Neuroeconomía
(La
columna de Pablo Rodriguez Suanzes en El Mundo del 4 de diciembre de 2011)
Kissinger dijo que “las peleas
en el mundo académico son feroces porque lo que está en juego es muy poco”,
pero
la
disputa
entre la racionalidad y la irracionalidad de los agentes económicos tiene consecuencias
prácticas: los keynesianos (centroizquierda) defienden la primera de las opciones,
y los economistas clásicos y neoclásicos (centro y derecha),
la
segunda.
Ahora, la
Neuroeconomía,
que
analiza las decisiones económicas desde el punto de vista
neurológico,
ha
entrado
en liza.
El
principal centro de estudio de la Neuroeconomía está en la Universidad de Nueva
York (http://www.cns.nyu.edu/~glimcher/).
En principio, todo lo que
sea subjetivo agrada a los keynesianos, ya que
reivindica la frase de su santo patrón de los «espíritus
animales»
que mueven las decisiones económicas. Keynes, encima,
admiraba a Freud. Así, Robert Schiller; de Yale,
ha elogiado el libro Neuroeconomics, de Paul Glimcher
(Oxford University Press), ya que cuestiona
el significado de utilidad para el cerebro, sobre todo en situaciones de
incertidumbre. Elinor Ostrom, que ganó el Nobel de
Economía en 2009 pero es politóloga, es una precursora de la neuroeconomía.
Estos estudios encajan perfectamente en el
keynesianismo, que rompe con la tradición de muchos economistas de encajar a martillazos
en la Economía una Física de Newton en lugar del principio de incertidumbre,
como afirma el biógrafo de Keynes, Robert Skidelsky (http://www.skidelskyr.com/).
En otras palabras: hacen falta más psicólogos e historiadores y menos estadísticos
y matemáticos en Economía. Un ejemplo: para entender la crisis de la eurozona, hay
que mirar a la reunificación alemana (http://politikon.es).
Etiquetas: Economía para curiosos
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