Los peligros de la confianza
(La columna de Pablo Rodriguez Suanzes en El Mundo del 6 de
noviembre de 2011)
Hace unos días, Daniel Kahneman, psicólogo y Nobel
de Economía en 2002, publicó Sin parpadear. Los
peligros
de
la
confianza, un artículo muy provocador. En
él
explica que hace años realizó un experimento examinando los resultados de 25 asesores
bursátiles a lo largo de ocho años. El bonus de
estos dependía de sus ganancias. Y ellos estaban muy satisfechos. Su conclusión,
sin embargo, es que los resultados dependían de la suerte y no de sus
habilidades. La idea de que en Bolsa se acierta tanto como si los valores los escogiese
un mono tirando dardos no es nueva. De hecho, Manuel del Pozo recuerda que Expansión
hizo
ese mismo experimento con el mono Berlín. Y el resultado fue humillante para
los analistas (goo.gl/d26wz).
El fantástico artículo de Kahneman desmonta varias
falacias cognitivas muy arraigadas. En su último libro explica que si bien
pensamos de forma intuitiva, reactiva y rápida, la toma de decisiones es
metódica lenta y racional. También destaca, como adelantó en una célebre charla,
cómo el yo que tiene experiencias y el
yo que recuerda perciben la felicidad
de manera diferente (on.ted.com/9sdk). Ideas, como dice con satisfacción Maria
Popova en Brain Picking: opuestas en todo a
Gladwell. Es decir, «rigurosidad, humildad y sin grandes ideas artificiales».
Antonio L. Manzanero,
profesor de Psicología de la Complutense de Madrid, aporta una interesante bibliografía
en su blog para profundizar sobre el «recuerdo del dolor» (goo.gl/zr1e7). La
forma de entender el pasado y el presente cambia con los tiempos. Martin
Lindstrom
asegura, por ejemplo, que un niño norteamericano de tres años es capaz de
reconocer hasta 100 marcas diferentes. E incluso antes. (goo.gl/QqkGT). Cada influencia
marca la personalidad y el carácter.
Etiquetas: Economía para curiosos
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