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martes, agosto 17

Britten en todo su esplendor

(Un texto de P. Unamuno en El Mundo del 5 de enero de 2014)

Con Stravinski, Benjamin Britten ha sido el compositor que mayor legado discográfico ha dejado a los amantes de la música clásica. A diferencia del ruso, cuyas versiones de sus propias obras no siempre son las preferidas de los expertos, las grabaciones de Britten by Britten se cuentan siempre entre las más valoradas, y la gran mayoría de ellas fueron fruto de la larga y fecunda colaboración del autor con el sello Decca.

 [En 2014] la discográfica británica [quiso] culminar el centenario de Britten, celebrado en [2013], con la publicación de una caja que contiene la integral de su obra en un total de 65 discos compactos. Como el compositor nacido en el condado inglés de Suffolk no pudo grabar todas sus obras, Decca ha recurrido a registros de otros sellos como Virgin, Naxos, Warner, NMC y EMI, con el que mantuvo en su día un pulso legendario precisamente por hacerse con los servicios de Britten.

La caja […] contiene entre otros tesoros la célebre grabación de 1963 de El réquiem de guerra, compuesto con motivo de la re-consagración de la catedral de Coventry tras haber dejado atrás las cicatrices de la Segunda Guerra Mundial. En el disco intervienen los grandes cantantes Peter Pears, pareja durante años de Britten, Dieter Fischer-Dieskau y Galina Vishnevskaia, que no obtuvo el permiso de la URSS para intervenir en la première de la obra un año antes.

Benjamin Britten había obtenido su primer gran éxito en el Festival de Salzburgo de 1937 con las Variaciones sobre un tema de Frank Bridge, quien había sido su maestro y mentor. La Guerra Civil española y los totalitarismos imprimieron en su carácter un pesimismo que muchos emparentan con el de Mahler y Shostakovich. Su profundo conocimiento de la poesía lo acerca a Schubert.

Intentó ahuyentar sus fantasmas europeos pasando una temporada en Estados Unidos y, a su vuelta a Inglaterra, cosechó otro éxito internacional con la ópera Peter Grimes, que por sí sola colocó a su autor en la historia del género y hoy día sigue ganando popularidad. El compositor y director de orquesta continuó por ese camino y compuso en los años siguientes varias óperas más que, como aquélla, son las únicas que después de 1945 han logrado llegar a formar parte del repertorio de los teatros liricos, lo que permite calificar a Britten coma el último operista de la historia... por el momento.

El Réquiem de guerra es una impresionante adaptación al siglo XX de las misas de difuntos latinas para soprano, coro y orquesta en la que se intercalan los poemas antibélicos de Wilfred Owen, adaptados para tenor como en tantas ocasiones, para Pears, barítono y orquesta pequeña. La obra resume toda la frustración y la amargura de Britten por el poder destructivo y la inutilidad de la guerra.

Homosexual, pacifista, independiente, el compositor inglés lo tenía todo para granjearse problemas. En materia musical cargaba con otro estigma, el de que sus obras podían tildarse de tradicionales según los integristas de la atonalidad. Como han escrito eminentes especialistas como Roger Alier, las complejas técnicas compositivas de Britten «harían enrojecer de envidia a muchos músicos de vanguardia». Su estilo es inclasificable, pues, en la medida en que su complejidad impide considerarlo retrógrado, al mismo tiempo, permite que el público no se pierda al escucharlo.

La buena acogida de sus óperas, sobre todo entre la audiencia local, se explica por la facilidad melódica de sus creaciones, salpicadas además de referencias folclóricas, y un estilo vocal elegante en el que la prosodia y dicción del inglés están extraordinariamente cuidadas, al estilo de Purcell. Los libretos se caracterizan por la calidad literaria pues no en vano Britten colaboró con escritores de primera fila como Auden y Forster.

La caja que [publicó] Decca incluye cuatro CDs con testimonios de músicos que trabajaron con el homenajeado y momentos de los ensayos de la famosa grabación del War Requiem. Además, figura un libro en el que tienen cabida artículos sobre el autor y fotografías inéditas, un DVD con el documental de Tony Palmer acerca de la grabación de El horno de las fieras, las caratulas de los discos originales y el catálogo temático del compositor. Lo dicho, una oportunidad de oro para conocer la música de Benjamin Britten 'decca-bo’ a rabo.

Joyas que no deben perderse

AIgunas de las joyas que incluye la caja de Decca:

+ Réquiem de guerra. Grabación histórica con la Sinfónica de Londres y los solistas Pears, FischerDieskau y Visbnevskaia.

+ Peter Grimes. El autor dirige su famosa opera al trente de la Orquesta y coro del Covent Garden.

+ Serenata para tenor, trompa y cuerdas. Britten, Pears, Barry Tuckwell y la Sinfónica de Londres.

+ Billy Budd. Aquí repite la misma Sinfónica de Londres con el Ambrosian Opera Chorus y el tandem Pears-Glossop-Langdon.

+ Guía de orquesta para jóvenes. Música didáctica interpretada por Britten y la Sinfónica.

+El sueño de una noche de verano. Igual orquesta con The Choirs of Downside and Emanuel School.

+ Las iluminaciones. Britten. de nuevo con su pareja, Peter Pears, y la Orquesta de Cámara inglesa.

+ Albert Hening. La misma formación y Pears de protagonista.

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