Ahora va a ser que no perdimos Cuba
(...¡La habíamos vendido antes! Leído en un artículo de monarquia confidencial el pasado 22 de febrero. Le da otro significado a lo de estar vendidos, ¿verdad?)
La isla de Cuba, que teóricamente se perdió en 1898 con la derrota de las tropas españolas a manos de las norteamericanas, en realidad había sido vendida a Washington veinte años antes por el general Prim. Así se comprueba en la documentación localizada por el historiador Ángel Luis López en el archivo privado de Isabel II (en la imagen), donde se guarda el documento que acredita la venta.
En el riquísimo archivo privado de la reina Isabel II se conserva un documento en el que se manifiesta, por vía de un testigo llamado M. Trement, de Ginebra (Suiza), que intermedió entre el embajador de EEUU en París y el general español Juan Prim y Prats, el 4 de agosto de 1866, que dicho general estba interesado, por necesidad de dinero, de ceder o vender la isla de Cuba a los Estados Unidos de América.
El mismo testigo da a conocer que, según dicho embajador, el gobierno de EEUU, en la fecha citada, habría enviado a la insurrección cubana “once millones de reales” para que los independentistas actuasen contra España, aunque la mano ejecutoria escondida era, como se ve, Estados Unidos.
Enviada dicha información al embajador de España en París, éste, de manera inmediata, remitió al ministerio de Estado (hoy Asuntos Exteriores) el siguiente mensaje :
Embajada de España en París. N.621.Reservado
“Excelentísimo Señor:
Muy Sr. mío: por un conducto que es para mí el mas autorizado, he recibido la importante comunicación que original remito a V.E. adjunta. Este papel me ha sido entregado confidencialmente y con la mayor reserva, indicándoseme diese a V.E. conocimiento de su contenido en iguales términos. V.E. apreciará la gravedad del aviso que contiene. Al transmitirlo a V.E. creo oportuno manifestarle que Mr. Bigelow nombrado en él, es el Ministro plenipotenciario de los Estados Unidos, en esa capital. Dios guarde...
París, 9 de agosto de 1866. Excmo. Sr. Besa la mano de su Excelencia, su atento seguro servidor, Gaspar Muro : Excelentísimo Señor Ministro de Estado.”.
Etiquetas: Pequeñas historias de la Historia
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