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viernes, enero 14

¿Qué edad tiene mi perro?

(Un texto de Isabel Ibáñez en el Heraldo de Aragón del 19 de enero de 2020)

Un estudio corrige la regla de un año por cada 7 de los humanos: con 12 meses es como si tuviera ya 31 'tacos' de los nuestros.

Hasta ahora nos habíamos manejado con esa regla de andar por casa que decía que cada año del perro equivalía a siete de los nuestros. Algo alejado de la realidad, puesto que si un chucho alcanza los 18 años, algo no del todo extraordinario, estaríamos hablando de 126 años nuestros. Y los hay incluso que llegan a la veintena. Más fiables parecen esas tablas que uno encuentra en internet y que manejan variables como la raza del animal (que sea más o menos grande), a saber, que a los 24 meses, cualquier perro tiene unos 24 años humanos; mientras que si el can llega a sus 8 años, estaría en nuestros 60 si es de tamaño grande, en 57 si es mediano y en 51 si es pequeño. Y si hablamos de que ha superado los 15, equivaldría a 109, 98 y 80, respectivamente.

Ahora, sin embargo, un nuevo estudio publicado en la revista de investigación y educación sobre biología 'BioRxiv' bajo el título 'Traducción cuantitativa del envejecimiento de perro a humano mediante la remodelación conservada de las redes epigenéticas' arroja algo más de luz sobre cómo calcular la edad de esa manta de pelo que le observa desde el sofá.

También ayuda comprobar cómo el amiguito ya no se deja las uñas en el parqué para llegar hasta usted cuando oye que le echa el pienso en su cuenco y ese lomo cada vez más plateado. Pero si quiere mayor exactitud, parece que este último estudio ha dado con la fórmula para clavar la edad humana de su chucho. Para empezar, debe saber que eso que usted llama aún su cachorrito de 12 meses y que hace las delicias de la casa acabaría de entrar en la treintena si fuera de nuestra especie; 31 años humanos tiene para ser más exactos. La exhaustiva investigación incluye un gráfico con una curva de equivalencia entre un labrador y... ¡Tom Hanks! que aporta fotos de ambos a cuatro edades distintas. En él se ve que el animalillo con un mes es ya como el protagonista de 'Forrest Gump' con unos 9 añitos. A los 12 meses, el chucho está como el actor a los 31; mientras que sus 4 años representarían los 52 del estadounidense, y a los 9 sería como un Hanks a los 65.

Todo para intentar explicar visualmente algo que 'a priori' no resulta muy sencillo. Lo exponen en la introducción de este modo: «Los mamíferos progresan a través de etapas fisiológicas similares durante la vida, desde el desarrollo temprano hasta la pubertad, el envejecimiento y la muerte». Pero esas modificaciones no se producen en idénticos momentos en todas las especies. Por ello, y para la investigación, han 'mapeado' los cambios epigenéticos (epigénesis, en la RAE: doctrina según la cual los rasgos que caracterizan a un ser vivo se configuran en el curso del desarrollo) «experimentados por los genomas de mamíferos según envejecen», centrándose en las comparaciones evolutivas de humanos con perros.

Dicho esto, para llegar a conclusiones estudiaron los metilomas; la metilación es el principal sistema de análisis de la citada epigénesis y se logra añadiendo metilo (átomo de carbono unido a tres átomos de hidrógeno) al ADN. Lo hicieron a través de extracciones de sangre a 104 perros de raza golden retriever de entre 0,1 y 16 años. Luego compararon los resultados con los metilomas de 320 individuos humanos entre 1 y 103 años. Viendo los momentos de coincidencia entre los resultados de ambas especies dieron con una fórmula logarítmica que es la que calcula la edad del perro en comparación con la nuestra: la edad humana equivalente es igual a 16 veces el logaritmo neperiano de la edad del perro en años más 31.

Simplificando, y para que cualquier dueño de cánido pueda hacer la cuenta sin tirar de calculadora, diremos que al término del primer año de su mascota, ésta tendría 31 años humanos. Y luego, cada vez que la edad del animal se va duplicando, hay que sumar 11 para obtener el equivalente humano. Por ejemplo:cuando el perro cumple 2, ya está en nuestros 42; cuando tiene 4, serían 53, y cuando llega a los 8, hablaríamos de que tiene 64. Y así sucesivamente. Esta aproximación se ve en la curva de color azul de la gráfica. La gris continua se sustenta en la regla de los 7 años. Y la punteada se corresponde con esas tablas de las que hablábamos al principio.

En resumen; en los primeros años de vida de nuestros perros, estos se desarrollan mucho más rápido que los humanos, pero luego esta progresión se ralentiza considerablemente. Recuerde que con 8 años su compañero del alma se encuentra al borde de la jubilación, aunque, según esta fórmula, con 16 no tendría más de 75... Así las cosas, aún puede quedarle a su amigo mucho tiempo en el estanque dorado.

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