del teléfono inteligente (dice
cuántas veces se consulta y durante cuánto tiempo) y limitar el tiempo
diario que se dedica a las pantallas. Según los datos que maneja el
creador de Moment, la mayoría de sus usuarios invierte tres horas al día
en sus dispositivos y los consultan 39 veces diarias... pero es gente
obviamente preocupada por su exposición al mundo digital.
Un estudio publicado en Plos One no da unos datos tan moderados: en él
se hablaba de cinco horas al día conectados al móvil y 85 interacciones
diarias. Sin duda, demasiadas para nuestro cerebro, que puede volverse
adicto a la vida digital.
Si duermes menos para poder estar
conectado más tiempo, las personas que te rodean se han quejado de tu
uso del móvil, te irritas si la conexión es lenta o falla te has
propuesto consultar menos tus dispositivos, pero no lo has logrado,
mientes sobre el tiempo real que pasas en internet... deberías pedir ayuda.
Cada vez que recibimos un WhatsApp o nos retuitean se activa el sistema
dopaminérgico del cerebro, el que se encarga de segregar dopamina, la
hormona causante de las sensaciones placenteras y la relajación. Y
confundimos esa pequeña sensación de placer con la felicidad, aunque no
lo sea, lo que abre la puerta a la adicción digital.
Etiquetas: Pensando en la salud
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