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lunes, marzo 4

Los mayos de la sierra de Albarracín

(Un texto de Lucía Valero en el Heraldo de Aragón del 20 de septiembre de 2020)

Antiguamente, en los pueblos de la comarca, la noche del 30 de abril, los mozos cantaban a las mozas con las que habían sido emparejados por sorteo.

«Ya estamos a 30 del abril cumplido. Alegraos damas que mayo ha venido». Así dice el estribillo y parte más conocida de los Mayos de la Sierra de Albarracín, unas coplas que los mozos de antaño cantaban a las mozas con las que habían sido emparejados previo sorteo. La tradición, que se mantiene en la mayoría de los pueblos de la zona, ha ido sobreviviendo al paso de los años con más o menos adaptaciones al contexto y a la sociedad actual.

Los Mayos tienen un denominador común en todos los pueblos donde se cantan, no solo de esta comarca turolense, sino también en el resto de zonas de España, especialmente las colindantes, como Guadalajara, Cuenca o Valencia, con las que se comparte la tradición. En común tienen el origen un tanto incierto de la fiesta, que, no en vano, se celebra el 30 de abril. Y es que estos cantos sirven para dar la bienvenida a la primavera y son también un homenaje a la belleza de la mujer. Según la tradición, esa noche se celebraba un sorteo que emparejaba a los mozos (los mayos) con las mozas (sus mayas). Echada la suerte, los chicos, rodeados de sus allegados, acudían a casa de su pareja quien, asomada al balcón, escuchaba a su mayo cantar. En algunos lugares, también entraba en el sorteo la Virgen, que sería la maya de uno de los mozos, que tenía que ir a cantarle a la iglesia del pueblo.

De aquella tradición, se han mantenido algunos aspectos y otros se han obviado. Así, ya no es habitual celebrar sorteos y tampoco las subastas que, en algunos pueblos y momentos, se llegaron a organizar para pujar por las mozas mejor valoradas. Pero si algo caracteriza a los Mayos de la Sierra de Albarracín es que, a través de sus gentes, se han sabido adaptar a los tiempos y mantener viva o recuperar una tradición exclusiva de esta zona en Aragón.

Peculiaridades en cada pueblo

Aunque todos los municipios donde se cantan tienen una base compartida, cada uno tiene sus peculiaridades, empezando por la letra de las coplas. Durante años, aquellos pueblos que no tenían sus mayos cantaban los de Albarracín, como es el caso de Orihuela del Tremedal. Pero, desde 2015, en la localidad tienen letra propia, compuesta por Jesús Sánchez, director de la compañía de teatro Burearte y vecino de la localidad. Desde entonces, los mayos narran cuestiones relacionadas con el pueblo. Pero esta no es su única peculiaridad. En los últimos tiempos, han pasado de cantarse la noche del 30 de abril al sábado más próximo a dicho día, si no cae en fin de semana. Así, quienes no viven en el pueblo pueden participar en una fiesta que va ganando popularidad.

En Orihuela, se ha mantenido el sorteo de mozos y mozas, aunque en un contexto de fiesta popular y sin ninguna finalidad más allá. En la rifa participan todos los solteros y solteras del pueblo, unas 50 parejas en cada edición. Pero no serán los mayos quienes canten a las mayas. De esto se encarga la Agrupación Laudística de Orihuela, con su rondalla, compuesta por una veintena de miembros. Durante todo el año, se reúnen una vez a la semana para tomar clases y, conforme se acerca la fecha, ensayan las coplas para, el gran día, cantárselas a los emparejados del sorteo. La Virgen también entra en la rifa y es la primera a la que se le canta en la iglesia. Se ha convertido en una fiesta popular, organizada por los quintos de cada año y en la que se involucra todo el pueblo.

En Gea de Albarracín, la tradición se ha recuperado recientemente, tras un largo periodo sin mayos. Fue en 2008 cuando la asociación El Solanar se puso manos a la obra para revivir la fiesta. Para ello, se tuvo que rescatar la melodía y la letra de sus mayos, y reunir a personas que quisieran cantarlos. En seguida se contó con la colaboración de la Asociación de Pensionistas, que ponen la voz a la tradición. La mayoría son de edad avanzada y llevan toda la vida cantando jotas. Desde hace unos años, cada 30 de abril, a las doce de la noche, hacen los honores con los mayos. Les acompañan los músicos que, según el año, son contratados para la ocasión. No hay sorteo, pero siempre hay alguien a quien cantarle. Habitualmente, los mayos cantan a parejas que se han casado o se van a casar ese año. Se ha mantenido el canto a la Virgen de la de la Esperanza, en la iglesia del pueblo.

Entre la tradición y el atractivo turístico

Con los años, los mayos han ido ganando protagonismo por su atractivo turístico y atraen a la Sierra de Albarracín a personas de otras localidades como espectadores. Por su popularidad, Albarracín es una de las localidades que más interés suscita. Por este motivo, y también por adaptación a una sociedad más moderna, los mayos se orientan más al público y ya no tanto a los mozos y mozas como antaño.

Como en otras localidades de la zona, en Albarracín no se organizan ya los sorteos y la rondalla canta a parejas que, como en Gea, se casan ese año o a otras que lo piden expresamente. Sí se ha mantenido con rigurosidad la fecha del 30 de abril, cuando a las doce de la noche, los miembros de la Rondalla de Albarracín rondan las calles y cantan los mayos en la iglesia, como dicta la tradición. Después, se ofrece una actuación en la plaza, donde se incorporan al grupo las integrantes femeninas de la rondalla que, durante los mayos no intervienen para mantener la tradición de los mozos. […]

Además de las localidades citadas, los mayos de la Sierra de Albarracín se cantan también en Bronchales, Guadalaviar, Jabaloyas, Noguera de Albarracín, Royuela y Torres de Albarracín.

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