Haircuts, quitas y recortes
(La columna de Pablo Rodriguez Suanzes publicada en El
Mundo del 30 de octubre de 2011)
[…] ¿Es correcto traducir por
quita el término inglés de haircut (corte de pelo)? Manuel Conthe cree que
no. «La traducción de ese término, cuando se aplica a valoraciones contables,
debe ser recorte
(de
valoración), término preferible a descuento», por el significado financiero que
tiene (expansion.com/blogs/conthe).
No es la primera vez que el haircut, quita o recorte está de moda.
Hace unos años el Banco Central Europeo lo popularizó. Pero, ¿desde cuándo
se utiliza de forma regular? Olaf Storbeck explica que «el primer economista que
usó la expresión en la American
Economic Review (www.aeaweb.org/aer)
fue Herbert Bear, investigador de la Reserva Federal de Chicago. Y no lo hizo hasta
nada menos que 1989 (http://economicsintelligence.com/). La expresión tardó
en cuajar, y, por ejemplo, The Economist no la utilizó hasta 15 años después,
en medio de la crisis económica Argentina (www.economist.com).
¿Qué nos dice la historia sobre
el efecto de haircuts
anteriores?
Desde hace unos años, la biblia sobre quiebras es Esta vez es diferente,
un
libro de Ken Rogoff y Carmen Reinhart que estudia impagos a lo largo de ocho
siglos. El consenso dice que el inversor no es rencoroso y los costes de financiación
no se disparan tras una quita. Pero un reciente trabajo de Juan Cruces y C.
Trebesch (http://goo.gl/bk9J7) asegura, con 180 casos en 68 países (entre 1970
y 2010) lo opuesto: los inversores tienen «memoria de elefante» y no olvidan
fácilmente una quita. Y menos si es grande.
Etiquetas: Economía para curiosos
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