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viernes, enero 4

El almanaque de Gotha: la guía de la realeza II

(Sigue)



Por último, en la tercera parte figuraban casas principescas no soberanas, especialmente de Alemania y Austria-Hungría, y casas ducales y principescas del Reino Unido, Francia, Italia, Polonia, España, Rusia, Bélgica y otros países. De España figuraron pocas familias porque -con ese característico autoaislamiento peninsular- no enviaban la información. Ramas procedentes de matrimonios desiguales de príncipes de la primera parte eran condenadas a figurar en la tercera. Aunque ésta crecía sin cesar, el Gotha continuó siendo el símbolo de la Europa coronada, y a través de sus páginas, además de datos, títulos y fechas, se traslucían misterios, tragedias y escándalos.
 
Esta delimitación en tres partes marcaba precedencias en el ceremonial de las cortes. Aunque anterior al Gotha, durante la coronación del emperador Carlos VI -el archiduque Carlos, pretendiente a la Corona de España- un conde de Nassau oyó a un príncipe reclamando tener precedencia sobre él, a lo que Nassau dijo: "Debería saber, señor, que un príncipe como usted va después de condes como yo". 

A través del Gotha muchos príncipes conocían parentescos que ni sospechaban. En una carta, la marquesa de Sevigné cuenta cómo la princesa de Tarento, emparentada con todo el sacro imperio, se ponía de luto siempre que moría alguien del Gotha. Un día la marquesa la vio vestida de claro y le dijo: "Me alegra ver, señora, que Europa goza de buena salud". En otra ocasión, la princesa Alice, condesa de Athlone, observó que en las recepciones de la corte imperial de Berlín las altezas reales eran presentadas a los emperadores antes que el resto de príncipes. Alice vio cómo su prima la princesa Pauline de Württemberg, alteza real perteneciente a la parte I del Gotha, estaba furiosa al ser separada de su esposo, un príncipe de Wied, alteza serenísima de la parte II del Gotha. Nunca regresó a la corte. Alice, en cambio, cuyo padre era hijo de la reina Victoria de Inglaterra, pero que estaba casada con el príncipe Alexander de Teck, hermano de la reina Mary, perteneciente a la tercera parte del Gotha, encontraba cómicas estas situaciones de las que solía mofarse. Desde 1870, tras la victoria de Prusia sobre Francia, las partes II y III incluyeron muchas familias alemanas, en una especie de triunfalismo pangermánico, relegando a la III a familias de alta nobleza británicas, españolas, portuguesas, italianas o escandinavas. Por el contrario, numerosas familias alemanas de la alta nobleza, pero con escaso poder e influencia ganaron mayores opciones a emparentarse con dinastías reinantes de Europa gracias a su inclusión en la parte II. La hija de un príncipe de Croy o de un conde Erbach podía convertirse en emperatriz de Austria o en reina de Baviera, pero no la hija de familias tan antiguas y distinguidas como los príncipes de Beauffremont o los duques de Marlborough. 

En la edición de 1876 se unificaron las partes II y III, lo que elevó a las antiguas familias condales del sacro imperio al nivel de las casas principescas. En la de1877 la parte II fue dividida en A y B: todas las casas mediatizadas, condales o principescas, estaban en la A, mientras que los príncipes no alemanes y las familias no mediatizadas del sacro imperio se colocaron en la B. Eso creó una ilusión de que los príncipes mediatizados alemanes eran de mayor rango que los no alemanes, ilusión reforzada en 1890 cuando el almanaque redenominó la sección IIA pasándola a II y la IIB convirtiéndola en III. 

De España sólo fueron incluidas en la parte III del Gotha las casas de Alba, Fernán-Núñez, Frías, Medinaceli, Osuna, Santa Elena, Santo Mauro, Sevilla, Villahermosa, Marchena, Dúrcal y Ansola, omitidas luego en la reedición de John Kennedy. Aunque generalmente todos los que están son, no todos los que son están. Así, algunas familias como los georgianos príncipes Bagration, varios de cuyos miembros han vivido en España, no figuran. La actual jefe de la casa imperial de Rusia, la gran duquesa María Wladimirovna, es hija de una Bagration. Si se aplicaran los criterios del Gotha, ninguno de los varones Romanov sería dinasta.