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jueves, febrero 24

Un inolvidable Miguel Fleta estrena ‘Turandot’ en la Scala de Milán

(Un reportaje de Miguel Ángel Santolaria en el Heraldo de Aragón del 18 de marzo de 2018)

El presidente de la Asociación de Amigos de la Música, en el 80 aniversario de la muerte del genial tenor aragonés, rememora su protagonismo en el estreno de la obra póstuma de Puccini. ‘Turandot’ se estrenó el 25 de abril de 1926, bajo la dirección de Toscanini. Fleta, en el papel principal, estuvo sobresaliente.

En algunos textos dedicados a contar aspectos biográficos, lo mismo del gran compositor, Giacomo Puccini, que del tenor Miguel Fleta, se han tergiversado muchos de los datos del estrenó de la ópera póstuma del maestro de Luca: Turandot, en la que participó, en su principal rol, el genio de Albalate de Chica. Desde un punto de vista, por supuesto subjetivo, pero después de una investigación exhaustiva, esta es la verdadera historia de esta ópera que cerró un ciclo del tiempo de oro del bel canto.

Fue en el año 1920 cuando Puccini empezó a escribirla sobre un libreto adaptado de ‘Turandot' de Carlos Gozzi. El tema tenía todo para seducir a un compositor enamorado del exotismo y de una nueva psicología femenina, la esclava Liu, que le recordaba a Butterfly. El romanticismo bárbaro del cuento fundado sobre la inagotable leyenda de tres enigmas se alejaba del verismo y su interés dramático, donde perduraban la virtud, el amor, la fantasía y la pasión. Durante cuatro años, en colaboración con sus libretistas, Adami y Simoni, trabajó en la misma y aunque se había documentado sobre la música antigua china, no avanzaba demasiado.

Fue por entonces cuando, en el curso de un viaje a Suiza, Alemania y Holanda, fue víctima de un ligero accidente que tuvo posteriormente consecuencias funestas. Cenaba con unos amigos en Ingolstadt (Baviera) y Puccini se tragó un hueso de pato. Fue intervenido por un médico para extraerlo. Sin embargo, ya fuera por la herida, ya fuera como consecuencia de la operación, dada su condición de fumador empedernido, se le declaró un cáncer de garganta que lo llevó a la tumba.

A finales del verano de 1924, se reunió con el director de la Orquesta de la Scala de Milán Arturo Toscanini, para discutir pormenores del estreno y este lo encontró muy desmejorado. Precisaron los cantantes del elenco y ambos concluyeron que el rol del Príncipe Calaf era ideal para Miguel Fleta. El 4 de noviembre de ese año, Puccini, ya muy enfermo, se trasladó a Bélgica para recibir tratamiento médico, llevándose el manuscrito de Turandot, del que no había terminado el último acto. Una nueva intervención quirúrgica no permitió ninguna esperanza de curación y su corazón dejo de latir el 29 de noviembre de 1924.

Por decisión del hijo de Puccini, Tonio, y de Toscanini, con apuntes manuscritos del maestro, el director del Conservatorio de Bolonia y profesor de composición, el napolitano Franco Alfano, concluyó la obra.

Compromiso en Nueva York

En el año 1925, Fleta se encontraba cantando en Zaragoza, en el Teatro Circo, la ópera 'Aida'. Sé alojaba en el hotel Inglaterra, en la calle de Alfonso I. Un empleado de recepción le entregó el siguiente telegrama: «En nombre del maestro Toscanini y de acuerdo con la familia del difunto Puccini, le ofrecemos el estreno de la parte del tenor para marzo o abril de 1926, de la ópera ‘Turandot’. Espero tenga en cuenta la importancia mundial de este suceso en la Scala. Condiciones aceptables. Firmado: Scandiani, director Scala de Milán». Miguel Fleta se sintió muy honrado y contestó diciendo que para esas fechas tenía contrato con la Metropolitan Opera House de Nueva York, pero que, si lo liberaban de ese compromiso, sería un honor participar en el estreno. Toscanini hizo una gestión con el director del Met, Julio Gatti Cassazza, y este transigió.

Antes del estreno, surgieron algunos problemas, debidos a que Benito Mussolini presionó a Toscanini para que un tenor italiano estrenara la ópera, presentándole una terna para que eligiera: Giovanni Martinelli, Beniamino Gigli o Giacomo Lauri Volpi. Además, le ordenó al maestro que, antes del inicio de la representación, se tenía que interpretar el himno fascista. Toscanini, de carácter liberal y totalmente opuesto al régimen totalitario que había en Italia, se negó. Poco después del estreno de la obra, se exilió a Estados Unidos y fue director de la Orquesta Sinfónica de Nueva York.

Y, por fin, llegó el gran día el 25 de abril de 1926, en la Scala de Milán y bajo la dirección de Arturo Toscanini, se estrenó ‘Turandot’. En el reparto figuraban: Miguel Fleta (Calaf), la soprano judía de nacionalidad polaca Rosa Raisa (Turandot) y la soprano italiana, nacida en Peschiera del Garda, María Zamboni (Liu). Llegada la muerte de Liú, la última página que Puccini había terminado y orquestado, el director de la orquesta dejó la batuta, se volvió hacia el público y dijo simplemente: «Aquí se acaba la ópera del maestro. Estaba en esta página cuando murió». Un gran silencio reinó en la sala, mientras descendía lentamente el telón, y de repente, desde un palco, alguien gritó: «iViva Puccini!». Ya en la segunda representación se añadió el final escrito por Alfano.

El éxito de Miguel Fleta fue apoteósico. El rotativo milanés 'Corriere de la Sera' publicó: «La elección del tenor Fleta se corresponde con lo que el Príncipe Calaf precisa, notas robustas y potentes, sentido escénico y estilización tenoril. Se recreó en el fraseo de arias y recitativos. Sobresaliendo en el momento de la prueba y en el último acto con la impresionante aria, `Nessun dorma'».

El gran director Gianandrea Gavazzeni, que, de joven, estuvo presente en el estreno de ‘Turandot’, escribió, años después: «Con todos mis respetos a otros tenores que han representado al Príncipe Calaf, en toda mi vida he oído cantar el 'Non piangere Liu’ como lo hizo la noche del estreno Miguel Fleta, fue algo inolvidable».

Tódo lo expuesto es la historia real de ese acontecimiento mundial que fue el estreno de ‘Turandot’, la última ópera escrita con soberana maestría por Puccini y que sirve de conmemoración del 80 aniversario de la muerte del que fue considerado el mejor tenor del mundo de su época, nuestro paisano Miguel Fleta.

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