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domingo, diciembre 9

Trébedes



(Parte del mismo artículo de ayer, pero centrándose en la etimología de la palabra trébedes)

Por último, en el mismo ámbito de lo culinario, pero alusivo en este caso no aun manjar sino a un utensilio de cocina, es pertinente referirse al doble y a primera vista dispar significado del término trébedes/trébede.  La primera forma, en plural, procede de purísima estirpe latina: tripes,-edis, “que tiene tres pies". Con el significado de “aro o triángulo de hierro con tres pies que sirve para poner al fuego sartenes o peroles, etc." (DRAE 22,ª edición, 2001). Era un utensilio imprescindible en los hogares tradicionales, cuando la fuente de energía era la leña o el carbón. En la actualidad se encuentra manifiestamente en desuso y resulta incompatible con las modernas cocinas de gas o electricidad.

Esta forma que glosamos contempla la variante trebes y sobre ella las diatópicas o geográficas: estrebes/ estreves en zonas andaluzas, estreldes en áreas de tradición léxica asturleonesas, y estreudes en regiones con fuerte impronta navarroaragonesa. Sería prolijo explicar la evolución de cada una de estas palabras, sin embargo, al tratar la forma popular dialectal andaluza estrebes/estreves, más cercana, procede hacer un ejercicio de aproximación a la génesis de ambos términos: La forma latina tripedes, con acento en la primera sílaba, y como es habitual en el cambio al castellano, la consonante sorda p sonoriza en b; lupus>lobo; de ahí trébedes.

Según Menéndez Pidal, la consonante sonora d, al ir en una sílaba postónica y pasar en el período del latín vulgar de dental a fricativa, vacila mucho su permanencia; en algunos casos se conserva, como en sudar de sudare, mientras en otros desaparece como en pies de pedes, (Orígenes del español, 1976). Debido a estos cambios el vocablo nuevo sería trebes. La última mutación se produce al colocar delante el artículo las (trebes), y sobre este conjunto sintáctico de artículo más sustantivo, por un procedimiento eufónico que brota de la fonética sintáctica (para mejor comprensión, similar a la Iiaçon francesa), se genera la sílaba nueva(es) -protética-, que se antepone a trebes,' y así llegaríamos al término estrebes/estreves, escrito indistintamente con b o v por falta aún de fijación de la grafía de este sonido.

Trébedes es la habitual en la lengua escrita: así figura en el Libro de Apolonio, en Covarrubias, en Autoridades, en Cervantes, en la Pragmática de tasación (1680), en Pedro Antonio de Alarcón, en Pardo Bazán, en Galdós, en Valle Inclán, en Azorín y en las doce ediciones del diccionario de la RAE anteriores a 1899. Es en ésta de fines del XIX hasta la actual cuando se registra una nueva acepción en singular trébede, para designar algo bien distinto: “habitación, o parte de ella, que a modo de hipocausto se calienta con paja"; se trata pues, de un habitáculo caldeado por un horno debajo del pavimento.

El nombre le viene de la llamada cocina de trébede, propia para mitigar los fríos en los duros inviernos castellanos, que se diseñaba levantando una pequeña superficie del espacio total de la habitación, bajo la cual se cocinaba con las trébedes, de manera tal que el propio calor de la cocción servía para calentar la superficie elevada y amueblada con enseres domésticos: mesa, sillas, algún banco, etc. para el uso confortable de sus moradores. La hipótesis de este uso en singular, la trébede, la habitación así calentada, podría explicarse por extensión del término trébedes, al designar un recinto, un espacio, en singular, lejos ya del utensilio con tres pies que dio lugar al plural del término.

Sin embargo, varios diccionarios de uso como el María Moliner, el Seco y el Panhispánico de dudas, todos ellos de la segunda mitad del siglo XX, recogen la forma en singular, trébede, para referirse al aro con tres patas, probablemente por influencia de la segunda acepción.

Cabe concluir que tanto por su fidelidad a la etimología latina y aval de uso en la amplia nómina de escritores de todas las épocas como por las definiciones lexicográficas habidas hasta la actualidad, la posición de la RAE es inequívoca: el término trébedes queda reservado para designar el reiterado trebejo de cocina.

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