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miércoles, diciembre 12

Héroes y villanos olvidados



(Un artículo de Fátima Uríbarri en la revista Época del 1 de agosto de 2010)
Hay episodios de la Historia que han pasado a lo largo de los siglos casi inadvertidos, por haber transcurrido en lugares remotos, por no haber dejado apenas huellas documentales o porque pocos se han preocupado de que trasciendan. Joseph Cummins recoge en el libro Grandes Episodios desconocidos de la Historia (Planeta) 28 acontecimientos protagonizados por reyes, exploradores, asesinos, rebeldes, geógrafos, soldados, médicos... Se trata de gente como Subotai, estratega de Gengis Khan; Rabban Sauma, viajero chino que en el siglo XIII atravesó Asia y Europa, desde el corazón de Mongolia hasta la costa atlántica de Francia, como un Marco Polo de recorrido inverso; Roger Williams, el pastor puritano inglés que se convirtió en padre de las libertades civiles americanas; Soghomon Tehlirian, el asesino del ministro del Interior del imperio Otomano que fue uno de los responsables de la matanza de un millón de armenios o William Beebe y Otis Barton, naturalistas, inventores de la batisfera con la que lograron sumergirse en 134 hasta 923 metros de profundidad. Todos protagonizan hechos memorables.

El rey leproso
Balduino IV de Jerusalén (1.161-1.185) padeció lepra desde los 13 años. Fue un monarca valiente y astuto, vencedor de grandes batallas frente a Saladino. Casi ciego y mutilado, cubría su rostro con una máscara de plata y cabalgaba sosteniéndose sólo con las piernas, o lideraba el campo de batalla desde una litera. Se ganó el respeto de los suyos y el de sus enemigos.

Explorador del Ártico
Vitus Bering (1681 -1741) fue el explorador danés que encabezó dos grandes expediciones; en la primera recorrió 10.000 kilómetros en tres años, cruzó montes Urales, atravesó Siberia, construyó un barco y con él descubrió que no había un puente que uniera Rusia y Norteamérica. En su segundo viaje invirtió cuatro años de penalidades por tierra y por mar, con ciénagas, escorbuto y tempestades. Fue crucial en esta segunda epopeya la participación de Georg StelIer, naturalista y médico alemán que fue el primer científico en estudiar la fauna y flora norteamericanas. Steller tuvo que soportar las burlas de la tripulación porque se empeñaba en que tomaran hierbas y hojas para no contraer el escorbuto (había observado que los indígenas lo hacían): sólo Bering le prestó atención. El explorador danés murió, según consta en el diario de Steller, "de hambre, frío, sed, bichos y pena". Los rusos tardaron décadas en reconocer sus proezas porque era extranjero. Menos mal que un mar y un estrecho nos recuerdan sus hazañas.

Un yanqui preside Nicaragua
El norteamericano William Walker (1824-1860) fue periodista, médico, abogado, político, aventurero, filibustero y presidente de Nicaragua. Fue uno de los adalides del filibusterismo, un fiel creyente de que era justo invadir y tomar otros países para convertirlos en satélites de EEUU o para desangrarlos y enriquecerse uno mismo. Protagonizó mil peripecias, reclutó miniejércitos para apoderarse de tierras ajenas, pero a la presidencia de Nicaragua llegó amañando unas elecciones. Una de sus primeras decisiones fue legalizar la esclavitud. Duró menos de un año: fue derrocado por un grupo de rebeldes patrocinados por el millonario Cornelius Vanderbilt. A Walker lo fusilaron en Honduras.

Nazis en El Tibet
Heinrich Himmler pensaba que los arios eran una raza de guerreros de piel clara que existió en el Himalaya. Eran supervivientes de salvajes inundaciones y heladas, hombres con superpoderes. El Tibet fascinaba a los nazis: creían que allí estaban sus raíces raciales. En 1939 una expedición liderada por el explorador Ernst Schäfer entró en la ciudad prohibida de Lhasa. Fue una aventura disparatada.

Enemigo de los negreros
El británico Thomas Clarkson (1760-1846) iba para clérigo, pero la redacción de un trabajo universitario sobre la esclavitud le decidió a cambiar de rumbo: fue uno de los líderes del movimiento abolicionista británico. El germen de este grupo comenzó a reunirse en 1787 en una imprenta donde redactaban panfletos en los que desvelaban verdades que los ciudadanos británicos desconocían. La vida de un esclavo del Caribe era el peor infierno: cuando se acabó la esclavitud en Norteamérica quedaron allí cuatro millones de negros; cuando se erradicó en las Indias Occidentales británicas, sólo quedaban 670.000 esclavos de los más de dos millones que se habían importado.

Los abolicionistas lideraron boicots al consumo de azúcar, manifestaciones, pancartas, denuncias... El 1 de agosto de 1838 el ParIamento otorgó la emancipación a los esclavos del imperio.

Por qué el naranja es el color de Holanda
Guillermo I, príncipe de Orange, también conocido como 'Guillermo el taciturno', fue el primer jefe de Estado asesinado con un arma de fuego. Sucedió en 1583 y el que apretó el gatillo fue un fanático llamado Baltasar Renard.

Ése fue el último giro en una vida plagada de imprevistos. Guillermo nació en 1533 en Alemania, en el seno de la familia de los Nassau, pero a los 11 años heredó Orange (una posesión del imperio Habsburgo) de un tío suyo que murió sin hijos. De ahí procedía su riqueza.

Guillermo sé crió en la Corte de España, se hizo muy amigo de Felipe II y fue nombrado por éste miembro del Consejo de Estado de Flandes. Pero Guillermo se fue apartando de la sombra española: no le gustaban los desmanes del cardenal Granvela; le espantó la represión que llevó a cabo el duque de Alba. Era un tipo indeciso, no se mojaba, no quería enfrentarse a Felipe ni apoyarlo. Pero tuvo que tomar partido y se convirtió en enemigo de España: Felipe II ofreció 25.000 coronas de oro por su cabeza. Para los holandeses fue un líder unificador, el creador del Estado independiente de las Provincias Unidas, un padre de la patria: el himno del país se llama 'Wilhemus' en su honor.

El naranja es el color de la selección holandesa por el Orange de su linaje. Su nieto Guillermo se convirtió en rey de Inglaterra (al casarse con la hija de Carlos I). El actual heredero de Holanda será Guillermo IV.