Héroes y villanos olvidados
(Un artículo de Fátima Uríbarri en la
revista Época del 1 de agosto de 2010)
Hay episodios de la Historia que
han pasado a lo largo de los siglos casi inadvertidos, por haber transcurrido
en lugares remotos, por no haber dejado apenas huellas documentales o porque
pocos se han preocupado de que trasciendan. Joseph Cummins recoge en el libro Grandes Episodios desconocidos de la
Historia (Planeta) 28 acontecimientos protagonizados por reyes,
exploradores, asesinos, rebeldes, geógrafos, soldados, médicos... Se trata de
gente como Subotai, estratega de Gengis Khan; Rabban Sauma, viajero chino que
en el siglo XIII atravesó Asia y Europa, desde el corazón de Mongolia hasta la
costa atlántica de Francia, como un Marco Polo de recorrido inverso; Roger
Williams, el pastor puritano inglés que se convirtió en padre de las libertades
civiles americanas; Soghomon Tehlirian, el asesino del ministro del Interior
del imperio Otomano que fue uno de los responsables de la matanza de un millón
de armenios o William Beebe y Otis Barton, naturalistas, inventores de la
batisfera con la que lograron sumergirse en 134 hasta 923 metros de
profundidad. Todos protagonizan hechos memorables.
El
rey leproso
Balduino IV de
Jerusalén (1.161-1.185) padeció lepra desde los 13 años. Fue un monarca
valiente y astuto, vencedor de grandes batallas frente a Saladino. Casi ciego y
mutilado, cubría su rostro con una máscara de plata y cabalgaba sosteniéndose
sólo con las piernas, o lideraba el campo de batalla desde una litera. Se ganó
el respeto de los suyos y el de sus enemigos.
Explorador
del Ártico
Vitus Bering (1681
-1741) fue el explorador danés que encabezó dos grandes expediciones; en la
primera recorrió 10.000 kilómetros en tres años, cruzó montes Urales, atravesó
Siberia, construyó un barco y con él descubrió que no había un puente que
uniera Rusia y Norteamérica. En su segundo viaje invirtió cuatro años de
penalidades por tierra y por mar, con ciénagas, escorbuto y tempestades. Fue
crucial en esta segunda epopeya la participación de Georg StelIer, naturalista
y médico alemán que fue el primer científico en estudiar la fauna y flora
norteamericanas. Steller tuvo que soportar las burlas de la tripulación porque
se empeñaba en que tomaran hierbas y hojas para no contraer el escorbuto (había
observado que los indígenas lo hacían): sólo Bering le prestó atención. El
explorador danés murió, según consta en el diario de Steller, "de hambre,
frío, sed, bichos y pena". Los rusos tardaron décadas en reconocer sus
proezas porque era extranjero. Menos mal que un mar y un estrecho nos recuerdan
sus hazañas.
Un yanqui preside Nicaragua
El norteamericano
William Walker (1824-1860) fue periodista, médico, abogado, político,
aventurero, filibustero y presidente de Nicaragua. Fue uno de los adalides del
filibusterismo, un fiel creyente de que era justo invadir y tomar otros países
para convertirlos en satélites de EEUU o para desangrarlos y enriquecerse uno
mismo. Protagonizó mil peripecias, reclutó miniejércitos para apoderarse de
tierras ajenas, pero a la presidencia de Nicaragua llegó amañando unas
elecciones. Una de sus primeras decisiones fue legalizar la esclavitud. Duró
menos de un año: fue derrocado por un grupo de rebeldes patrocinados por el
millonario Cornelius Vanderbilt. A Walker lo fusilaron en Honduras.
Nazis en El Tibet
Heinrich Himmler pensaba que los arios
eran una raza de guerreros de piel clara que existió en el Himalaya. Eran
supervivientes de salvajes inundaciones y heladas, hombres con superpoderes. El
Tibet fascinaba a los nazis: creían que allí estaban sus raíces raciales. En
1939 una expedición liderada por el explorador Ernst Schäfer entró en la ciudad
prohibida de Lhasa. Fue una aventura disparatada.
Enemigo de los negreros
El británico Thomas Clarkson (1760-1846)
iba para clérigo, pero la redacción de un trabajo universitario sobre la
esclavitud le decidió a cambiar de rumbo: fue uno de los líderes del movimiento
abolicionista británico. El germen de este grupo comenzó a reunirse en 1787 en
una imprenta donde redactaban panfletos en los que desvelaban verdades que los
ciudadanos británicos desconocían. La vida de un esclavo del Caribe era el peor
infierno: cuando se acabó la esclavitud en Norteamérica quedaron allí cuatro millones de
negros; cuando se erradicó en las Indias Occidentales británicas, sólo quedaban
670.000 esclavos de los más de dos millones que se habían importado.
Los abolicionistas lideraron boicots al
consumo de azúcar, manifestaciones, pancartas, denuncias... El 1 de agosto de 1838 el ParIamento otorgó
la emancipación a los esclavos del imperio.
Por qué el naranja es el color de Holanda
Guillermo I, príncipe de Orange,
también conocido como 'Guillermo el taciturno', fue el primer jefe de Estado asesinado
con un arma de fuego. Sucedió en 1583 y el que apretó el gatillo fue un
fanático llamado Baltasar Renard.
Ése fue el último giro
en una vida plagada de imprevistos. Guillermo nació en 1533 en Alemania, en el
seno de la familia de los Nassau, pero a los 11 años heredó Orange (una
posesión del imperio Habsburgo) de un tío suyo que murió sin hijos. De ahí
procedía su riqueza.
Guillermo sé crió en
la Corte de España, se hizo muy amigo de Felipe II y fue nombrado por éste miembro del Consejo de
Estado de Flandes. Pero Guillermo se fue apartando de la sombra española: no le
gustaban los desmanes del cardenal Granvela; le espantó la represión que llevó
a cabo el duque de Alba. Era un tipo indeciso, no se mojaba, no quería
enfrentarse a Felipe ni apoyarlo. Pero tuvo que tomar partido y se convirtió en
enemigo de España: Felipe II ofreció 25.000 coronas de oro por su cabeza. Para
los holandeses fue un líder unificador, el creador del Estado independiente de
las Provincias Unidas, un padre de la patria: el himno del país se llama
'Wilhemus' en su honor.
El naranja es el color
de la selección holandesa por el Orange de su linaje. Su nieto Guillermo se
convirtió en rey de Inglaterra (al casarse con la hija de Carlos I). El actual heredero de
Holanda será Guillermo IV.
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