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miércoles, septiembre 5

Una aventura inédita de Julio Verne II

El enigmático personaje Kaw-Djer es, como el capitán Nemo, un solitario que ama el mar y se ha escondido en los confines del mundo, en un paraíso de libertad. Lleva una existencia misteriosa entre los indígenas, a quienes cura con sus conocimientos médicos. Pero no es un iluminado ni un apóstol, su credo se resume en la fórmula "ni Dios, ni amo". Así lo describe Verne: "Un alma indómita que no toleraba ninguna autoridad, incapaz para la obediencia, refractario a todas las leyes". Como tantos héroes de Verne, ha salido de una casta social privilegiada, pero su identidad no se revela jamás. Sólo sabemos que tiene un pasado de sueños truncados.

Un día, desde los acantilados del Cabo de Hornos, oye la señal de socorro de un buque que naufraga. Con su amigo el indio Karroly, aborda el barco y salva a sus 900 pasajeros, que emigraban a África. Aunque se niega a gobernar sobre ellos, cuando en la colonia brotan las disputas por el poder, Kaw-Djer se convierte  a su pesar en líder de una nueva ciudad llamada Liberia. Intenta construir una comunidad feliz, una utopía, pero el descubrimiento de oro dará al traste con sus ideales de inventar un mundo nuevo en Magallania, un archipiélago entre el Atlántico y el Pacífico, en la punta sur de América.

Verne, un señorde orden que había abominado de la Comuna de París, aprovecha la novela para refutar la viabilidad del anarquismo. Eran los años de la propaganda por el hecho, de los asesinatos anarquistas del zar Alejandro II y del presidente francés Sidi Carnot, de las bombas y los apuñalamientos. La acción directa hacia un mundo sin amo ni Dios estaba de moda y el autor se aplica a impugnar el comunismo de Saint-Simon, Marx o Proudhon, aunque reconoce las buenas intenciones de esos utopistas que "han extendido sus ideas por la pluma o la palabra; no han sustituido los libros por las bombas".
 
Su hijo, sin embargo, ve con simpatía las ideas libertarias. Nunca se había llevado bien con su padre, que incluso llegó a internarlo en un manicomio, de manera que, muerto el padre, Michel lo remató haciéndole firmar lo que nunca había escrito. Michel no sólo crea un numeroso elenco de personajes, sino que altera completamente el personaje de Kaw-Djer. En su versión, el héroe no renuncia a sus ideas anarquistas y escoge morir solo en una roca; en el manuscrito original Kaw-Djer experimenta una gran transformación. Si al principio de la novela se pregunta, "¿por qué un Dios cuando es suficiente ser un hombre para hacer el bien?", poco a poco se abre a la trascendencia mística. Del anarquista ateo del principio, nada queda al final... 

El protagonista Kaw-Djer está inspirado en un personaje real, el archiduque Johann Salvator de Austria-Toscana, misteriosamente desaparecido en la Patagonia en 1890. Verne lo imagina secretamente retirado en el fin del mundo. Johann Salvator era uno de los hijos del gran duque Leopoldo II, criado en la corte de  Austria. Brillaba en todos los asuntos (literatura, arte, música, caza, las mujeres...).

A los 29 años era general en jefe del segundo cuerpo del Ejército, pero debía su grado a su condición de archiduque y él abominaba de los privilegios de casta. Publicó un panfleto en el que se atrevía a atacar lo que llamaba ''la arrogancia del comandante supremo", o sea, del emperador. Estalló el escándalo. Se le retiró su grado, su lustre, sus dignidades. El emperador ordenó la destrucción del panfleto y el destierro de su autor. Salvator abandonó Europa y emprendió la exploración dela Tierra del Fuego. En 1890 lo dieron por desaparecido en un naufragio en el Cabo de Hornos, la Magallania en la que Julio Verne sitúa a Kaw-Djer.