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miércoles, septiembre 8

Los Rothschild, un histórico a prueba de crisis

(Un artículo de Javier G. Gallego en el suplemento económico de El Mundo del 30 de mayo)

Cuando Mayer Amschel Rothschild estableció en 1760 un pequeño comercio de cambio de monedas y billetes en Francfort, la banca que entonces se conocía tenía muy poco que ver con la de ahora. Y sin embargo, el mismo espíritu que este joven emprendedor estampó en su negocio ha perdurado durante casi tres siglos hasta convertirse hoy en uno de los mayores símbolos de excelencia que se conocen en el ámbito financiero.

Los Rothschild son mucho más que un banco. Representan más bien un modo muy particular de ejercer la profesión, vinculada siempre a la familia y a unos valores. A lo que ellos llaman "el capitalismo familiar", edificado sobre tres pilares: Concordia, Integritas, Industria. Estas tres palabras -el lema de la familia- representan el sentido colectivo por encima del individual, la ética y el respeto por el trabajo y los clientes.

Hoy en día la herencia de Mayer Amschel Rothschild se extiende por más de 20 países y emplea a casi 5.000 personas en todo el mundo. Aún así, a través de estos 250 años de historia las transformaciones que ha sufrido el grupo han sido numerosas. Tanto que ni siquiera ahora puede hablarse de un único banco Rothschild. En realidad, actualmente conviven dos grupos con el mismo apellido que, salvo por tener un pasado común, operan de manera prácticamente independiente. Se trata del grupo Edmond de Rothschild, con sede en Ginebra y especializado en la gestión de patrimonios y activos, y el Banco Rothschild & Cie, localizado en París y con fuerte presencia en la banca de inversión.

Pero hasta llegar a la formación actual, los Rothschild han atravesado muchos otros cambios e hitos históricos. Por ejemplo la extraordinaria actividad que desarrolló el hijo del fundador, Nathan, desde Inglaterra, con emisiones de bonos para ayudar a los gobiernos a recaudar financiación. De hecho, fue el negocio de este banquero, que se prolongó durante más de un siglo, el que ayudó al gobierno británico a vencer a las tropas napoleónicas en la batalla de Waterloo, en 1815. Tras la victoria, este banquero amasó una gran fortuna en la Bolsa de Londres.

Aquella actividad supuso uno de los primeros contactos entre los Rothschild y España, según destaca Miguel Ángel López-Morell, profesor de historia económica de la Universidad de Murcia y autor del libro La casa Rothschild en España. "Los Rothschild han sido, con diferencia, los mayores inversores de la historia de España. Llegaron a nuestro país para financiar el ejército de Wellington en la Península, en plena guerra de la Independencia. Desde entonces se convirtieron en los mayores financiadores de gobiernos de todos los colores, abasteciendo a lo largo de medio siglo al Banco de España y a la Casa de la Moneda del oro y la plata que sustentaban la circulación de la peseta", explica este investigador.

La actividad financiera de los cinco descendientes de Mayer Amschel se consolidó a lo largo del siglo XIX por toda Europa, especialmente con la financiación de obras públicas y de ingeniería al calor de la revolución industrial.

En España fueron los mayores inversores ferroviarios del país y construyeron buena parte de la red que confluía en la estación de Atocha. También controlaron dos gigantes mineros: Peñarroya y Rio Tinto, que dominaron durante décadas los mercados mundiales de cobre, azufre y plomo, recuerda López-Morell.

En 1835 Salomón, el hijo mediano de Mayer Amschel, ubicado en Viena, financió la construcción del primer ferrocarril en el imperio austriaco, mientras que James, desde París, hizo lo propio en Francia. Tal vez el hito más importante dentro de este segmento tuvo lugar en 1875, cuando Lionel Rothschild, hijo de Nathan, recaudó fondos para que el gobierno británico pudiese recomprar una participación significativa en el Canal de Suez, asegurando su dominio sobre Egipto.

A través de seis generaciones, esta familia se ha convertido en una suerte de últimos mohicanos de la banca, un ejemplo único de supervivencia dentro de un sector muy competitivo en el que priman las grandes corporaciones. Desde el punto de vista de la empresa familiar es también un caso insólito, puesto que han sobrevivido en el negocio a lo largo de siete generaciones sin perder el control.

Así se ha llegado hasta la estructura actual, conformada por dos grandes grupos con presencia internacional y presididos por dos primos lejanos, David y Benjamín.

El grupo Edmond de Rothschild, con sede en Ginebra, está presidido por el barón Benjamín de Rothschild. Su actividad principal es la gestión de patrimonios, el asesoramiento y la gestión de activos. Aunque en realidad las ramas de negocio del grupo se extienden por sectores tan variopintos como la viticultura -es uno de los propietarios de, entre otros, el prestigioso Château Lafite-, el turismo y la vela.

Los orígenes de esta entidad proceden de la rama francesa de la familia, que con el paso del tiempo ha ido ganando peso hasta conformar el grueso del legado Rothschild en la actualidad. La estructura bancaria de este holding se divide en dos ramas principales. Por un lado, Banque Privée Edmond de Rothschild, especializado en la gestión de patrimonios. Por otro, La Compagnie Financière, con sede en París y dedicada a la gestión de archivos a través de diferentes instituciones de inversión.

En España, Antonio Salgado es el director general de Banque Privée Edmond de Rothschild Europe. En su opinión, lo que diferencia a esta compañía del resto de competidores son los valores que la propia familia ha ido imprimiendo al grupo generación tras generación. "Nuestra actividad está siempre basada en una relación de confianza a largo plazo con los clientes. El objetivo primordial es siempre la preservación de capital, no nos guiamos por la búsqueda de altos rendimientos en poco tiempo".

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La otra pata del grupo es la gestora, también con una reciente penetración en España. [...] Esta compañía cuenta con activos gestionados por valor de 8.000 millones de euros y comercializa 16 fondos en España.

El otro grupo que conforma actualmente esta gran familia de banqueros es Banco Rothschild & Cie, especialista en banca de inversión y también con una significativa presencia en España. Esta empresa terminó de perfilarse en 2003, cuando la rama francesa se fusiona con MN & Sons, la parte inglesa de los Rothschild y descendiente directa de Nathan, hijo del fundador.

Estos dos grupos conforman la última saga de los Rothschild en todo el mundo, con un modelo bancario que se ha consagrado como una garantía de éxito ante el paso de los siglos... y de las crisis.

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